«Las políticas neoliberales se impusieron en Latinoamérica antes que en ningún otro lugar»

Oriol Andrés y Manel Ros
Berria
Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
09/05/08

Entrevista a Tariq Ali, periodista, historiador y escritor paquistaní

Tariq Ali ha tenido como eje a Latinoamérica en su último libro; considera que allí se están activando los movimientos sociales y que ésos son el nuevo eje de esperanza.

Tariq Ali (Lahore, Pakistán, 1943) es el coeditor de la revista del Reino Unido New Left Review, periodista, historiador, escritor y director de cine. Estos días está presentando alrededor del mundo el libro Pirates of the Caribbean: Axis of Hope (Piratas del Caribe: el eje de la esperanza) y en el marco de esa gira ha venido a Barcelona (Países Catalanes). Ha escrito mucho sobre historia y política. Hoy día es una voz contra la economía neoliberal y la globalización. En la actualidad tiene como eje cómo está cambiando la sociedad de Venezuela y Bolivia y qué tipo de relaciones tienen estos dos países con Cuba. Ésos mismos conforman, a su juicio, el nuevo eje de la esperanza.

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En el libro dice que en Latinoamérica se están reavivando los movimientos contra el neoliberalismo. ¿Qué está ocurriendo exactamente?

Los movimientos sociales se han activado y todos son opositores acérrimos del capitalismo neoliberal. Hay movimientos de ese tipo en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, etc. En esos tres primeros países hay gobiernos de izquierda, y esos gobiernos están utilizando el Estado para desafiar a la economía liberal, si bien no todos con el mismo éxito. En cualquier caso, lo están haciendo y sólo eso ya es un cambio. No conviene tomar por mayor de lo que es la influencia económica y social de esos gobiernos, ya que su principal influencia es política.

¿Pero tienen también influencia económica?

Sí, la influencia es también económica, desde el punto de vista de que la gente más pobre de esos países ha votado por esos gobiernos. Eso es importante, pero tampoco podemos olvidar que la economía capitalista aún impera en todos esos países. El capitalismo no ha caído. La capacidad de intervención del Estado, eso es lo que han recuperado.

A su juicio, ¿por qué han surgido ahora esos gobiernos?

Las políticas neoliberales se impusieron en Latinoamérica antes que en ningún otro lugar. Aquél fue un gran laboratorio de experimentación para los Estados Unidos. Por eso han aparecido allí las consecuencias de esas medidas antes que en ningún otro lugar.

Antes ha dicho que el capitalismo no ha caído en esos países, y tiene a esos gobiernos por socialdemócratas de izquierda. ¿Por qué?

La capacidad de movilizar a la gente diferencia las reformas de esos países de la socialdemocracia. En esos países la dialéctica es entre la fuerza del gobierno y las movilizaciones. El reflujo de las movilizaciones trae problemas; por tanto, para que los gobiernos avancen hay un único modo: que la gente lo quiera. Ésa es una situación nueva, de todo punto interesante. La gente irá más allá si considera que está actuando a favor de sus intereses.

Ésa es la diferencia en comparación con las revoluciones del siglo xx, ya que en aquéllas había ruptura. En el mundo en que vivimos hoy esto es muy difícil. El único modo de que esos gobiernos avancen es controlar la economía y desafiar a los grandes capitales de esos países, pero no es nada fácil hacer eso directamente. Ahora lo que sucede es esto, que tienen el poder político, pero no el económico.

Ha hablado de la posibilidad de formar una federación bolivariana. En su opinión, ¿puede hacerse realmente?

La federación bolivariana es una idea de Chávez, surgida del éxito que ha tenido en Venezuela. Creo que puede hacerse, pero no será fácil. Han intentado empezar a trabajar conjuntamente; Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros pueden actuar conjuntamente. Venezuela y Bolivia están actuando en colaboración y Cuba envía millares de médicos a Venezuela. Ya están puestas las bases para la federación; si se lograra, sería muy beneficioso, ya que se convertiría en un lugar de gran capacidad de atracción. La cuestión dependerá de lo que ocurra en los próximos años.

En el libro también habla de Cuba. A pesar de defenderla, ha dicho que ha estado allí y que algunas cosas no le han gustado. ¿Qué vio y cuál es ahora la situación?

Después de la revolución Cuba se alineó con la Unión Soviética, y eso no me gustó. Eso le hizo daño a Cuba. Debería encontrarse la manera de debatir y combatir las carencias que hay en Cuba. La propia música cubana es así; es una cultura fervorosa, llena de vitalidad. No fue buena idea llevar a Cuba los fundamentos de una burocracia decadente, y así se hizo, por ejemplo, en el sistema de enseñanza: copiaron el sistema soviético de arriba abajo. Fidel dijo, al principio de la revolución, que, si se estaba a favor, podía decirse todo lo que se quisiera. El problema fue que a mucha gente partidaria de la revolución no se le dejó hablar ni escribir, y eso hizo daño a la revolución. Hay que estar allí mismo para poder decir a los conductores de la revolución: esto no va bien. Muchos defienden la revolución, pero no pueden decir nada.

Ahora mismo en Cuba hay que debatir qué hacer desde el punto de vista económico. No hay muchas opciones: el modelo chino, un partido que controla, y el capitalismo, venderse a los EEUU, o ver qué se puede hacer con Venezuela. Pero Cuba debe abrirse; no puede seguir con la estructura actual.

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