Las experiencias modifican continuamente el cerebro adulto
Yaiza Martínez
Tendencias
19/06/10
Estudio constata la plasticidad neuronal de la corteza somatosensorial primaria, vinculada al tacto
Durante mucho tiempo, se ha creído que las redes de conexiones neuronales del cerebro humano adulto permanecían fijas y no podían modificarse. Sin embargo, estudios recientes demuestran que esta creencia no es real y que el cerebro adulto es un órgano dinámico. Una reciente investigación ha revelado que la plasticidad del cerebro se da también en la corteza somatosensorial primaria. Hasta ahora, se creía que dicha plasticidad era una función especializada de los centros cerebrales más avanzados.
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Durante mucho tiempo, se ha creído que las redes de conexiones neuronales del cerebro humano adulto permanecían fijas y que, una vez establecidas en los primeros años de nuestra vida, no volvían a modificarse.
Hasta hace poco, los especialistas pensaban que, una vez pasada esa primera infancia, era imposible que se diera cualquier nuevo cambio en el “cableado” neuronal. Sin embargo, diversos descubrimientos están demostrando que el cerebro adulto no es estático sino que, en realidad, es muy dinámico.
Una de las últimas investigaciones a este respecto ha sido la realizada por los científicos de la Rockefeller University de Estados Unidos, Charles D. Gilbert, Arthur Ross y Janet Ross. Sus resultados han demostrado que el cerebro adulto se modifica continuamente como consecuencia de la experiencia.
Cambios perdurables
Según publica la Rockefeller University en un comunicado, los investigadores observaron, concretamente, las neuronas o células nerviosas presentes en el cerebro de un grupo de ratones adultos, a los que se les quitó uno de los pelos de su bigote.
Los pelos del bigote, también llamados vibrisas, sirven a estos animales como elemento sensorial táctil o para percibir las distancias de los obstáculos en la oscuridad.
Los científicos analizaron específicamente aquellas neuronas encargadas de la recepción de señales enviadas desde las vibrisas al cerebro, para comprobar su comportamiento una vez que un pelo del bigote de los ratones era arrancado.
De esta forma, descubrieron que las relaciones entre estas neuronas se modificaban después de que los ratones perdieran una de sus vibrisas.
El resultado de dichos cambios neuronales tuvo como consecuencia, básicamente, la recuperación en el área de la corteza del cerebro estudiada del equilibrio entre la excitación y la inhibición neuronal propio de la corteza cerebral corriente. Las modificaciones perduraron durante varias semanas.
Registro neuronal en vivo
Según explican Gilbert y sus colaboradores en un artículo aparecido en la revista PlosBiology, estos resultados sugieren que la topografía cerebral de individuos adultos puede reconfigurarse como consecuencia de la privación sensorial, lo que a su vez significa que los circuitos neuronales van cambiando continuamente por efecto de la experiencia, incluso en la edad adulta.
En concreto, el estudio demostró que los circuitos neuronales de una región del cerebro denominada “corteza somatosensorial”, formada por neuronas relacionadas con el tacto, pueden cambiar en cerebros completamente desarrollados.
El Gilbert Lab, el laboratorio de neurología en el que trabajan Charles D. Gilbert, Arthur Ross y Janet Ross, lleva varios años estudiando los cambios en las conexiones neuronales del cerebro.
Para ello, los investigadores aplican un sistema de “etiquetaje viral”, que consiste en acoplar proteínas fluorescentes a neuronas individuales para después registrar imágenes de las sinapsis (o conexiones) entre dichas neuronas, sin condicionar el comportamiento de éstas.
Las imágenes de las neuronas, fluorescentes gracias a las proteínas, son captadas con una técnica llamada microscopía de excitación de dos fotones, que permite tomar imágenes de tejido vivo hasta una profundidad de un milímetro. Esta tecnología ha proporcionado varias pistas clave para la comprensión de la dinámica de las conexiones neuronales.
Según Gilbert, los resultados obtenidos en la presente investigación resultan sorprendentes porque demuestran que la corteza somatosensorial y la corteza visual primaria están implicadas en la plasticidad cerebral y son capaces de establecer nuevos recuerdos, una capacidad que, hasta ahora, se había considerado propia de los centros cerebrales más avanzados.
Más efectos comprobados
La reestructuración neuronal de la corteza cerebral también ha sido demostrada por otras vías, como los escáneres de resonancia magnética funcional (MRI).
Con estos escáneres, se ha comprobado, por ejemplo, que los cerebros de las personas ciegas sufren una reestructuración que les permite emplear la corteza visual para mejorar su audición.
Según un estudio realizado por científicos del departamento de psicología de la Universidad de Montreal en 2009, esta reutilización de la corteza visual hace que los ciegos sean más eficientes que los videntes a la hora de reconocer diversos matices de los sonidos.
Las imágenes tomadas con la tecnología MRI permitieron comprobar que los ciegos utilizaban tanto la corteza auditiva como la visual para oír. Esto es posible gracias a la plasticidad del cerebro.
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