Israel persigue a Haaretz
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Los Ejes del Mal
Jonathan Cook
CounterPunch
Traducido para Rebelión por S. Seguí
17/04/10
Un Estado en manos de su policía secreta
Un miembro árabe del Parlamento israelí exige que se autorice al diario Haaretz a publicar un artículo de investigación suprimido pocos días antes del ataque de Israel a Gaza, en el invierno de 2008.
La investigación, realizada por Uri Blau, que se halla en la clandestinidad desde diciembre para evitar su arresto, se refería a los preparativos israelíes para el inminente asalto a Gaza conocido como Operación Plomo Fundido.
En una medida muy poco habitual, según informan los medios israelíes, el ejército ordenó al diario Haaretz que destruyera todos los ejemplares de una edición que incluía la investigación de Blau, después de haber sido ya imprimida, tras ser aprobada por el censor militar. El artículo nunca se volvió a publicar.
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Blau ha pasado a la clandestinidad en Londres, después de que el Shin Bet, la policía secreta de Israel, le exigiera que regresase a Israel para devolver cientos de documentos clasificados que según fuentes de la secreta están en su poder, y para revelar sus fuentes. Blau publicó otros artículos de investigación para Haaretz en 2008 y 2009 que pusieron en serios aprietos a altos mandos militares, por cuanto mostraban que éstos habían dado órdenes que desobedecían deliberadamente determinadas sentencias judiciales, entre otras las relativas a la ejecución de palestinos que pudieran ser aprehendidos sin riesgo.
Haneen Zoubi, una parlamentaria que antes fue responsable de una organización israelí de vigilancia de los medios, dijo que era “indignante” que el informe suprimido siguiera siendo secreto tanto tiempo después del ataque de Gaza. Zoubi presentará hoy una pregunta parlamentaria a Ehud Barak, ministro de Defensa, en la que exige saber por qué el ejército suprimió el artículo, y qué está impidiendo su publicación ahora. Barak debe responder en un plazo de 21 días.
La parlamentaria ha destacado lo importante que es la publicación del artículo, tanto porque Israel ha sido ampliamente criticado por haber matado a cientos de civiles en sus tres semanas de asalto a Gaza, como por los informes posteriores que indican que los comandantes israelíes obtuvieron asesoramiento jurídico meses antes de la operación, a fin de manipular las definiciones aceptadas por el derecho internacional y poder atacar a civiles.
“Tiene que haber por lo menos una fuerte sospecha de que el artículo de Uri Blau contiene información vital, basada en documentos militares, sobre las intenciones del ejército israelí de cometer crímenes de guerra”, dijo la parlamentaria en una entrevista. “Si es así, entonces Haaretz tiene el deber de publicar el artículo. Si no, entonces no hay razón para que el ministro impida su publicación después de tanto tiempo.”
El requerimiento de Zoubi, realizado ayer, siguió a las crecientes críticas públicas hacia Haaretz por su apoyo a Blau, al que recomienda que siga en la clandestinidad y al que sigue pagando su sueldo. En los foros de Internet y las cartas al director, muchos califican al periodista de traidor. Varios parlamentarios han pedido el cierre de Haaretz, o bien su boicot.
Una portavoz de Haaretz se negó a hacer comentarios, pero un periodista afirmó que en el diario se ha desarrollado una “mentalidad de asedio”. “Nos han dicho a todos que no hablemos con nadie sobre el caso”, dijo. “Hay una total psicosis de que van a hacer sufrir al diario por el caso Blau”.
Amal Jamal, profesor de la Universidad de Tel Aviv, que imparte un curso de medios de comunicación, manifestó que estaba preocupado por el timing de la campaña del Shin Bet contra Blau. Señaló que la policía secreta comenzó a entrevistar al periodista sobre sus fuentes y los documentos utilizados el pasado verano, en vísperas de la publicación del informe Goldstone, encargado por las Naciones Unidas y que puso en aprietos a Israel al afirmar que había cometido crímenes de guerra en Gaza.
