Kirguistán en llamas: Otro frente de la guerra por el petróleo

Manuel Freytas
IAR Noticias
15/06/10

En medio de un renovado clima de tensión entre y Rusia y el eje EEUU-OTAN en el Cáucaso, en un centro estratégico de la "guerra fría" por el control de las fuentes y rutas del petróleo en el Asia central, Kirguistán, un país clave en el dispositivo de ocupación militar de Afganistán, ingresó en un proceso de violencia y de "guerra civil" que involucra por igual a las dos primeras potencias nucleares del planeta. Se trata de un nuevo y peligroso frente de conflicto en un área explosiva que contiene más del 70% de las reservas petroleras mundiales.

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Un polvorín: Kirguistán, una ex república soviética de 5 millones de habitantes, es un centro estratégico de la "guerra fría" por el control de las fuentes y rutas del petróleo en el Asia central.

También conocida como Kirguizistán, Kirguizia, y oficialmente como República Kirguiza, es un país montañoso de Asia central, sin salida al mar, que tiene frontera con la República Popular China, Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán. Su capital es Biskek

El país cuenta con una población de algo más de 5,35 millones de habitantes distribuidos en 198.500 km². Desigualmente repartida, se concentra en la capital, Biskek y las zonas bañadas por el río Naryn y sus afluentes.

Cobija una base rusa, una base estadounidense, y juega un papel vital en el dispositivo de ocupación militar de Afganistán.

Además el proceso de violencia y de "guerra civil" desatado en Kirguistán es otro peligroso frente abierto en una región petrolera marcada por los conflictos en Pakistán y Afganistán, que repercuten directamente por las fronteras de Irán y la guerra latente en Medio Oriente.

El país integra la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) junto con China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.

Pero también, en un doble juego, mantiene acuerdos con el eje EEUU-UE. Recientemente un gobierno pro-EEUU fue derrocado por otro pro-ruso.

Esa situación desequilibró la balanza y la inclinó para el lado de la estrategia del Kremlin, que se encontró con la posibilidad de recuperar un enclave estratégico que el "eje occidental" le había arrebatado tras la caída de la URSS.

Con el nuevo conflicto abierto en Kirguistán, Rusia y EEUU vuelven a cruzarse peligrosamente en una región clave en la disputa estratégica por el control de los recursos energéticos que ya tuvo su primer desenlace armado con la llamada "guerra de Georgia" en agosto pasado.

Desplazamientos militares de la OTAN, la cuestión de la instalación de sistemas misilisticos USA en el espacio post soviético, y un reposicionamiento estratégico de Rusia en Abjasia y Osetia del Sur, marcan el calendario inmediato de una región de alto voltaje conflictivo.

Georgia, puntal de estrategia USA en el Cáucaso, continúa rodeada por el aparto militar ruso, mientras que en Ucrania (ex aliada de EEUU) tomó el control un gobierno pro-ruso que restauró todos los acuerdos estratégicos con Moscú, incluido la permanencia de la base del flota rusa del Mar Negro.

Al más puro estilo de la CIA y de los servicios occidentales, la respuesta inmediata al derrocamiento del presidente pro-EEUU en Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, fueron las "revueltas populares" conducidas por el derrocado.

Poco a poco, la situación se fue desmadrando, y finalmente derivó en una "guerra civil" entre la mayoría kirguis (el 55% de la población) y la minoría uzbeka (el 21% uzbekos).

La "guerra civil", es una metodología que la CIA y los servicios occidentales utilizan tanto para conquistar como para reconquistar territorios y gobiernos.

La utilizaron (y la utilizan) en Irak, Afganistán, Pakistán, en Sudán, Yemen, Nigeria, y en general donde haya petróleo y recursos para depredar en nombre de la "guerra contra el terrorismo".

Kirguistán es clave, no solamente porque se encuentra en la zona más estratégica y explosiva del planeta, sino porque representa un área en disputa entre Rusia y EEUU, con China en frontera.

La nueva "guerra fría" entre Rusia y EEUU, es antes que nada una guerra económica por el control de recursos estratégicos, con el petróleo y el gas como los dos objetivos fundamentales en disputa.

Se trata de una guerra (por ahora "fría") por el control de las redes de oleoductos (corredores energéticos) euroasiáticos donde China juega su supervivencia en alianza con Rusia.

Además, en la agenda militar y geopolítica del espacio asiático, Pekín, igual que Rusia, se sitúa en las antípodas del proyecto estratégico del eje EEUU-UE que militarizó la región euroasiática para desestabilizar las redes energéticas de Rusia, de las cuales China es la principal beneficiaria.

Moscú y Pekín, en abierto desafío a la hegemonía europeo-estadounidense, a su vez trazaron acuerdos militares estratégicos y consolidaron un bloque militar y económico común en Asia en abierto desafío a la OTAN.

Como producto de una "guerra civil" activada por los servicios de inteligencia, hoy Kirguistán está ardiendo y en situación de catástrofe humanitaria.

En el Medio, Rusia y el eje EEUU-UE pulsean una batalla encubierta para ver quien se queda con el control del país.

EEUU, que acaba de perder un enclave estratégico con Ucrania, que debió resignar influencia sobre Georgia en la Guerra del Cáucaso, no puede darse el lujo de perder Kirguistán.

Y mientras la CIA atiza la guerra inter-etnica, Moscú estudia estrategias para intervenir militarmente en el país como si fuera una "fuerza de paz". Con otro dato anexo que lleva agua a la estrategia del Kremlin: El 11% de la población de Kirguistán es rusa.

El argumento Rusia lo empieza a buscar a partir de la integración de Kirguistán a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), una especie de "OTAN paralela" del Asia central liderada por Pekín y el Kremlin.

De cualquier manera, la masacre inter-étnica ya abrió otro frente de conflicto en la estratégica zona del "triángulo petrolero" que involucra a Eurasia y Medio Oriente y contiene más del 70% de las reservas energéticas mundiales.

Este es el punto central que esconde la masacre manipulada que la prensa del sistema presenta como una "guerra de etnias" entre kirguises y uzbecos.

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