Crecen los ataques de adolescentes a sus padres

La Vanguardia
24/12/07

Los expertos creen que hay unos 60.000 adolescentes que maltratan a sus familiares, pero sólo se denuncia el 10%

Un hijo maltratador puede causar un infierno en una familia; y casi siempre es la madre la principal víctima". Lo explica Teresa Gisbert, fiscal de Menores del Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV), ante un hecho que ella misma reconoce y que confirman los datos de la Fiscalía General del Estado: "Hay un alto incremento de denuncias por este tipo de violencia familiar protagonizada por adolescentes". Aunque no hay datos exactos sobre el maltrato, se calcula que en el 2006 hubo más de 6.000 denuncias de padres contra hijos. Pero estos sólo son casos graves, en los que generalmente se ha llegado a la violencia física. Los expertos - psicólogos y educadores consultados- creen que estos representan sólo el 10% de los casos de maltrato: hay, en este sentido, más de 60.000 adolescentes que torturan de diferentes maneras a sus progenitores.

[Comentario SDLT: Siga leyendo para enterarse de las explicaciones no tan exhaustivas que se dan para este fenómeno]


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Y alertan de la extensión "alarmante" de este fenómeno; al tiempo que denuncian la falta de recursos y medios para abordar el problema en los asuntos más graves. "Porque en el 90% de los casos la terapia de mediación familiar tiene éxito", señala José Miguel Bello, director del Centro San Vicente Ferrer de menores de Valencia.

El último caso conocido es el de la madre de dos adolescentes de 14 y 17 años que tuvo que solicitar la ayuda de agentes de la policía urbana de Gijón porque sus hijos se negaban a acudir al colegio y al insistir ella en que cumplieran con esa obligación, la agredieron, según informa el corresponsal Vicente González.

Las fiscal Teresa Gisbert advierte que "no se trata de que sea un fenómeno nuevo, sino que ahora la gente acude a la fiscalía como un recurso que antes no existía". Estas denuncias han descubierto un amplio abanico de modalidades de malos tratos, que en algunos casos llegan a poner en riesgo la vida de los padres o hermanos. Pero existen otros malos tratos como el insulto, el acoso, el robo de dinero, el abandono del hogar, la rotura de objetos, la conversión de la vivienda en un hotel donde se traen amigos a montar escándalo, la tortura psicológica (modalidad que se da más entre las jóvenes maltratadoras); modalidades que pueden desequilibrar a toda la familia.

Ocurre, además, que cuando los padres denuncian a su hijo, en un acto de profunda desesperación, muestran un enorme sentimiento de fracaso y de culpa. "Muchos vienen a la fiscalía para evitar que los otros hermanos sufran con el maltratador", apunta Gisbert.

Al respecto, existen dos teorías sobre los condicionantes que provocan que un joven llegue a ser un agresor dentro de casa. Javier Urra, psicólogo forense, ex defensor del menor y autor del libro El pequeño dictador,apunta a la dificultad de muchos padres para imponer su autoridad, para saber decir no cuando es necesario para modificar el natural egoísmo de los menores, para hacer comprender que hay una serie de obligaciones dentro de la casa y para educar en los valores.

[Comentario SDLT: Es posible que esta sea parte de la ecuación. No obstante, la psicología omite muy seguido la responsabilidad de los padres de educar a sus niños satisfaciendo sus necesidades primero. Muchas veces ocurre que la violencia no es más que una reacción ante la injusticia percibida desde la infancia, al sentirse rechazado, manipulado, delegado a uno objeto a extensión de sus padres, etc. ]

Vicente Garrido, doctor en psicología y autor de Los hijos tiranos, el síndrome del emperador,señala, bien al contrario, que "estos niños no son el producto de la permisividad de los padres; se trata de una cuestión del temperamento con el que nacen, una cualidad de su forma de ser innata".

[Comentario SDLT: ¿Dijo 'innato'? Tal vez se trate de casos de psicopatía, entonces. Pero claro, a la mayoría de la gente le cuesta siquiera concebir la posibilidad de que un miembro de su familia sea un psicópata. Sin embargo, no es nada raro. Para más información, le recomendamos el libro Sin Conciencia, de Robert Hare, y este artículo]

Añade este profesional, que lanzará en breve su nueva obra Antes que sea tarde, cómo prevenir la tiranía de los niños,que estos jóvenes se distinguen por su poca capacidad afectiva, un bajo sentido de la contención y "un deseo persistente por obtener propósitos, es decir, una hiperfocalización en sus propias metas egocéntricas".

[Comentario SDLT: Esas, por cierto, son algunas de las características de los psicópatas.]

Y concluye que "un niño malcriado puede ser un golfo, pero no ejercerá la amenaza, la extorsión y violencia crónicas que es la característica del síndrome del emperador". Gisbert, al respecto, no tiene dudas: "Para mí el problema está en la detección precoz, que puede realizarse con la colaboración de padres y educadores".

[Comentario SDTL: En otras palabras, aquí se podría ver la diferencia entre alguien con un trastorno narcisista de la personalidad y un psicópata, sólo que los autores parecen ignorarlo. En efecto, la detección precoz debería ser realizada mediante estudios clínicos.]

Junto a los factores psicológicos los expertos apuntan a los cambios de conducta en la sociedad. "Antes el mensaje social era de contención y de guardar respeto por las creencias y por los padres y maestros; hemos cometido el error de creer que la conciencia y el sentimiento de culpa era algo obsoleto, pero es en verdad la culpa la que nos hace humanos".

[Comentario SDLT: Siempre y cuando tengamos la capacidad de sentir culpa y empatía, cosa de la cual carecen los psicópatas.]

José Miguel Bello, que ha puesto en marcha en Valencia una Escuela de Padres, señala, que "hoy los padres dedican poco tiempo a los hijos por razones de trabajo y, al tener sentimiento de culpa por no estar con ellos, les consienten demasiado; la generosidad excesiva se ha convertido en un arma de doble filo". "A esto se suma que se han perdido pautas disciplinarias en las familias y profesores". Reconocen que las terapias, excepto en casos graves - especialmente en chavales con enfermedades psicológicas- tienen éxito. Y que la gente "debe saberlo para no perder nunca la esperanza", apunta Bello. "Hay que educar a los padres en la importancia del no", añade Gisbert. Es la clave.

[Comentario SDLT: Más que en la importancia del no, habría que educarlos acerca del narcisismo familiar, una disciplina poco estudiada en el mundo hispano. Las conductas de estos adolescentes pueden explicarse, ya sea mediante el concepto de psicopatía, o el de narcisismo. Todo dependerá de cada caso. Y si bien la sociedad es de gran incidencia en la mente de los adolescentes, la mayoría de la gente no comprende por qué ésta ha llegado a un punto tal de egoísmo, maldad y falta de empatía. Recomendamos fervientemente a nuestros lectores que se informen acerca de la Ponerología Política, el estudio del mal aplicado a fines políticos, con sus ramificaciones en toda la sociedad]

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