“El objetivo en el caso actual parece que no sólo es intimidar a los periodistas, sino también deslegitimar determinados tipos de investigación relativos a asuntos de seguridad, dado el nuevo clima de sensibilidad en Israel a raíz del informe Goldstone.” Jamal añadió que Blau, que ha alcanzado en poco tiempo la reputación de ser el mejor periodista de investigación del país, estaba “probablemente acabado” como periodista en Israel.
Shraga Elam, un galardonado periodista israelí, ha dicho que el artículo suprimido de Blau también podría revelar los objetivos de una supuesta “tercera fase”, que no llegó a llevarse a cabo, de la que muchos hablan pero de la que no se conocen todos los detalles, en el ataque a Gaza, tras los ataques aéreos iniciales y una limitada invasión por tierra. Elam sospecha que el plan consistía en empujar a una parte de la población de Gaza hacia Egipto al amparo de una invasión terrestre más amplia. El plan se habría frustrado, considera, porque Hamás ofreció poca resistencia y Egipto se negó a abrir la frontera.
El lunes pasado, una parlamentaria del partido centrista Kadima, Yulia-Shamal Berkovich, pidió el cierre de Haaretz, en apoyo a una demanda similar del también parlamentario Michael Ben-Ari, de la derechista Unión Nacional. Yulia acusó a la dirección de Haaretz de haber “optado por ocultarse” en relación con el caso y le acusó de instar a Blau a permanecer en el extranjero. Dijo también que el periódico “debe garantizar que los materiales que están en poder de Blau se devuelvan. Si Haaretz no lo hace, su licencia periodística debe revocarse sin más demora.” Otro diputado de Kadima, Israel Hasson, ex vicedirector del Shin Bet, instó esta semana al público a que boicotease Haaretz hasta que despida a Blau.
Varios destacados periodistas israelíes han redactado una petición en la que invitan al Shin Bet a poner fin a sus amenazas de presentar cargos contra Blau por espionaje. En la petición afirman: “Creemos que el caso Blau es único, y nos tememos que cree un precedente peligroso.” “Hasta ahora, las autoridades judiciales no han intentado encausar a los periodistas por el delito de poseer información clasificada, un delito en el que la mayor parte de nosotros hemos incurrido de una manera u otra”.
Un grupo de organizaciones israelíes de derechos humanos presentará esta semana una carta dirigida al gobierno en la que le exige que la investigación se centre en las violaciones de la ley por parte del ejército, y no en la “difamación” de Blau y sus fuentes.
Ayer, la Corte Suprema endureció las restricciones a Anat Kamm, una de los principales informantes de Blau, en arresto domiciliario desde diciembre por copiar cerca de 2.000 documentos militares durante su servicio militar. Se le acusa de espionaje con la intención de perjudicar al Estado, un cargo que conlleva una condena de 25 años de cárcel.
Entre los documentos copiados por Kamm, de 23 años, hay órdenes militares que violan las resoluciones judiciales y justifican la violación de la ley por los soldados.
El juez Ayala Procaccia dijo: “Los actos atribuidos a la acusada indican una percepción interna profundamente distorsionada de los deberes de un soldado hacia el sistema militar al que él o ella está obligado a servir, y una perversión grave de la responsabilidad básica que un ciudadano tiene ante el Estado al que pertenece.” Por decisión del tribunal, Kamm no puede salir de su vivienda, y debe ser vigilada por un pariente cercano en todo momento.
La cobertura mediática del caso en Israel ha sido en gran medida hostil tanto a Kamm como a Blau. Gideon Levy afirma en Haaretz hoy: “La verdadera traición ha sido la de los periodistas que han traicionado su profesión, los periodistas que toman partido por el aparato de seguridad contra sus colegas que están haciendo su trabajo echando luz sobre asuntos oscuros.”
Levy califica a Israel “un estado policial”, y añade que “si dependiera de la opinión pública, Kamm y Blau serían ejecutados, y Haaretz sería cerrado en el acto.”
Jonathan Cook es escritor y periodista que vive en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilizations: Iraq, Iran and the Plan to remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestina: Israel’s Experiments in Human Dispair (Zed Books). Su página Internet es www.jkcook.net.
