"Plan Colombia" en el Cono Sur: Brasil y EEUU firman acuerdo militar

Manuel Freytas
IAR Noticias
08/04/10

La estrategia del control militar actúa como el sustento clave de la dominación económica, política y social de EEUU en América Latina. En consecuencia, cualquier investigación objetiva (y realista) sobre el proceso de desarrollo de la actividad militar y de los aparatos de seguridad de América Latina arroja invariablemente la siguiente confirmación: Los ejércitos, las policías y los servicios de inteligencia de los países regionales (salvo Cuba) mantienen (en diversos grados de desarrollo) relaciones de cooperación militar, entrenamiento, provisión de armas y de tecnología con el Comando Sur de EEUU. De estos programas de inserción a la estrategia militar de EEUU, no están exentos -paradojalmente- los propios países que hoy (por derecha y por izquierda) critican y rechazan la instalación de nuevas bases militares de EEUU en Colombia. Este cuadro de subordinación se verifica una vez más, con el acuerdo estratégico de cooperación militar que se aprestan a firmar EEUU y Brasil, que convierte al gigante sudamericano en una virtual Colombia del Cono Sur. Con el nuevo acuerdo estratégico, a la firma el próximo lunes, Brasil reafirma su alianza con Washington, profundizando su rol activo de sub-Imperio regional comprometido activamente con las hipótesis de control militar regional niveladas por EEUU en América Latina.

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Brasil y EEUU se aprestan a firmar el próximo lunes un acuerdo de cooperación estratégica global en el área de defensa, según fuentes diplomáticas citadas por la cadena BBC.

El texto del acuerdo está en la fase de revisión final y se espera que el ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, viaje a Washington para firmar el documento junto al secretario de Defensa estadounidense, Robet Gates.

Aunque ambos países venían sosteniendo acuerdos puntuales en el marco de la guerra contra el "narcoterrorismo", éste será el primer acuerdo estratégico entre los dos países en el área de defensa desde 1977, cuando Brasil canceló unilateralmente un acuerdo militar con EEUU que databa de 1952.

Los dos Estados mantenían acuerdos sectoriales en el área de defensa, que incluía la venta de equipamientos e intercambios y participación en ejercicios periódicos entre sus Fuerzas Armadas. El acuerdo "macro" crea un instrumento de cooperación estratégica global no solamente en el marco de la guerra contra el" narcoterrorismo", sino en los planos totalizados de la defensa continental.

Los proyectos de cooperación que serán implementados por ambos países, todavía no fuero definidos, pero involucrará entrenamiento, equipamiento y desarrollo tecnológico y cooperación global (militar y policial) en el área de la defensa continental.

Desde el punto de vista estratégico, operativamente, y por su magnitud y área de influencia, el macro acuerdo de defensa traza los lineamientos de un nuevo "Plan Colombia" para el Cono Sur.

No obstante, y citando diferencias con el acuerdo con Colombia, el acuerdo estratégico con Brasil no incluye instalaciones militares o acceso especial a ninguna de las partes del territorio ni cualquier tipo de inmunidad para las tropas, por ahora.

Pero en lo substancial, es un convenio bilateral que introduce funcional y operativamente a las fuerzas armadas brasileñas en las hipótesis de conflicto regionales diseñadas por el Pentágono y la inteligencia militar estadounidense, y que tienen al Comando Sur de EEUU como su ambito de vertebración y aplicación estratégica.

Según las fuentes diplomáticas citadas por la BBC, el acuerdo ya se venía discutiendo entre los dos países desde la administración republicana de George W. Bush.

No obstante, fue en los últimos meses, con Obama, que cobró forma y diseño definitivo.

A partir del año 2000 el Pentágono comenzó a operar por medio del Comando Sur el nuevo sistema de control militar regional, a través de los llamados puntos de avanzada de operación, con el nombre de Forward Operation Location (FOL)

Estos puntos de operación militar FOL fueron diseñados como centros de "Movilidad estratégica" y "utilización de fuerza decisiva," en guerras relámpago, con bases y tropas aerotransportadas de despliegue rápido.

De esta manera, en América Latina, la democracia de mercado norteamericana convive con la cadena de bases y la Cuarta Flota cuya misión es preservar la hegemonía militar norteamericana en la región y rodear las grandes fuentes de energía, agua potable y biodiversidad que un futuro podrán asegurar la supervivencia del Imperio USA.

En este escenario estratégico, el Comando Sur de EEUU (USSOUTHCOM), el ensamblador operativo de la estrategia militar, incluye en su "área de responsabilidad" a 32 naciones: 19 en América Central y América del Sur, y 13 en el Caribe.

Con el nuevo acuerdo estratégico, a la firma el próximo lunes, Brasil reafirma su alianza con Washington, profundizando su rol activo de sub-Imperio regional comprometido activamente con las hipótesis de controlmiltar regional niveladas por EEUU en América Latina.

