Muere a los 98 años Irena Sendler, la heroína que salvó la vida de 2.500 niños judíos

La Vanguardia
12-05-2008

Los sacaba de las formas más impensables y luego los ocultaba en familias católicas y conventos para evitar su traslado a los campos de concentración | Fue propuesta para recibir el premio Nóbel de la Paz en su última edición, que recayó en Al Gore

Irena Sendler falleció hoy a los 98 años dejando a Polonia huérfana de una de sus más grandes heroínas de la Segunda Guerra Mundial, cuando arriesgó su vida en la Varsovia ocupada para salvar de la muerte a 2.500 niños judíos ante las mismísimas narices de los soldados nazis.
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Mientras la figura del alemán Oscar Schindler es reconocida en todo el mundo como el salvador de mil judíos, Irena Sendler permaneció siempre como una heroína desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su país por algunos historiadores, ya que los años de régimen comunista relegaron su gesta al olvido.

Todo ello a pesar de que esta mujer fue la responsable de rescatar del gueto de Varsovia a 2.500 niños, que lograba sacar de las formas más impensables y que luego ocultaba en el seno de familias católicas y en conventos para evitar su traslado a los campos de concentración, donde les esperaba una muerte segura.

Desde hacía varios años Irena Sender arrastraba un delicado estado de salud que se agravó en los últimos meses y que la obligó a permanecer ingresada en un hospital hasta su fallecimiento, llorado en todo el mundo por sus "hijos supervivientes del Holocausto". Y es que la bravura de Sendler rozaba la inconsciencia, cuando rescataba ante las narices de los soldados nazis a los pequeños del gueto, escondidos entre la basura, en ataúdes o en cajas de herramientas.

Cuando se descubrió la trama, Irena Sendler fue brutalmente torturada por los alemanes e incluso condenada a muerte, aunque finalmente la resistencia logró rescatarla de manos de la Gestapo mientras era literalmente conducida al patíbulo.

A pesar de las torturas, los alemanes nunca descubrieron que enterrados bajo un manzano cercano a uno de sus cuarteles se escondían miles de botes de conserva con los nombres de los niños, sus nuevas identidades y las familias que los acogían.

Irena Sendler fue siempre una mujer de gran coraje, muy influida por su padre, un médico rural que murió cuando ella era sólo una niña y del que aprendió que a la gente se la divide en buenos y malos sólo por sus actos, no por sus posesiones materiales, y a ayudar siempre a quien lo necesitase.

Cuando Irena se hizo mayor, comenzó a trabajar en los servicios sociales del ayuntamiento de Varsovia, al tiempo que se unía al Partido Socialista Polaco, siempre con el afán por ayudar a pobres, huérfanos y ancianos tal y como le había enseñado su padre. Esta historia era desconocida para la opinión pública hasta que en 1999 unos estudiantes de un instituto de Kansas, en Estados Unidos, descubrieron gracias a un trabajo de clase que una polaca había salvado la vida de, nada más y nada menos, 2.500 niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

A partir de ese momento comenzaron los homenajes, el reconocimiento, las visitas oficiales y las condecoraciones, algo desconocido para la humilde trabajadora social de Varsovia, que siempre ocultó su gesta incluso a los más cercanos, en una mezcla de vergüenza y miedo.

El pasado año, la "madre del Holocausto", como también se la conocía, fue propuesta por el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, para recibir el premio Nobel de la Paz, que finalmente fue a parar al norteamericano Al Gore.

Hoy Hollywood prepara una película sobre la vida de esta mujer siguiendo el exitoso modelo de 'La lista de Schindler', el film dirigido por Steven Spielberg que obtuvo siete Oscar en 1993, y que seguro será la forma definitiva de que por fin el mundo conozca quién fue de verdad Irena Sendler.

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