Vaticano acepta culpabilidad de obispo noruego en caso de abuso sexual a menor

TeleSUR
08/04/10

El Vaticano reconoció este miércoles la responsabilidad del ex obispo prelado de Trondheim (Noruega), Georg Muller, por el abuso sexual cometido a una menor de edad, razón por la cual fue revocado de su puesto y alejado del ministerio pastoral luego de un proceso canónico.

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La decisión de El Vaticano fue conocida a través de una declaración que emitió el director de la sala de prensa de esta sede apostólica, Federico Lombardi.

Según la Santa Sede, el abuso a la menor se verificó a comienzos de la década de 1990, sin embargo las autoridades eclesiásticas lo conocieron en el año 2009.

"La cuestión fue afrontada y examinada con rapidez mediante la nunciatura (embajada del Vaticano) de Estocolmo (capital de Suecia), por mandato de la Congregación para la Doctrina de la Fe", indicaba la declaración publicada por la Iglesia Católica.

Igualmente, afirmaba que el obispo señalado presentó su dimisión al Vaticano en mayo del 2009, la cual fue aceptada por el Papa Benedicto XVI.

En junio de 2009 el obispo noruego había dejado finalmente la prelatura, se sometió a terapia psicológica y abandonó las actividades pastorales, señaló la nota de prensa de la institución eclesiástica.

Georg Muller se desempeñó como obispo prelado de Trondheim desde 1997 hasta el 2009. En la actualidad, esta prelatura se encuentra en manos de Bernd Eidsvig, un administrador apostólico que también aceptó la culpabilidad de su antecesor en un comunicado.

Lombardi comentó que el caso de Muller estaba prescrito desde el punto de vista legal y que la víctima siempre había solicitado permanecer anónima.

Muller es el primer caso de acusación de abuso sexual a menores a un obispo de la Iglesia Católica, puesto que los casos anteriores ocurridos en Europa y Estados Unidos, habían estado involucrados sacerdotes.

Hasta ahora, los obispos habían sido señalados por encubrir y obstaculizar las investigaciones que se llevaban a cabo en contra de los sacerdotes, como fue el caso de los obispos irlandeses que presentaron sus dimisiones a Benedicto XVI a raíz de la publicación de los informes que hablaban sobre abusos sexuales cometidos a menores en Dublín (capital de Irlanda).

Estos informes indagaban sobre casos ocurridos entre los años 1975 y 2004 y afirmaban que la institución eclesiástica puso su reputación por encima del bienestar de niños y niñas.