S. Seguí es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.
Un miembro árabe del Parlamento israelí exige que se autorice al diario Haaretz a publicar un artículo de investigación suprimido pocos días antes del ataque de Israel a Gaza, en el invierno de 2008.
La investigación, realizada por Uri Blau, que se halla en la clandestinidad desde diciembre para evitar su arresto, se refería a los preparativos israelíes para el inminente asalto a Gaza conocido como Operación Plomo Fundido.
En una medida muy poco habitual, según informan los medios israelíes, el ejército ordenó al diario Haaretz que destruyera todos los ejemplares de una edición que incluía la investigación de Blau, después de haber sido ya imprimida, tras ser aprobada por el censor militar. El artículo nunca se volvió a publicar.
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Blau ha pasado a la clandestinidad en Londres, después de que el Shin Bet, la policía secreta de Israel, le exigiera que regresase a Israel para devolver cientos de documentos clasificados que según fuentes de la secreta están en su poder, y para revelar sus fuentes. Blau publicó otros artículos de investigación para Haaretz en 2008 y 2009 que pusieron en serios aprietos a altos mandos militares, por cuanto mostraban que éstos habían dado órdenes que desobedecían deliberadamente determinadas sentencias judiciales, entre otras las relativas a la ejecución de palestinos que pudieran ser aprehendidos sin riesgo.
Haneen Zoubi, una parlamentaria que antes fue responsable de una organización israelí de vigilancia de los medios, dijo que era “indignante” que el informe suprimido siguiera siendo secreto tanto tiempo después del ataque de Gaza. Zoubi presentará hoy una pregunta parlamentaria a Ehud Barak, ministro de Defensa, en la que exige saber por qué el ejército suprimió el artículo, y qué está impidiendo su publicación ahora. Barak debe responder en un plazo de 21 días.
La parlamentaria ha destacado lo importante que es la publicación del artículo, tanto porque Israel ha sido ampliamente criticado por haber matado a cientos de civiles en sus tres semanas de asalto a Gaza, como por los informes posteriores que indican que los comandantes israelíes obtuvieron asesoramiento jurídico meses antes de la operación, a fin de manipular las definiciones aceptadas por el derecho internacional y poder atacar a civiles.
“Tiene que haber por lo menos una fuerte sospecha de que el artículo de Uri Blau contiene información vital, basada en documentos militares, sobre las intenciones del ejército israelí de cometer crímenes de guerra”, dijo la parlamentaria en una entrevista. “Si es así, entonces Haaretz tiene el deber de publicar el artículo. Si no, entonces no hay razón para que el ministro impida su publicación después de tanto tiempo.”
El requerimiento de Zoubi, realizado ayer, siguió a las crecientes críticas públicas hacia Haaretz por su apoyo a Blau, al que recomienda que siga en la clandestinidad y al que sigue pagando su sueldo. En los foros de Internet y las cartas al director, muchos califican al periodista de traidor. Varios parlamentarios han pedido el cierre de Haaretz, o bien su boicot.
Una portavoz de Haaretz se negó a hacer comentarios, pero un periodista afirmó que en el diario se ha desarrollado una “mentalidad de asedio”. “Nos han dicho a todos que no hablemos con nadie sobre el caso”, dijo. “Hay una total psicosis de que van a hacer sufrir al diario por el caso Blau”.
Amal Jamal, profesor de la Universidad de Tel Aviv, que imparte un curso de medios de comunicación, manifestó que estaba preocupado por el timing de la campaña del Shin Bet contra Blau. Señaló que la policía secreta comenzó a entrevistar al periodista sobre sus fuentes y los documentos utilizados el pasado verano, en vísperas de la publicación del informe Goldstone, encargado por las Naciones Unidas y que puso en aprietos a Israel al afirmar que había cometido crímenes de guerra en Gaza.
