En Afganistán, se dispara la cifra de víctimas mortales
James Cogan
World Socialist Web Site
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
05/08/09
Un informe publicado el pasado mes de julio por la Unidad de Derechos Humanos de la Misión de Ayuda de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés) arroja algo de luz acerca del creciente número de inocentes, hombres, mujeres y niños, que han resultado asesinados en aras de la consolidación de la ocupación neo-colonial del país por parte de EEUU y sus aliados.
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El informe de UNAMA compara la cifra de civiles muertos oficialmente recogida durante los seis primeros meses de 2009 con la de años anteriores [*]. Desde el 1 de enero al 30 de junio, se registraron 1.013 civiles muertos, “comparados con los 818 del mismo período en 2008 y 684 en 2007”. Es decir, como la administración Obama se ha decantado por la escalada de la guerra y ha enviado más aviones y miles de soldados a Afganistán, la cifra de muertos civiles se ha disparado hasta el 24%.
Las actividades militares, tanto de la insurgencia dirigida por los talibanes, denominados en el informe “elementos antigubernamentales” (AGEs, por sus siglas en inglés), como las operaciones de las proclamadas fuerzas pro-gubernamentales (PGFs, por sus siglas en inglés) -tropas extranjeras y fuerzas de seguridad del gobierno afgano-, han contribuido al aumento de víctimas.
Se ha responsabilizado de 595, o del 59%, de las muertes a las bombas colocadas por los insurgentes a los lados de las carreteras y a los suicidas-bomba. En muchos casos, los civiles murieron durante los ataques contra objetivos del ejército ocupante. Las tropas estadounidenses y de la OTAN suelen conducir los convoyes a través de zonas residenciales y han establecido bases dentro de los pueblos y ciudades afganas para impedir que caigan bajo control directo de los talibanes.
En las cifras de los muertos civiles causados por la insurgencia están también incluidos los funcionarios y empleados del gobierno favorables a la ocupación.
Las fuerzas ocupantes mataron a 310 de los muertos civiles registrados por UNAMA, o del 30,5%. Se responsabiliza a partes “desconocidas” o no confirmadas de las restantes 108 muertes, o del 10,5%.
Los ataques aéreos fueron la principal causa de las muertes causadas por las fuerzas estadounidenses y aliadas. UNAMA registraba 40 ataques que, combinados, causaron 200 muertes. Sólo en junio, los ataques aéreos mataron a 51 personas, lo que sugiere que la tasa está incrementándose a pesar de todas las proclamaciones efectuadas por los generales estadounidenses de que están siendo más cuidadosos para evitar lo que el ejército sigue denominando “daños colaterales”.
Muchas personas en Afganistán podrían rechazar las valoraciones que UNAMA hace sobre las consecuencias de los ataques aéreos. El informe acepta, por ejemplo, la cifra oficial de que 63 civiles murieron el 4 de mayo durante las largas horas de ataque aéreo contra el pueblo de Bala Baluk [**], en la provincia occidental de Farah. Los vecinos del lugar siguen insistiendo en que la cifra de los muertos fue al menos de 144. También se acepta que los cientos de supuestos talibanes asesinados en zonas remotas del país por los ataques aéreos eran de hecho combatientes.
Según un recuento efectuado por Associated Press , las fuerzas estadounidenses y de la OTAN afirman haber matado este año a más de 2.310 talibanes. En 2008, el recuento señalaba más de 3.800. Con la escalada de los combates, el nuevo comandante en Afganistán, el General Stanley McChrystal, ordenó a mediados de junio a las fuerzas ocupantes que dejaran de ofrecer estimaciones sobre las supuestas bajas talibanes.
Las cifras de ataques aéreos tampoco recogen los cientos de hombres, mujeres y niños que han muerto este año asesinados por los ataques con misiles lanzados desde aviones teledirigidos Predator sobre la frontera en las zonas tribales de Pakistán. La insurgencia contra los ocupantes cuenta con el apoyo de la población étnica pastún de la región. Como represalia, el ejército estadounidense está emprendiendo una campaña sistemática de terror y asesinatos contra ellos.
El 23 de junio, un único ataque estadounidense sobre una procesión funeraria en el Sur de Waziristán mató a más de 80 personas. En el mes de julio, en sólo dos días, los Predator mataron a otras 80.
Hay otras muertes de civiles que no se recogen, o de las que se informa de forma falsa diciendo que eran víctimas talibanes, que son las causadas durante los ataques regulares dirigidos por unidades de fuerzas especiales contra los hogares de sospechosos de ser dirigentes o combatientes, o financieros, de la insurgencia.
