Francia en huelga masiva: La primera vidriera de la crisis social en Europa

IAR Noticias
19/03/09

Aquejada este jueves por nuevas huelgas y protestas masivas, Francia ya se ha convertido en la vidriera de la crisis financiera recesiva con desocupación laboral originada en Wall Street, y que se expande como un virus por toda la eurozona.

La crisis económica y financiera mundial ha puesto a Francia, al igual que al resto de la eurozona (16 países), en graves aprietos, y confronta al presidente francés, Nicolas Sarkozy, con un creciente descontento social.

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Tres de cada cuatro franceses apoyan la medida de fuerza lanzada este jueves contra el desempleo, los licenciamientos intempestivos, los sucesivos planes sociales para cerrar empresas o reducir personal, ante la creciente falta de demanda promovida por la crisis económica y financiera global.

Las ocho centrales sindicales del país llamaron a manifestaciones, con la expectativa de una movilización mayor que en la última jornada de protesta, el 29 de enero, cuando entre un millón y 1,5 millones de personas participaron en los actos. Más de 200 manifestaciones están previstas en todo el país.

Los transportes aéreos y ferroviarios sufrían perturbaciones este jueves por la mañana en Francia, al iniciarse la jornada de huelga y manifestaciones convocadas por los sindicatos en reclamo de alzas salariales y en defensa de las fuentes de trabajo.

Trenes, autobuses, aeropuertos, colegios y oficinas gubernamentales se verán afectados por los paros, con los trabajadores expresando su indignación por el aumento del paro y el alto costo de la vida en la segunda mayor economía de la zona euro.

Al mediodía, decenas de miles de manifestantes marchaban por las calles de Marsella y Lyon, ciudades que se han visto muy afectadas por la depresión económica mundial. Más de 200 marchas de protesta se habían planeado en distintos puntos del país, y se anticipaba que sería multitudinaria la de París.

"El gobierno debe aceptar discutir nuevamente con los sindicatos", dijo Bernard Thibaut, titular de la CGT, uno de los principales sindicatos de Francia.

Los enlaces aéreos sufrían algunos contratiempos en el aeropuerto parisino de Orly (al sur), donde varios vuelos fueron anulados. Las autoridades aéreas prevén dificultades a lo largo del día "en el conjunto del territorio", a causa de los paros de los controladores de vuelo.

Los ferroviarios iniciaron la huelga el miércoles por la noche. La SNCF (compañía nacional ferroviaria), dio parte de perturbaciones, sobre todo en la zona de París.

La empresa prevé asegurar un 60% de los enlaces de tren bala (de alta velocidad) y mantener un flujo casi normal con Londres y Bruselas.

Los metros de París y Marsella (sur) funcionaban sin mayores problemas, pero se veían fuertemente afectados en otras ciudades, como Burdeos (sudoeste), Estrasburgo (este) o Niza (sudeste).

El primer ministro francés, François Fillon, descartó nuevas partidas de dinero para reforzar el poder adquisitivo, después de haber liberado 2.600 millones de euros el pasado 18 de febrero para los hogares más pobres.

Un 78% de los franceses respalda la huelga, de acuerdo con una encuesta divulgada el martes.

Entre los que apoyan las medidas de fuerza se encuentran -según la encuesta- el 42 por ciento de los que votaron a Nicolas Sarkozy en la elección presidencial. Un apoyo a una huelga nunca visto en los últimos 12 años.

"Como los mecanismos no han cambiado, nosotros no saldremos de la crisis de esta manera. Al contrario, se va a agravar si no conseguimos un equilibrio de fuerzas y ese es el objetivo de esta marcha del 19 de marzo: conseguir un cambio de tendencias" declaró Maryse Dumas, número 2 de la CGT, a France Info.

Según Dumas, "el Estado gasta sin contar plata, que da a los bancos, a las empresas y no hay ninguna contrapartida en materia de empleo". El gobierno ha prevenido que no habrá otra cumbre social, ni un nuevo plan de relanzamiento ni ayudas suplementarias después de esta huelga.

