Paraguay: ¿epidemia o "psicosis"?

Rosario Gabino
BBC
21/02/08

La preocupación entre los paraguayos crece día a día, a medida que aumenta el número de muertos e infectados por la fiebre amarilla. El pasado fin de semana, las autoridades declararon la emergencia sanitaria. ¿Cuáles son los motivos de este brote?

Este es uno de los interrogantes que suscita este inesperado brote de la enfermedad. Además ¿se trata realmente de una epidemia, o más bien de una "psicosis colectiva", como muchos la califican?

La Organización Mundial de la Salud confirmó este miércoles siete casos de fiebre amarilla en zonas rurales de Paraguay, y otros cuatro posibles casos en áreas urbanas. Algunas estimaciones hablan incluso de ocho muertos y 37 infectados.

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El ministro de Salud de Paraguay, Oscar Martínez, confirmó a BBC Mundo la existencia de al menos siete casos de la enfermedad en áreas rurales y de "muchos" posibles infectados en el área urbana, aunque todavía no puede precisarse si se trata de fiebre amarilla.

Martínez explicó que su principal preocupación es "que la enfermedad pase a la ciudad y que haya una infestación masiva. Pero estamos haciendo todo el trabajo necesario y controlando la situación".

Además explicó que los principales motivos de esta aparente epidemia son naturales, es decir, el paso del virus de la selva a la ciudad. Pero también destacó la falta de conciencia de la población, que no se vacunó antes de que el brote surgiera.

"Esto se debe, además de los factores climáticos, a la poca educación de la población, que cuando hacemos campañas gratuitas de vacunación las rechaza y no se preocupa. Da la impresión de que tiene que haber una crisis de esta naturaleza para que nuestra gente reaccione".

Críticas

Sin embargo, el sociólogo paraguayo Tomás Palau, de la Base de Investigaciones Sociales, señaló que no hubo una voluntad política por parte del gobierno para prevenir el brote.

En Latinoamérica hace más de 40 años que no hay fiebre amarilla urbana, por eso es muy importante lo que se está haciendo en Paraguay, para ver si realmente existe una transmisión de ese tipo
Hugo Fernández, director de prevención de enfermedades del ministerio de Salud argentino.

"Hay un alto componente de inoperancia y de ineficiencia. En la frontera, del lado argentino, es normal que todo el mundo se dé la vacuna contra la fiebre amarilla. Es la manera más efectiva de prevenir la enfermedad. ¿Por qué no se hacía esto acá?".

Según Palau, esta suerte de "psicosis" es promovida por el gobierno y los medios de comunicación paraguayos para desviar la atención de temas como los próximos comicios, en los que el oficialismo parece tener perspectivas desfavorables.

"Los medios de comunicación inflaron la noticia y eso generó, literalmente, pánico en la población. Pero no se indagan las causas o lo que puede haber detrás de esto, en un momento previo a las elecciones (presidenciales) del 20 de abril. Esto, para mí, no deja de tener un contenido político".

¿Epidemia?

Para entender la magnitud del brote, BBC Mundo consultó también al doctor Hugo Fernández, director de prevención de enfermedades del ministerio de Salud argentino.

Fernández explicó que hay que manejarse con mucha cautela ya que aún no puede hablarse de una epidemia. Además, destacó que el foco de preocupación reside en el paso del tipo selvático de la fiebre en las zonas rurales, al tipo urbano, en las cercanías de la capital.

"Aún no podemos hablar de una epidemia, porque no se han definido el número de casos ni el origen de la infección. En Latinoamérica hace más de 40 años que no hay fiebre amarilla urbana, por eso es muy importante lo que se está haciendo en Paraguay, para ver si realmente existe una transmisión de ese tipo".

Lo cierto es que casi un millón de dosis de la vacuna se agotaron en dos días, mientras se espera un nuevo envío de más de un millón de dosis donadas por Francia, uno de los productores de la vacuna más grandes del mundo.