España: "Grité a los policías que éramos todos de prensa, y aun así vinieron a por mí"
Quesabesde.com
19/03/09
Una brutal y desproporcionada carga policial ponía fin ayer al tenso desalojo del edificio del rectorado de la Universitat de Barcelona, ocupado por estudiantes que protestaban contra el plan Bolonia. Una actuación propia de otras épocas de la que no se libraron ni los profesionales gráficos que cubrían los hechos. Guillermo Valle, fotógrafo del diario ADN, da testimonio a Quesabesde.com de este episodio, que a punto estuvo de costarle un ojo.
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¿Cómo viviste los hechos de ayer?
Por la mañana, cuando se produjo el desalojo, la brigada de antidisturbios cargó contra algunos compañeros. Yo en ese momento no tenía turno, así que no cubrí el desalojo.
Comencé el turno al mediodía, cubriendo las protestas [que tuvieron lugar tras el desalojo], y allí ya sufrí algún golpe por una carga indiscriminada de los antidisturbios. A primera hora de la tarde recibí una llamada del gabinete de prensa de la Conselleria de Interior de la Generalitat de Catalunya, pidiendo disculpas por la actuación policial y asegurándome que no se repetiría.
Daba la sensación que quien llamaba tenía una lista e iba contactando con todos los periodistas de los que se tenía constancia que habían recibido algún golpe. No parecía que realmente se preocuparan mucho por disculparse.
También me dijeron que los Mossos d'Esquadra [la policía autonómica catalana] tienen prohibido usar la defensa [porra] por encima de la cintura y que siempre deben golpear en paralelo al suelo, pero yo puedo asegurar que no siguen esa norma.
Fue por la tarde, cubriendo la manifestación que comenzaba a las ocho, cuando otros compañeros y yo recibimos la carga más indiscriminada y gratuita, y cuyas consecuencias se pueden ver en televisión.
¿Cuál fue tu reacción cuando viste que la policía también iba a por los profesionales gráficos?
Grité a los agentes que éramos todos de prensa, que estábamos haciendo nuestro trabajo y que dejaran de cargar contra nosotros. Yo llevaba mi brazalete acreditativo bien visible, además de una cámara bastante grande y el flash.
Sea como sea, ellos saben que eres un periodista gráfico; no hay forma de que te confundan con un manifestante más. A pesar de todo, uno o dos [policías], no lo puedo recordar vinieron a por mí.
Y te alcanzaron tres veces.
Sí, me pegaron dos golpes en las piernas y uno en la cara. Me tuvieron que dar dos puntos en la ceja y otros tres en el párpado inferior. No me hicieron saltar el ojo de casualidad.
Pero lo mío no fue un caso aislado. Luego continuaron agrediendo a más gente de forma muy desmesurada, incluso golpearon a un chaval de diez años delante de su familia.
Muchos compañeros han sufrido golpes. El mío ha sido sólo el caso más mediático por las imágenes que grabaron las cámaras.
Y a la vista de estas imágenes, queda claro que el grupo de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra se ensañó con cualquiera que estuviera delante.
Así es. Me pregunto hasta qué punto se trataba de dispersar a unos manifestantes o de castigar y dar porrazos de forma gratuita.
Como profesional no me sorprende en absoluto: así era la Policía Nacional, y los Mossos d'Esquadra han seguido la misma línea. Hace tiempo que viene ocurriendo y seguirá pasando.
Por desgracia, son cosas que se asumen, como si fuera con el oficio, pero no debería ser así. Al margen de mi labor profesional, la opinión que me merece es que se emplearon con una violencia desmesurada e injustificada.
Las imágenes de televisión revelan el compañerismo que hay entre fotógrafos.
Todos somos compañeros y sabemos que esto puede ocurrirle a cualquiera. Los que estaban allí estuvieron pendientes de mí, y como tuve que ser atendido en una ambulancia, le pasé mi tarjeta [de memoria] a un compañero para que las fotografías pudieran salir hoy publicadas en el diario ADN.
Hace unos años un policía de una brigada antidisturbios me hizo velar un carrete sin ninguna justificación válida. En aquella ocasión, se perdieron las imágenes.
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