Calma total en las calles tras las jornadas de vacunación
Miguel Jara
20/01/10
El jueves pasado estuve en una mesa de debate sobre Reacciones Adversas a Medicamentos (RAM) que por cierto servía de presentación de un nuevo bufete de abogados -Bufete RAM, se llama- que promete poner un poco de orden o de Justicia en dicho asunto. El caso es que Alberto García Romero -presidente del colegio de Farmacéuticos de Madrid-, se destapó con unos comentarios que me llamaron la atención. En suma expuso seis razones por las que los profesionales sanitarios no declaran bien a las autoridades competentes las reacciones adversas que se producen tras la ingesta de medicamentos. Lástima no recordar las seis, una de ellas era “por vergüenza”. Otra era por miedo a tener que asumir responsabilidades legales. Ya digo, una pena no recordar las seis pero lo que venía a destacar el máximo responsable de los farmacéuticos madrileños era que muchas reacciones adversas producidos por fármacos no se notifican por lo que el sistema español de farmacovigilancia (que es como se llama a esto de observar cómo funcionan los medicamentos una vez comercializados) no estaba funcionando lo bien que debiera.
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Me pareció bastante honesta la postura, inesperada y no quiero pensar que fuera producto del “buenismo” producido por la situación (a su izquierda y a punto de tomar la palabra tenía a un abogado que “amenaza” con entrar como elefante en cacharrería sobre el escandaloso mundo de los “efectos colaterales” de los preparados farmacológicos).
Sirva esta introducción a que comienzan a llegar informaciones sobre la notificación de reacciones adversas a las vacunas contra la gripe A. Los datos que tengo son los facilitados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Corresponden a los días comprendidos entre el 9 y el 20 de diciembre pasados (recuerden que las vacunas comenzaron a distribuirse el 16 de noviembre anterior). El número de personas que sufrieron reacciones adversas en ese periodo fue de 288.
La AEMPS nos recuerda que:
El origen de los casos es la notificación espontánea por parte de los profesionales sanitarios, comunicada directamente a los Centros Autonómicos de Farmacovigilancia, o bien a través de las compañías farmacéuticas. Toda la información se recoge en una base de datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios llamada FEDRA. El objetivo de esta base de datos es posibilitar la detección precoz de cualquier riesgo no conocido de los medicamentos una vez comercializados.
Bueno, así lo cuenta esta agencia pública: ¿espontánea?, quizá tenga esto que ver con lo que les he explicado de las seis razones (prometo que intento enterarme bien sobre estas seis razones y hacer una información si procede). ¿Compañías farmacéuticas?, ¿jueces y parte? Posibilitar la detección precoz de cualquier riesgo no conocido de los medicamentos una vez comercializados. No está mal teniendo en cuenta que se han aprobado por un procedimiento de urgencia y que en parte ya conocíamos algunos riesgos que podían ofrecer.
“A continuación se describen con mayor detalle algunos de los casos de mayor interés desde un punto de vista clínico cuya relación con la vacunación está en estudio”, indica la Agencia (y yo resumo):
1. Se han notificado seis casos de hiperreactividad bronquial, tres de ellos en pacientes con enfermedades pulmonares asociadas (asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
2. En cuanto a otras reacciones alérgicas merece especial mención el caso de un varón de 9 años con parálisis cerebral que a los pocos minutos de la administración de la vacuna presentó un cuadro de edema facial, cianosis y dificultad respiratoria.
3. Se han comunicado dos casos de pérdidas fetales varios días después de la vacunación. Estos casos entran dentro de lo esperable ya que se estima que la tasa de aborto espontáneo para embarazos confirmados en el primer trimestre oscila entre el 10-15% y la de muertes fetales en el tercer trimestre es de 4 muertes fetales/1.000 nacimientos.
4. Se ha notificado un caso aislado de supresión de la lactación en una mujer de 25 años con antecedentes de bronquitis asmática.
5. Se han notificado 4 casos de trastornos convulsivos. Dos de ellos aparecieron en pacientes con antecedentes previos de crisis convulsiva que llevaban un periodo variable de tiempo sin síntomas. Se trata de una niña de a 4 años con Síndrome de West y un varón diagnosticado de epilepsia.
6. Se ha notificado un caso de parálisis facial en una mujer de 21 años 4 días después de ser vacunada. Se sabe que la incidencia de parálisis facial en la población general es de 11 a 40 casos por 100.000 habitantes por año, por lo que este caso notificado entra dentro de lo que sería esperable en la población vacunada.
7. Se han notificado dos casos, (…) de dos mujeres, de 32 años y 87 años, con síntomas neurológicos motores en las extremidades, que se encuentran en estudio.
Lo esperado “calma total en las calles tras la jornada de huelga“, que decía la canción. Todo está controlado, no sucede nada anormal, nada que no “estuviera previsto”. Muchas personas pensarán que son pocas reacciones adversas para haberse aplicado las vacunas a ciento de miles de personas durante ese periodo. El número exacto de los afectados inmediatamente tras la vacunación no lo sabremos por las causas descritas anteriormente y por las que la propia AEMPS da a entender. Pero tampoco se incluyen los efectos adversos producidos meses o años después de la vacunación, que los habrá.
El lenguaje que utiliza la AEMPS no me inspira confianza por una razón que cualquiera puede atestiguar: intenta, de manera constante, exculpar a la vacunación de los males que han padecido esas personas. Esos “sustos” podrían haberse evitado pues como han advertido muchos profesionales sanitarios, en este mismo blog, no hacía falta vacunarse contra la gripe A y la realidad va poniendo a cada uno en su sitio: la gripe A ha producido la décima parte de casos mortales que una gripe estacional.
Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009), que explica cómo se expande de manera premeditada el marketing del miedo, contiene un capítulo específico sobre la vacunación contra el virus del papiloma humano y los efectos secundarios de vacunar con preparados vacunales que contienen mercurio como conservante.
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