“El objetivo en el caso actual parece que no sólo es intimidar a los periodistas, sino también deslegitimar determinados tipos de investigación relativos a asuntos de seguridad, dado el nuevo clima de sensibilidad en Israel a raíz del informe Goldstone.” Jamal añadió que Blau, que ha alcanzado en poco tiempo la reputación de ser el mejor periodista de investigación del país, estaba “probablemente acabado” como periodista en Israel.
Shraga Elam, un galardonado periodista israelí, ha dicho que el artículo suprimido de Blau también podría revelar los objetivos de una supuesta “tercera fase”, que no llegó a llevarse a cabo, de la que muchos hablan pero de la que no se conocen todos los detalles, en el ataque a Gaza, tras los ataques aéreos iniciales y una limitada invasión por tierra. Elam sospecha que el plan consistía en empujar a una parte de la población de Gaza hacia Egipto al amparo de una invasión terrestre más amplia. El plan se habría frustrado, considera, porque Hamás ofreció poca resistencia y Egipto se negó a abrir la frontera.
El lunes pasado, una parlamentaria del partido centrista Kadima, Yulia-Shamal Berkovich, pidió el cierre de Haaretz, en apoyo a una demanda similar del también parlamentario Michael Ben-Ari, de la derechista Unión Nacional. Yulia acusó a la dirección de Haaretz de haber “optado por ocultarse” en relación con el caso y le acusó de instar a Blau a permanecer en el extranjero. Dijo también que el periódico “debe garantizar que los materiales que están en poder de Blau se devuelvan. Si Haaretz no lo hace, su licencia periodística debe revocarse sin más demora.” Otro diputado de Kadima, Israel Hasson, ex vicedirector del Shin Bet, instó esta semana al público a que boicotease Haaretz hasta que despida a Blau.
Varios destacados periodistas israelíes han redactado una petición en la que invitan al Shin Bet a poner fin a sus amenazas de presentar cargos contra Blau por espionaje. En la petición afirman: “Creemos que el caso Blau es único, y nos tememos que cree un precedente peligroso.” “Hasta ahora, las autoridades judiciales no han intentado encausar a los periodistas por el delito de poseer información clasificada, un delito en el que la mayor parte de nosotros hemos incurrido de una manera u otra”.
Un grupo de organizaciones israelíes de derechos humanos presentará esta semana una carta dirigida al gobierno en la que le exige que la investigación se centre en las violaciones de la ley por parte del ejército, y no en la “difamación” de Blau y sus fuentes.
Ayer, la Corte Suprema endureció las restricciones a Anat Kamm, una de los principales informantes de Blau, en arresto domiciliario desde diciembre por copiar cerca de 2.000 documentos militares durante su servicio militar. Se le acusa de espionaje con la intención de perjudicar al Estado, un cargo que conlleva una condena de 25 años de cárcel.
Entre los documentos copiados por Kamm, de 23 años, hay órdenes militares que violan las resoluciones judiciales y justifican la violación de la ley por los soldados.
El juez Ayala Procaccia dijo: “Los actos atribuidos a la acusada indican una percepción interna profundamente distorsionada de los deberes de un soldado hacia el sistema militar al que él o ella está obligado a servir, y una perversión grave de la responsabilidad básica que un ciudadano tiene ante el Estado al que pertenece.” Por decisión del tribunal, Kamm no puede salir de su vivienda, y debe ser vigilada por un pariente cercano en todo momento.
La cobertura mediática del caso en Israel ha sido en gran medida hostil tanto a Kamm como a Blau. Gideon Levy afirma en Haaretz hoy: “La verdadera traición ha sido la de los periodistas que han traicionado su profesión, los periodistas que toman partido por el aparato de seguridad contra sus colegas que están haciendo su trabajo echando luz sobre asuntos oscuros.”
Levy califica a Israel “un estado policial”, y añade que “si dependiera de la opinión pública, Kamm y Blau serían ejecutados, y Haaretz sería cerrado en el acto.”
Jonathan Cook es escritor y periodista que vive en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilizations: Iraq, Iran and the Plan to remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestina: Israel’s Experiments in Human Dispair (Zed Books). Su página Internet es www.jkcook.net.
S. Seguí es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.
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