Agobiada, Grecia pide ayuda
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Economía
Nicolás Nagle
Página 12
11/04/10
Se dispara la tasa de interés y el rescate se vuelve inevitable
Grecia necesita 53 mil millones de euros este año para cubrir sus gastos. En los últimos meses, Atenas ha estado intentando refinanciar su deuda. Alemania está dispuesta a ayudar, pero quiere cobrar las tasas de interés del mercado.
A Grecia y a la administración de George Papandreu se les acaban las opciones. Como era previsible, las promesas de ayuda por parte de los estados miembros de la Unión Europea no fueron suficientes para calmar a los mercados. Ahora las negociaciones en Bruselas ya no giran en torno de si un rescate será necesario o no, sino a las condiciones de dicho rescate. El jueves las tasas de interés treparon a un monto prohibitivo de 7,51 por ciento –un record histórico para la eurozona–. Grecia necesita 53 mil millones de euros este año para cubrir sus gastos. De dicho monto, 16 mil millones son necesarios antes del fin de mayo, fecha en que se vence una parte de su deuda.
Grecia necesita 53 mil millones de euros este año para cubrir sus gastos. En los últimos meses, Atenas ha estado intentando refinanciar su deuda. Alemania está dispuesta a ayudar, pero quiere cobrar las tasas de interés del mercado.
A Grecia y a la administración de George Papandreu se les acaban las opciones. Como era previsible, las promesas de ayuda por parte de los estados miembros de la Unión Europea no fueron suficientes para calmar a los mercados. Ahora las negociaciones en Bruselas ya no giran en torno de si un rescate será necesario o no, sino a las condiciones de dicho rescate. El jueves las tasas de interés treparon a un monto prohibitivo de 7,51 por ciento –un record histórico para la eurozona–. Grecia necesita 53 mil millones de euros este año para cubrir sus gastos. De dicho monto, 16 mil millones son necesarios antes del fin de mayo, fecha en que se vence una parte de su deuda.
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A Grecia y a la administración de George Papandreu se les acaban las opciones. Como era previsible, las promesas de ayuda por parte de los estados miembros de la Unión Europea no fueron suficientes para calmar a los mercados. Ahora las negociaciones en Bruselas ya no giran en torno de si un rescate será necesario o no, sino a las condiciones de dicho rescate. El jueves las tasas de interés treparon a un monto prohibitivo de 7,51 por ciento –un record histórico para la eurozona–. Grecia necesita 53 mil millones de euros este año para cubrir sus gastos. De dicho monto, 16 mil millones son necesarios antes del fin de mayo, fecha en que se vence una parte de su deuda.
En los últimos meses, Atenas ha estado intentando refinanciar su deuda. Una parte esencial de sus esfuerzos se centraba en obtener préstamos a intereses más bajos. Las sucesivas promesas de los estados miembros de la UE en ayudar a Grecia en caso de ser necesario tenían el objetivo de calmar a los mercados y reducir los intereses. El anuncio de ayuda más reciente acordado por los líderes de la UE declara que en caso de ser necesario Grecia recibirá una ayuda “sustancial” por parte del FMI y del resto de los estados miembros. El gobierno alemán, que hasta el momento había sido el principal opositor a proveer ayuda financiera, aceptó en principio suministrar 19 por ciento de la ayuda financiera. No obstante, las condiciones del acuerdo siguen sin estar claras, ya que Alemania insistió en que los préstamos se hicieran a intereses no subvencionados. Es decir, bajo las condiciones actuales, no se trata de una verdadera ayuda: los países de la UE únicamente prestarían dinero al mismo interés que el mercado.
Actualmente el tema está siendo discutido en Bruselas, y se espera que esta semana se alcance un acuerdo. Francia y la mayor parte de los estados de la eurozona desean prestar dinero a Grecia a intereses más bajos que los del mercado, ya que temen un default de la economía griega, el cual traería consecuencias catastróficas para la eurozona y el euro. Alemania, por el contrario, se mantiene firme en su posición de no subvencionar a Grecia. La Constitución alemana prohíbe subvencionar a otro estado miembro, y además la opinión pública de Alemania se opone fuertemente a que el dinero de sus impuestos vaya para los griegos.
Hay muchos en Bruselas que piensan que Grecia no podrá pagar sus obligaciones y que necesitará ayuda de manera inminente. Esta semana la situación se vio agravada no sólo por el aumento de las tasas de interés sino por la decisión de la agencia Fitch de aumentar el riesgo país de Grecia, de BBB+ a BBB-. El ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, también hizo lo suyo en acrecentar el miedo de los mercados al señalar que el déficit público era aún mayor que el declarado anteriormente y que este alcanzaría al menos 12,9 por ciento del PBI.