"Plan Colombia" del Cono Sur

Para la mayoría de los expertos, las operaciones represivas desatadas contra las "bandas narcos" en San Pablo representan el primer módulo experimental de "guerra contraterrorista" urbana en el Cono Sur.

En realidad -señalan- y utilizando de excusa la "guerra contra el narco", el ejército brasileño ejecuta un ejercicio de control de conflictos sociales que está contemplado en el plan de "guerra contraterrorista global" en el Cono Sur.

Además, con la "guerra contraterrorista" como marco se pone en marcha un plan geopolítico estratégico con el cual Washington intenta afianzar su dominio geo-político-militar estratégico sobre las estructuras económicas y los recursos naturales y de biodiversidad de la región.

Agua, gas, petróleo, biodiversidad y una plataforma continental (la Amazonia), vitales para su supervivencia futura, se presentan como los detonantes principales del plan de control geopolítico-militar de las "cinco fronteras" desarrollado por Washington bajo la fachada de la "guerra contra el terrorismo".

El emplazamiento militar en la Triple Frontera, argumentado por el "peligro terrorista", le permite al Comando Sur estar cerca de las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida.

En el marco operacional de la "guerra contraterrorista" el encargado de realizar diagnósticos y proponer políticas para la región, es el Comando Sur, y no la Casa Blanca o el Departamento de Estado.

Los últimos documentos del Comando Sur de EEUU determinan que las "amenazas" actuales en la región son el "terrorismo transnacional", el "narcoterrorismo", el tráfico ilícito, falsificación y lavado de dinero, el secuestro, las pandillas urbanas, los movimientos radicales, los desastres naturales y la migración masiva".

El objetivo principal -según esos documentos- es lograr que "los aliados regionales (y sus ejércitos) tengan capacidad y voluntad" de participar en una serie de "operaciones combinadas", como acciones antiterroristas, intercepción marítima, operaciones de paz y asistencia humanitaria.

En ese marco se encuadra la actual participación del ejército brasileño en la "guerra contra el narco y el crimen organizado" cuyas operaciones se vienen realizando sistemáticamente desde el año 2005 hasta aquí.

Operativamente las acciones a desarrollar en la "guerra contraterrorista" buscan alinear -mediante acuerdos de cooperación militar, tratados, entrenamiento y operaciones conjuntas- a los servicios de inteligencia, policías y ejércitos regionales en un plan estratégico de "combate contra el narco-terrorismo" y el crímen organizado", cuyo eje organizador y operativo se centralice en el Comando Sur de Estados Unidos (Plan contraterrorista).

En lo político y social se busca alinear a los gobiernos regionales en un mismo plan represivo contra los conflictos sociales, cuya consigna aglutinadora es la de preservar a la sociedad del "caos y la violencia terrorista" de las organizaciones sociales, los sindicatos y los partidos de izquierda que proponen y realizan huelgas, tomas de fábricas o de empresas, o bloqueos de rutas (Plan de contención de conflictos sociales).

En el marco de alianzas regionales contra el "terrorismo" el Comando Sur privilegia sus alianzas con los ejércitos de Chile, en primer lugar, y del Brasil en segundo lugar.

Argumentando el escenario de la "guerra contra el terrorismo", el Ejército de Brasil ha desplegado 20,000 hombres en sus fronteras con Venezuela (considerada por el Comando Sur como el sostén principal de la "narco-guerrilla"), cifra que se duplicará en los próximos dos años.

Además, el Comando Sur de EEUU tiene instalado tanto en Chile como en Brasil un sistema de video conferencia que conecta en tiempo real a los estados mayores de las tres fuerzas armadas. Este sistema, además, tiene incorporado un programa de comunicación encriptada en tiempo real para intercambio de información acerca de los movimientos de terroristas, del narcotráfico y del "crimen organizado".

Según sus documentos, el Comando Sur considera al ejército brasileño como un complemento estratégico del ejército chileno en el balance regional del "combate contra el terrorismo, las drogas y el crimen organizado".

Según los especialistas, en este marco hay que interpretar la operación y los objetivos subyacentes en la "guerra contra el narco y el crimen organizado" lanzado en San Pablo durante siete jornadas consecutivas.

La operación -señalan- tiene como objetivo central la implicación del ejército brasileño ( a modo de primer módulo experimental en el Cono Sur) en el marco de la "guerra contraterrorista" interna, con la consecuente aplicación futura en los conflictos sociales proyectados para la región.

En realidad, y utilizando de excusa la "guerra contra las bandas del narco y del crimen organizado", el ejército y la policía brasileña están ejecutando en San Pablo un plan de control de conflictos sociales que está contemplado en el plan global de "guerra contraterrorista" de baja intensidad en el Cono Sur.

El nuevo acuerdo estratégico EEUU-Brasil a firmarse el lunes profundiza y amplia el marco global de integración de las fuerzas armadas y policía brasileñas en el dispositivo militar de dominio y control de EEUU en América Latina.

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