¿Debería la Unión Europea subvencionar la seguridad de Israel?

Ben Hayes
European Voice
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
16/04/10

La integración de Israel en el programa europeo de investigación vinculado a la seguridad mina los compromisos de imparcialidad de la Unión Europea en Oriente Medio

Desde que en 1984 la Comunidad Europea empezó a financiar investigación, tanto la cantidad de fondos disponibles como la variedad de temas propuestos han aumentado de forma constante (el último programa-marco, FP7, tiene un presupuesto de 53.000 millones de euros para siete años). Lo mismo ocurre con la participación de los investigadores extra-comunitarios en proyectos de colaboración.

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En términos per capita, ningún país no miembro de la UE ha recibido más de generosidad de la UE que Israel. Es más, la Comisión Europea afirma que por delante de la UE sólo esta la Fundación de Ciencias de Israel en Jerusalén como fuente de fondos de investigación para los académicos, corporaciones y empresas estatales israelíes.

Esta financiación acaba cada vez más en el ya boyante sector israelí de la seguridad. Según el gobierno israelí, los ingresos israelíes de la exportación de productos relacionados con la lucha contra el terrorismo alcanzan actualmente los mil millones de dólares anuales.

Desde que Israel se integró en las “zona de investigación europea” la Comisión ha firmado decenas de lucrativos contratos de investigación de la UE con sus homólogos de las Industrias Aeroespaciales de Israel (una empresa pública de fabricación de [aviones teledirigidos] drone), Motorola Israel (productora de las “vallas virtuales” en torno a las colonias israelíes) y Elbit Systems (una de las mayores empresas privadas de tecnología militar de Israel encargada de segmentos del Muro de Separación, por emplear la terminología de las Naciones Unidas, en torno a Jerusalén construido entre las comunidades judía y palestina).

Unos 58 proyectos de “investigación de seguridad” se han financiado ahora con los 1.400 millones de euros del componente de “investigación de seguridad” del FP7. Compañías e instituciones israelíes están participando en 12 de ellos y dirigiendo o coordinando cinco de ellos. Sólo Reino Unido, Alemania, Francia e Italia dirigen más proyectos.

Entre este último grupo de contratos hay un proyecto de 9,1 millones de euros dirigido por Verint Systems que proporcionará los “datos de campos derivados” a “gestores de crisis” en “centros de comando y control” (estos contratos tienden a evitar expresiones como “vigilancia” y “seguridad interna” y a sustituirlos por términos con menos connotaciones).

Verint se describe como “un líder en las empresas de optimización de efectivos y de soluciones de de inteligencia sobre seguridad, incluyendo vídeo vigilancia, seguridad pública y soluciones para transmisión e investigaciones de inteligencia”. Lo que ante todo proporciona son espacios de trabajo para la vigilancia e instalaciones de video vigilancia y de escuchas. Ahora Verint está siendo subvencionada de hecho por la UE para desarrollar sistemas de vigilancia y comunicación que en última instancia pueden ser revendidos a los estados miembro [de la UE].

La razón de ser de establecer el programa de investigación vinculado a la seguridad de la UE era mejorar la “competitividad industrial” de una naciente “industria europea de seguridad interna”. La Comisión argumenta que financiar la seguridad interna de Israel es completamente coherente con este objetivo (en la medida en que va a desarrollar la “ base de conocimientos” de Europa).

Pero, ¿debería dar la Comisión más dinero al floreciente sector israelí de la seguridad que a sus homólogos en la mayoría de los Estados de la UE?

Lo que es más importante, ¿debe financiarlo en absoluto? El control israelí de lo que queda de los territorios palestinos depende ahora tanto del hardware y software proporcionado por su industria de “seguridad interna” como de su tradicional supremacía militar.

Por consiguiente, la UE corre el riesgo de ser cómplice de las acciones de un ejército que frecuentemente demuestra poca consideración tanto por las vidas como por los medios de vida de los civiles. Y los subsidios de la UE hacen que ésta parezca menos que imparcial en el proceso de paz.

A ojos de muchos palestinos este proceso ya está básicamente comprometido. El pasado mes de septiembre Javier Solana, jefe de la política exterior de la UE durante una década, afirmó ante una audiencia en Jerusalén: “Israel es, permítanme decirlo, un miembro de la UE sin ser un miembro de sus instituciones”,

“Ningún país fuera del continente tiene unas relaciones como las que mantiene Israel con la UE” afirmó y añadió que “hoy la UE tiene una relación más fuerte con Israel que con Croacia” (que sigue esperando convertirse en miembro en 2011).

Al parecer a Solana no le importa si la UE parece neutra o no o cómo se está gastando su presupuesto de investigación. Pero, ¿desean los contribuyentes europeos que los administradores de la UE destinen su dinero a una industria que es el centro de uno de los problemas geopolíticos más sangrientos, más prolongados y más sensibles de nuestro tiempo?

Ben Hayes es director de proyecto del grupo de libertades civiles Satewatch y dirige un blog sobre el programa de investigación vinculado a la seguridad de la UE.

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