Trazan científicos de EU mapa de evolución humana
21/02/2008
LaJornada
París. Sumergiéndose en las profundidades del genoma humano, científicos estadunidenses trazaron uno de los mapas más detallados de la evolución del hombre, desde el momento en que salió de su cuna, Africa.
Dos estudios, publicados esta semana por la revista británica Nature revelan las diferencias genéticas que han marcado las distintas poblaciones del planeta, según su procedencia.
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El primero de ellos destaca cómo la diversidad genética se reduce a medida que los investigadores se alejan del continente africano.
Así, los descendientes de las gentes africanas presentan más variaciones en su genoma que los pueblos de Medio Oriente, y éstos a su vez son más diversos que los asiáticos o los europeos.
Para el Homo Sapiens que emigró hacia América por el estrecho de Bering, la diversidad es todavía menor.
De esta forma, se concluye que la diversidad se ha ido erosionado con el proceso migratorio.
La segunda investigación muestra cómo los americanos descendientes de europeos presentan más mutaciones potencialmente peligrosas en su ADN que los afroamericanos, un hallazgo que pone fin a un largo debate.
Los autores del estudio defienden por ello haber probado que todas las personas descendientes de europeos, y no sólo grupos geográficos aislados, experimentaron un “cuello de botella genético”, probablemente hace entre 30 mil y 100 mil años, cuando un pequeño grupo se instaló en la Europa actual.
Por este motivo, las combinaciones genéticas en Europa se habrían visto restringidas y las mutaciones dañinas habrían ido pasando de una generación a otra en vez de ser descartadas por el proceso evolutivo de la selección natural.
Ambas investigaciones vienen a contribuir de forma significativa en la comprensión del origen genético de las enfermedades y por qué algunas poblaciones -étnicas, geográficas o ambas-, parecen correr mayores riesgos de contraer determinados males que otras.
En el primer estudio, un grupo de investigadores dirigidos por Noah Rosenberg, de la Universidad de Michigan, y Andrew Singleton, del Instituto Nacional de Sanidad en Maryland, analizó el ADN de 485 personas procedentes de 29 poblaciones del planeta. En ellos, identificaron y compararon unos 500 mil marcadores, es decir, pequeñas variaciones del código genético.
“Ahora que tenemos la tecnología para estudiar miles e incluso centenares de miles de marcadores genéticos, podemos establecer los vínculos entre las poblaciones y las migraciones antiguas” con una precisión hasta hace poco imposible, subraya Rosenberg. Carlos Bustamante, de la Universidad Cornell de Nueva York y sus colegas, autores de la segunda investigación, trazaron la secuencia de más de 10 mil genes -casi la mitad del genoma humano- en 20 americanos con ancestros europeos y 15 de ascendencia africana.
La proporción de variaciones de ADN potencialmente perjudiciales fue de 12.1 por ciento entre los afroamericanos y de 15.9 por ciento entre los americanos con ascendencia europea.
Las próximas investigaciones podrían revelar si otras poblaciones sufrieron un “cuello de botella” similar a los europeos a medida que se fueron alejando de Africa, provocando así nuevas variantes del ADN subsistentes hoy en día.
Bustamante declaró que estos hallazgos abren la vía para comprender las enfermedades hereditarias, pero no obstante, no podrán servir para adelantar diagnósticos de salud entre las poblaciones actuales.
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