Derrocado y huído el presidente de Kirguistán tras graves desórdenes
ABC
07/04/10
El giro autoritario dado en los últimos años por el presidente kirguís, Kurmambek Bakíev, le ha pasado factura. Él, precisamente, llegó al poder en 2005 aupado por la «Revolución de los Tulipanes», tras derrocar a su predecesor, Askar Akáyev. Bakíev, a quien la oposición acusa de haberse manchado las manos de sangre, parece haber corrido la misma suerte.
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Según Temir Saríev, uno de los dirigentes opositores, el Gobierno kirguís presentó ayer la dimisión mientras, de acuerdo con las informaciones facilitadas por la agencia digital fergana.ru, Bakíev abandonaba el país en su avión oficial en dirección desconocida. La agencia rusa Ria-Nóvosti, sin embargo, sostenía que el jefe del Estado no ha entregado el poder y se encontraba ayer en su despacho.
La oposición exigió a Bakíev que entregase el poder por haber reprimido a balazos las manifestaciones de protesta de ayer. Omurbek Tekebáyev, líder de la formación «Turam» y ex presidente del Parlamento, daba la cifra de un centenar de muertos y recordaba que Akáyev dejó el cargo en 2005 sin pegar un solo tiro. El Ministerio de Sanidad kirguís, citado por la agencia Kabar, sostenía que fueron 40 personas las que perdieron la vida y 400 resultaron heridas.
Tekebáyev hablaba a través de las cámaras del canal de televisión público, después de que sus instalaciones fueran tomadas por una muchedumbre enfurecida. «La única salida es que dimitan», manifestó el líder opositor ante las cámaras y anunció que había una negociación en curso con el primer ministro kirguís, Daniar Usénov.
La turba se apoderó también del edificio del Parlamento, muchos de cuyos efectos seguían siendo saqueados a última hora de la tarde, de una cárcel, en donde pusieron a todos los reclusos en libertad, y de algunas administraciones de barrio. Fue quemada también la Fiscalía General y apresados varios vehículos policiales, entre ellos un blindado. Hubo además un intento fallido de tomar a la sede de los servicios secretos.
Pero los enfrentamientos más encarnizados y sangrientos se produjeron durante la tentativa de asalto a la Presidencia, en donde se encuentra también el Gobierno. El Ministerio del Interior afirma que fueron empleados gases lacrimógenos y balas de goma. Los hechos, sin embargo, demuestran que se disparó contra la multitud con armas de fuego.
Así lo atestiguan Toktaím Umetalíeva, una activista pro derechos humanos, y Dinara Oshurajúnova, que encabeza una de los grupos que integran la coalición opositora Por la Democracia y la Sociedad Civil. Ésta última aseguró incluso que desde el tejado de la Presidencia abrieron fuego francotiradores. Algunos de los dirigentes opositores detenidos durante la mañana, empezaron a ser liberados por la tarde.
Tensiones acumuladas
Los disturbios comenzaron el martes en la ciudad de Talak, situado en la parte noroeste del país, y ayer se extendieron a Bishkek, la capital, a la localidad de Naryn y a algunas regiones. En Bishkek, los enfrentamientos con la Policía comenzaron ya desde por la mañana. Numerosos comercios del centro de la ciudad fueron saqueados y de nada sirvió que Bakíev decretara el estado de emergencia.
En una de sus intervenciones, Tekebáyev pidió a los manifestantes que se abstengan de atacar tiendas y de infringir la ley y el orden. Aseguró también que el ex ministro de Defensa, Ismaíl Isakov, que cumple condena, será liberado de la cárcel para poner bajo su mando el Ejército. La que fue ministra de Exteriores, Rosa Otunbáyeva, que jugó un papel clave durante la «Revolución de los Tulipanes», ha sido ahora designada para coordinar la oposición. Una de las primeras decisiones tomadas ha sido crear milicias para garantizar el orden en las calles.
Pero se desconoce aún el paradero del ministro del Interior, Moldomusá Kongantíev, a quien se le ha llegado a dar por muerto. Oficialmente se ha desmentido que a Kongantíev le haya sucedido algo. Desde Moscú, Akáyev pedía a Bakíev que renunciara.
La «Revolución de los Tulipanes» y la victoria electoral de Bakíev llevó a la formación de una coalición reformista que saltó pronto por los aires como consecuencia de las presiones de Rusia. En 2006, el presidente tuvo que hacer frente a una revuelta de decepcionados con sus primeros 12 meses al frente del país. En 2007, los descontentos salieron de nuevo a la calle y Bakíev reafirmó su giro autoritario lanzando contra ellos a los antidisturbios. La oposición cree que los resultados de las legislativas de 2009 fueron falsificados.
Importancia geoestratégica
Con un tamaño de 198.500 kilómetros cuadrados, parecido al del Reino Unido, y una población de más de cinco millones de habitantes, Kirguizistán es un país de enorme importancia geoestratégica. Se encuentra enclavado entre China, Kazasjtán, Uzbekistán y Tayikistán, a tiro de piedra de Afganistán e Irán.
Tras una votación en el Parlamento, las autoridades del país centroasiático decidieron el año pasado cerrar la base estadounidense de Manás, en las afueras de Bishkek, en donde había también una unidad española del Ejército del Aire de apoyo a las fuerzas desplegadas en Afganistán. No obstante, EEUU logró después mantener en Manás un centro de tránsito de cargamentos.
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