Con absoluto hermetismo negocian Israel y la ANP un posible acuerdo de paz desproporcionado

Telesur
15/01/08

Las partes acordaron mantener alejadas de la prensa, sus negociaciones sobre un tratado de paz desproporcionado en el que, según trascendió, los palestinos tendrán que conformarse con menos de la mitad del territorio que le asignó la ONU en 1948 y sin poder ver de regreso a los más de cuatro millones de palestinos refugiados que han huido de las agresiones israelíes a través de la historia.

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Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) iniciaron este lunes su primera ronda de negociaciones, destinadas a impulsar los acuerdos alcanzados el pasado mes de noviembre durante la Conferencia sobre Medio Oriente que se realizó en la ciudad estadounidense de Annapolis, Maryland (este), y que buscan alcanzar la paz entre dos naciones enfrentadas de hace más de 60 años.
La cita, encabezada por la jefa del equipo negociador de Israel, la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, y Ahmed Qurea, su interlocutor palestino y asesor del presidente de la ANP, Mahmud Abbas, transcurrió con total hermetismo.

Las partes acordaron este lunes, previo a la reunión que sostuvieron en un hotel de Jerusalén, mantener las negociaciones alejadas de la prensa, según explicó Livni poco antes de su encuentro con Qurea.

"La experiencia en el pasado prueba que las conversaciones mantenidas frente a las cámaras causan situaciones extremas, provocan declaraciones retorcidas y elevan las expectativas, decepciones y eventualmente la violencia", comentó.

"Si tuviera que elegir entre un gran titular diario y resultados, elijo lo segundo", añadió la canciller israelí.

El portavoz de Livni, Arye Mekel, confirmó tras la reunión de este lunes, que israelíes y palestinos "han comenzado a hablar sobre las cuestiones fundamentales", y se limitó a indicar que las partes tienen previsto reunirse una vez a la semana.

Por su parte, Saeb Erekat, miembro de la delegación palestina y asesor de Abbas, dijo que ambas partes acordaron no facilitar ningún tipo de información a los medios sobre las cuestiones abordadas en las negociaciones.

El presidente Abbas, líder de Al Fatal, segundo movimiento político palestino, precisó el domingo que los negociadores de las dos partes analizarían seis puntos, entre ellos el futuro de Jerusalén y de los asentamientos de Cisjordania, los refugiados y las fronteras del Estado palestino.

"Si llegamos a un acuerdo sobre estos asuntos, habrá tratado", afirmó Abás a un grupo de periodistas en la ciudad cisjordana de Ramala al anunciar el comienzo de la negociación de paz que se acordó en noviembre en la Conferencia de Annapolis (EEUU).

Acuerdo desproporcionado

El tratado al que se refiere Abbas, implicaría la creación de un Estado palestino que sólo seria "de mínimos", según se desprende de lo que adelantó el presidente Geprge W. Bush durante la gira que realiza a la región.

En su visita de la semana pasada a los territorios israelíes y palestinos, Bush circunscribió ese nuevo Estado independiente palestino a Jerusalén Oriental, Gaza y Cisjordania, que Israel ocupa militarmente desde 1967, tras la llamada"Guerra de los Seis Días".

Esos tres territorios suman en total 6 mil 200 kilómetros cuadrados, frente a los cerca de 15 mil del Estado árabe que, junto al israelí, la ONU diseñó en 1947 en una partición del antiguo Mandato británico de Palestina.

En 1947 la ONU aprobó el Plan de Partición de Palestina, que proponía su división en dos Estados, uno árabe y otro judío, otorgando la mayor parte a los sionistas.

A la comunidad judía, con alrededor de un 30 por ciento de la población que vivía en esos territorios se le adjudicó 55 por ciento del territorio, mientras que a los árabes, con una población mayoritaria del 67 por ciento, apenas se le atribuyó el 45 por ciento restante, partición que fue rechazada por los palestinos, pero que se aplicó contra su voluntad.

Por todo ello, el plan que actualmente negocian Israel y la ANP es rechazo por la gran mayoría de los palestinos y por los grupos de resistencia, como Hamas, principal fuerza política que ganó las elecciones legislativas de marzo de 2006 con más del 70 por ciento de respaldo.

Además, en el nuevo Estado palestino que se busca aprobar, y que tiene como plazo un año, permanecerían al menos tres grandes bloques de asentamientos judíos de Cisjordania, donde hay más de 200 mil colonos que ocupan ilegalmente los pocos territorios que Israel le ha dejado a los palestinos tras su ocupación.

Dentro del plan, planteado por el presidente estadounidense, sólo se prevé el retorno de una pequeña parte de los más de cuatro millones de palestinos refugiados en los países vecinos, mientras que el resto recibiría una compensación económica, algo que está muy por debajo de las peticiones de los palestinos para alcanzar la paz.

Los temas claves para la solución del conflicto, que exigen como mínimo los palestinos, son el retorno de todos los refugiados palestinos que han huido de las agresiones israelíes a través de la historia, no sólo por la vía militar, sino con el cierre de pasos fronterizos -que muchas veces impide a los palestinos acceder a hospitales-, los cortes de energía, el bloqueo económico, entre otros.

También es un tema clave la retirada de Israel de todos los territorios que mantiene ocupados desde la Guerra de los Seis Días, y la creación del Estado palestino, con Jerusalén como capital, condiciones estas que los israelíes se han negado a aceptar durante décadas.

En declaraciones al diario "Haaretz", el más influyente de Israel, una fuente oficial del Gobierno israelí -que el periódico no identificó-, dijo que tel Aviv dio su aprobación a la propuesta de Bush.

Pero la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha guardado silencio, debido a lo desproporcionado de la propuesta que rebaja de manera notable las tradicionales e inalienables reivindicaciones de un pueblo al que le han arrancado sus tierras.

Tal vez por ello, es que las partes han decidido mantener bajo perfil sus negociaciones, ya que por un lado, Israel deberá convencer a muchos de sus colonos, no a todos, a abandonar las tierras que le han arrancado a los palestinos, y por el otro, la ANP deberá afrontar la espinosa tarea de convencer al pueblo palestino de que se conforme con menos de la mitad del territorio que la comunidad internacional le ofreció hace sesenta años, y que la mayoría de los refugiados se queden en sus países de acogida.

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