Escuelas, hospitales, el correo y el transporte público también fueron afectados por la huelga de esta jornada.

Varios pasajeros dijeron el jueves que no esperaban muchos resultados de las protestas.

"La huelga no logrará mucho, pero de todos modos es útil. Es necesario manifestarse, en todo caso", opinó Beatrice Lobrot, portavoz de una compañía de cosméticos.

Jean Batis, un productor de música, dijo que "siempre es el mismo juego. Ellos ceden un poquito y nosotros hacemos huelga, ellos ceden otro poquito y hacemos huelga".

La policía parisina abrió dos rutas por la capital, en vez de una, para una anticipada marcha de protesta por la tarde. Los sindicatos exhortaron a sus afiliados en el sector público y el privado a sumarse a las huelgas.

A finales de enero hubo una huelga y protestas que llevaron a las calles de Francia a multitudes estimadas entre un millón y 2,5 millones de personas. Semanas después, Sarkozy anunció medidas de apoyo a las personas perjudicadas por la crisis financiera, como también bonificaciones especiales para los pobres.

Los líderes sindicales plantean la necesidad de nuevas conversaciones para ayudar a las personas afectadas por la conmoción financiera global.

Sarkozy dijo a los ministros en una reunión de gabinete el miércoles que comprendía las preocupaciones de sus compatriotas pero agregó que no planeaba medidas adicionales.

Sarkozy, que está tratando de contener un déficit presupuestario que se ha disparado de forma dramática con la inyección de miles de millones de euros en paquetes de rescate para bancos y automovilísticas, se ha negado a contemplar las demandas sindicales de subidas salariales o protección del empleo.

En una señal de la importancia de la protesta, trabajadores del sector energético cortaron 10.000 megavatios de la capacidad de producción eléctrica de Francia durante la noche, incluyendo el 14 por ciento de la capacidad nuclear en 11 plantas diferentes, dijo el sindicato CGT.

En la capital los vagones de los trenes subterráneos no presentaban las habituales aglomeraciones, en un indicio de que muchos decidieron quedarse en sus casas por temor a la violencia.

El ministro de presupuesto Eric Woerth dijo que las medidas ya anunciadas aumentarán los gastos sociales en el 2009 en unos 10.000 millones de euros (13.000 millones de dólares).

Los sindicatos esperan una participación masiva para obligarle al gobierno a ceder. Los sondeos muestran que alrededor del 75 por ciento de los votantes franceses respaldan las huelgas.

"No puedo creer que el Gobierno siga inmóvil ante un fenómeno de esta magnitud", dijo Bernard Thibaut, responsable del sindicato CGT, a la cadena de televisión France 2.

"Se está creando una sensación de injusticia muy fuerte", declaró Jean-Claude Mailly, líder del sindicato Force Ouvriere. "Creo que el Gobierno tendrá difícil ignorarnos".

Los sindicatos han presentado una larga lista de demandas, como la subida de los salarios más bajos, más medidas para proteger el empleo, un aumento de los impuestos para los que más ganan y la paralización de un recorte de empleo previsto en el sector público.

Por toda la zona del euro el malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los políticos y alienta las huelgas y protestas sociales.

La crisis recesiva con desempleo masivo que azota con dureza extrema a la primera potencia imperial, EEUU, ahora arrasa también con las economías centrales de la zona del euro donde se registran huelgas y protestas sociales que barren con la estabilidad de los gobiernos desde Francia, Reino Unido, España, hasta Bélgica e Islandia.

Además, el proteccionismo económico y la xenofobia nacionalista de las potencias centrales europeas están abriendo una peligrosa fisura en las relaciones entre la Unión Europea y los ex países comunistas del Este que padecen las consecuencias más duras del colapso recesivo que se expande con huelgas y estallidos sociales por toda la región.

A medida que las consecuencias de la desocupación y el desplome del poder adquisitivo del salario se hacen sentir por toda Europa, la protesta social y sindical gana la calle en cada vez más países, para expresar el descontento.

En ese escenario, Francia ya se proyecta como la primera vidriera social de la crisis en las potencias centrales de la Unión Europea.

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