El informe señala: “La puesta en marcha de operaciones de búsqueda y captura (incluyendo los ataques nocturnos) son también preocupantes, y hay datos sobre una serie de operaciones conjuntas de las fuerzas militares internacionales y afganas en las que el uso excesivo de la fuerza ha provocado, al parecer, muertes civiles”. Agencias como UNAMA apenas tienen capacidad para verificar de forma independiente quién y cuántos mueren en ese tipo de acciones.
En conjunto, el informe de UNAMA hace una estimación pesimista de la situación a la que se enfrenta la ocupación dirigida por EEUU en Afganistán. Al contrario de lo que se esperaba del incremento de Obama, la mayor presencia de tropas extranjeras no consigue frenar la resistencia afgana; los talibanes y otros grupos insurgentes van ganando apoyos y ampliando los territorios en los que actúan.
UNAMA señalaba: “Como el conflicto se ha ampliado y profundizado a lo largo de 2007, 2008 y lo que llevamos de 2009, casi una tercera parte del país está ahora directamente afectada, en diferente grado, por actividades de la insurgencia. El conflicto armado es especialmente intenso en las regiones del Sur, Sureste, Este, Centro y Oeste. También se está extendiendo a zonas antes relativamente tranquilas, como el Norte y el Noroeste”.
En respuesta, las fuerzas ocupantes están “tratando de sofocar la insurgencia y respondiendo a la actividad insurgente dentro de zonas civiles llevando también a cabo más operaciones en zonas donde residen civiles. Estos factores han provocado un aumento de los muertos y heridos civiles y de destrucción de infraestructuras, incluyendo casas y activos, que son esenciales para la supervivencia y el mantenimiento de sus medios de vida”.
La consecuencia será que habrá muchos más civiles afganos que perderán la vida, especialmente en los continuos ataques aéreos contra supuestos objetivos talibanes. El 30 de julio, Los Angeles Times informaba que McCrystal había dado instrucciones de que los aviones Predator, anteriormente utilizados para cazar a los dirigentes de Al Qaida en las zonas montañosas del país, se centraran en operaciones contra “bastiones importantes de los insurgentes”, i.e. áreas con grandes poblaciones civiles.
McChrystal ha exigido también que se envíe desde EEUU a Afganistán al menos otra docena de aviones teledirigidos. El Mando Central ha ordenado el redespliegue de los aviones-espía U2, de unidades de ingenieros de combate, equipos de limpieza de carretera y helicópteros desde Iraq a la escalada de la guerra en Afganistán.
Poniendo de nuevo de manifiesto el carácter fraudulento de la “guerra contra el terrorismo”, un funcionario no identificado dijo a Los Angeles Times : “Es posible que volvamos sobre Bin Laden. Es probable que reconsideremos nuestras prioridades”.
El mismo McChrystal declaró en una reciente entrevista: “No creo que nos estemos centrando lo suficiente en la contrainsurgencia. No estoy en posición de criticar el contra-terrorismo, pero en el punto en que nos hallamos de la guerra en Afganistán, es más importante que nos centremos en la clásica contrainsurgencia”.
Lejos de ir contra el terrorismo, la guerra va contra el pueblo afgano. La consecuencia del aumento de víctimas tanto entre civiles como insurgentes hará que aumente la hostilidad hacia las fuerzas ocupantes y que crezca la simpatía hacia la resistencia armada ante su presencia.
Al mismo tiempo, el incremento está provocando también un aumento en las bajas estadounidenses y de la OTAN. En julio, las fuerzas extranjeras de ocupación en Afganistán sufrieron las bajas más numerosas en casi ocho años de guerra, con 75 muertos. En sólo los primeros dos días de agosto, han muerto 9 soldados estadounidenses y de la OTAN, una tasa tan alta como los peores días de la guerra en Iraq.
El informe de UNAMA predice que en las próximas semanas habrá un agudo aumento de la violencia, mientras la administración Obama y sus aliados tratan de mantener una parodia de elecciones presidenciales en el país, incluso en zonas controladas por los talibanes, donde se desprecia al Presidente afgano Hamid Karzai.
N. de la T.:
[*] Véase al respecto artículo del Profesor Marc W. Herold: “La guerra afgana de Obama, los medios estadounidenses y las Naciones Unidas”
( http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87056 )
[**] Véase al respecto artículo del Profesor Marc W. Herold: “La masacre perpetrada en Bala Baluk: Camiones de cadáveres”
( http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85112 )
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