Con el correr de los días, las posibilidades de que Grecia pueda cumplir por sí misma con sus obligaciones parecen esfumarse. La desesperanza es generalizada y ya el gobierno griego se prepara para aceptar la eventualidad de una ayuda externa, la cual vendrá acompañada de medidas draconianas de cortes presupuestarios. El plan de austeridad que prepara el gobierno alemán junto al Banco Central Europeo es tan severo que, en comparación, las exigencias del FMI son vistas como relativamente moderadas.
Las medidas se sumarán a los recortes que el gobierno de Papandreu está llevando a cabo. En el primer trimestre de este año ya se ha reducido el déficit público en un 40 por ciento. Nuevos recortes aumentarían el riesgo de conflicto social, el cual ya ha alcanzado proporciones severas.
Hasta el momento, la administración de Papandreu insiste en que no necesita ayuda externa y espera el milagro de que las tasas de interés se reduzcan, lo cual le permitiría refinanciar su deuda. A pesar del pesimismo que se vive en Bruselas aún no está todo dicho: mucho depende de que esta semana los países miembros acuerden un paquete de ayuda creíble, lo cual les daría confianza a los mercados de que Grecia no será abandonada a su suerte.
En los últimos meses, Atenas ha estado intentando refinanciar su deuda. Una parte esencial de sus esfuerzos se centraba en obtener préstamos a intereses más bajos. Las sucesivas promesas de los estados miembros de la UE en ayudar a Grecia en caso de ser necesario tenían el objetivo de calmar a los mercados y reducir los intereses. El anuncio de ayuda más reciente acordado por los líderes de la UE declara que en caso de ser necesario Grecia recibirá una ayuda “sustancial” por parte del FMI y del resto de los estados miembros. El gobierno alemán, que hasta el momento había sido el principal opositor a proveer ayuda financiera, aceptó en principio suministrar 19 por ciento de la ayuda financiera. No obstante, las condiciones del acuerdo siguen sin estar claras, ya que Alemania insistió en que los préstamos se hicieran a intereses no subvencionados. Es decir, bajo las condiciones actuales, no se trata de una verdadera ayuda: los países de la UE únicamente prestarían dinero al mismo interés que el mercado.
Actualmente el tema está siendo discutido en Bruselas, y se espera que esta semana se alcance un acuerdo. Francia y la mayor parte de los estados de la eurozona desean prestar dinero a Grecia a intereses más bajos que los del mercado, ya que temen un default de la economía griega, el cual traería consecuencias catastróficas para la eurozona y el euro. Alemania, por el contrario, se mantiene firme en su posición de no subvencionar a Grecia. La Constitución alemana prohíbe subvencionar a otro estado miembro, y además la opinión pública de Alemania se opone fuertemente a que el dinero de sus impuestos vaya para los griegos.
Hay muchos en Bruselas que piensan que Grecia no podrá pagar sus obligaciones y que necesitará ayuda de manera inminente. Esta semana la situación se vio agravada no sólo por el aumento de las tasas de interés sino por la decisión de la agencia Fitch de aumentar el riesgo país de Grecia, de BBB+ a BBB-. El ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, también hizo lo suyo en acrecentar el miedo de los mercados al señalar que el déficit público era aún mayor que el declarado anteriormente y que este alcanzaría al menos 12,9 por ciento del PBI.
Con el correr de los días, las posibilidades de que Grecia pueda cumplir por sí misma con sus obligaciones parecen esfumarse. La desesperanza es generalizada y ya el gobierno griego se prepara para aceptar la eventualidad de una ayuda externa, la cual vendrá acompañada de medidas draconianas de cortes presupuestarios. El plan de austeridad que prepara el gobierno alemán junto al Banco Central Europeo es tan severo que, en comparación, las exigencias del FMI son vistas como relativamente moderadas.
Las medidas se sumarán a los recortes que el gobierno de Papandreu está llevando a cabo. En el primer trimestre de este año ya se ha reducido el déficit público en un 40 por ciento. Nuevos recortes aumentarían el riesgo de conflicto social, el cual ya ha alcanzado proporciones severas.
Hasta el momento, la administración de Papandreu insiste en que no necesita ayuda externa y espera el milagro de que las tasas de interés se reduzcan, lo cual le permitiría refinanciar su deuda. A pesar del pesimismo que se vive en Bruselas aún no está todo dicho: mucho depende de que esta semana los países miembros acuerden un paquete de ayuda creíble, lo cual les daría confianza a los mercados de que Grecia no será abandonada a su suerte.
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