La violencia es interpretada como una recompensa por el cerebro
NeoFronteras
08/02/08
Investigadores de Vanderbilt University muestran por primera vez que el cerebro procesa la violencia como una recompensa, de la misma manera que la comida, las drogas o el sexo. Este resultado ofrece pistas sobre nuestra tendencia a la pelea o nuestra fascinación por los deportes violentos como el boxeo, el rugby o el fútbol americano.
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Según Craig Kennedy, que ha dirigido la investigación, la agresión se da en todos los vertebrados y es necesaria para obtener y mantener recursos importantes como la pareja, el territorio y la comida. Su grupo ha encontrado el camino neurológico del cerebro que entra en actividad en respuesta a un evento agresivo y que la dopamina está involucrada.
La dopamina es producida en respuesta a un estímulo de recompensa como la que se obtiene al comer, tener sexo o usar drogas. Según este descubrimiento funciona además como un refuerzo positivo a la agresión.
Para el experimento los investigadores colocaron a una pareja de ratones (hembra y macho) en una jaula mientras que cinco ratones “intrusos” se mantenían fuera. Entonces, al cabo de un tiempo, retiraban temporalmente a la hembra e introducían a uno de los intrusos en su lugar. Esto disparaba una respuesta agresiva por parte del macho original que estaba ya ahí.
Entonces se entreno al ratón original a utilizar su hocico para empujar un blanco para así hacer retornar al intruso hasta el punto que se comportara otra vez agresivamente hacia él. Después el ratón hacía lo mismo una vez al día cada vez que se introducía el dispositivo. Esto, según los investigadores, indicaría que el ratón experimentaba el encuentro agresivo con el intruso como una recompensa. Estaba “enganchado” a la experiencia agresiva.
Entonces al mismo ratón se le trató con un fármaco que bloqueaba los receptores de dopamina. Después del tratamiento decayó la frecuencia con la que instigaba la llegada del intruso.
En otra prueba los ratones eran tratados con el mismo bloqueador de nuevo vigilando sus movimientos en una jaula abierta no observándose cambios significativos respecto a cuando no recibían el fármaco. Esto demostraba que el fármaco no producía ningún tipo de letargo o similar y que, por tanto, su respuesta anterior no estaba causada por un efecto secundario del fármaco.
Según los autores esta es la primara vez que se demuestra una relación entre el comportamiento y la actividad de los receptores de dopamina en respuesta a un evento agresivo.
Kennedy afirma que según este experimento un individuo buscará intencionadamente un encuentro agresivo sólo por experimentar la sensación de recompensa que produce, que la agresión por sí sola es una motivación y que el refuerzo positivo de la dopamina juega un papel crucial.
El artículo con los resultados se publicó en la revista Psychopharmacology.
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