China neutraliza la subversión de Washington en Xinjiang
Heinz Dieterich
Aporrea.org
04/08/09
China no debe aceptar la constitución de Estados autónomos separatistas, por ejemplo, en Xinjiang o Tibet, porque esto significaría, entre otras razones, entregar una parte sustancial del poder geoestratégico de Euroasia al imperialismo occidental --por la inevitable transnacionalización satelital de esos mini-Estados--, lo que inclinaría aún más la correlación de poder mundial a favor del imperialismo.
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1. Golpe propagandístico-separatista de la CIA causa tragedia humana
Alrededor de 190 muertos causó el último intento subversivo de Washington en China (Urumqui, Xinjiang, 5.7.09); mucho más que su golpe de Estado en Honduras, pero una fracción marginal de sus repetidas matanzas en Irak, Afganistán y Palestina. Cerca del 25% de las víctimas fueron del pueblo Uyghur (turco-persa), el 75% del pueblo chino (Han).
Aprovechando una protesta local en Urumqui por la muerte de dos trabajadores Uyghur en la provincia de Guandong, los disturbios fueron alentados y coordinados por el Congreso Mundial Uighur (CMU) y la Radio Free Asia (RFA), desde Estados Unidos, Alemania, Turquía y Kazajstán. El Congreso Mundial Uyghur es financiado, según su presidenta Rebiya Kadeer, por la agencia gubernamental estadounidense National Endowment for Democracy (NED): “Con el generoso apoyo financiero de la NED pudimos abrir una oficina en Washington y operar globalmente”. (In These Times, 7.12.06). Radio Free Asia fue fundada en 1950 por la CIA (Central Intelligence Agency). Desde 1996 figura como una “organización privada”, financiada por el Congreso estadounidense, que se autodefine como “organización hermana” (sister organization) de Radio Martí y Televisión Martí (OCB).
La capitalización política del golpe separatista-propagandístico de la CIA fracasó debido a la rapidez con que el gobierno chino neutralizó la operación de Washington. A diferencia de su actuación en Tibet, permitió que más de 300 periodistas de unos cien medios internacionales viajaran a Urumqui para investigar libremente in situ los trágicos acontecimientos. Esta transparencia terminó en lo inmediato con la cábala occidental.
2. Autodeterminación de los pueblos, naciones pluriétnicas y subversión imperial
En el debate de los disturbios hay tres aspectos diferentes que son necesarios distinguir: 1. el derecho a la autodeterminación de los pueblos; 2. la subversiva política de “contención y destrucción” (contain and destroy) de Washington contra Rusia y China, a fin de desmembrarlos y, 3. la composición pluriétnica de muchas naciones.
El primer aspecto se refiere a una tendencia mundial, transhistórica y legítima, resultante de las identidades étnico-culturales, las migraciones de los pueblos y la génesis de los Estados nacionales contemporáneos a través de conquistas político-territoriales de etnias locales dominantes. Aun siendo legítimo, el derecho a la autodeterminación ha servido en la historia tanto a fines progresistas como reaccionarios.
El segundo aspecto, la política del divide et impera (divide y domina), es tan antigua como la sociedad de clase. A nivel mundial existe desde la invasión europea a América, África y Asia. Hoy día es occidental-imperialista e ilegitima. El tercer aspecto, la problemática pluriétnica de las naciones resulta de los factores antes mencionados. Su solución institucional solo es posible mediante negociaciones realistas dentro de las correlaciones de fuerza actuales, no como restitución de un status quo histórico como tal (el Eretz Yisrael-Gran Israel, el Tawuantinsuyu, Al Andalus, los khanatos de Asia Central o el Gran Turkestán), que cada uno de los actores en pugna reclama según su visión particular.
China es ejemplo de esta plurietnicidad con alrededor del 8% de la población compuesta por minorías étnicas nacionales, entre ellos los Zhuangzu (16.8 millones), Manju (10.7), Miaozu (9.1), Uyghur (8.4), Mongol (5.8), Tibetanos (5.4), Coreanos (1.92), dentro de una población total de 1.3 mil millones, en su absoluta mayoría Han. En Xinjiang, los Uyghur representan el 46% del total de la población.
Ante esta compleja situación de las tres tendencias, agravada por diferencias socioeconómicas regionales e idiosincracias culturales y religiosas, ¿Qué posición debe asumir el gobierno chino?
3. China debe dar la mayor autonomía posible, pero evitar Estados separatistas
El nacionalismo de los pueblos sin Estado propio es una fuerza legítima y poderosa, hecho por el cual el gobierno debería dar el mayor grado de autonomía históricamente posible a las minorías nacionales que así lo reclamen. A tal fin debería estudiarse pormenorizadamente las experiencias de los movimientos de autodeterminación en los cinco continentes, por ejemplo, la demanda de Estados multiétnicos y pluriculturales de los pueblos indígenas americanos y las experiencias en el Estado español, Escocia y la exYugoslavia.
Lo que no debe aceptar China es la constitución de Estados autónomos separatistas, por ejemplo, en Xinjiang o Tibet, porque esto significaría, entre otras razones, entregar una parte sustancial del poder geoestratégico de Euroasia al imperialismo occidental ---por la inevitable transnacionalización satelital de esos mini-Estados---, lo que inclinaría aún más la correlación de poder mundial a favor del imperialismo.
Washington trató de lograr tal fin en los años cincuenta cuando la CIA organizó y financió durante largo tiempo una guerrilla tibetana. Sin embargo, la política de Mao derrotó a la subversión estadounidense. Tres décadas después, Ronald Reagan y su operador de la guerra sucia, Bill Casey (Jefe de la CIA), emplearon la misma estrategia con mayor éxito para derrotar a la URSS en Afganistán; dentro del plan maestro, de desmembrar posteriormente a Rusia y China mediante el paramilitarismo islámico reaccionario.
En América Latina, Reagan usó la misma política del paramilitarismo reaccionario con los miskitos en Nicaragua, para destruir al gobierno sandinista, y Clinton, Bush y la Unión Europea la usaron en Yugoslavia. El último intento de balcanización fue el de George W. Bush en Bolivia (Santa Cruz), de 2006 a 2008. Sería iluso e irresponsable desde cualquier punto de vista antiimperialista, abstraer de este factor esencial de la política mundial en el debate de la política china, rusa o del bolivarianismo latinoamericano.
4. China debe negar la constitución de cualquier Estado teocrático
La burguesía ha creado dos condiciones políticas que son imprescindibles para la democracia del futuro: el Estado de derecho y la separación de Estado e Iglesia. El Estado secular es el único baluarte que nos separa del oscurantismo terrorista de las teocracias, sean estas cristianas, musulmanas, judías o de cualquier otra índole. A nivel mundial, el Estado secular chino es un contrapeso fundamental en la higiene mental de la humanidad, ante el creciente avance y peligro del clerical-fascismo monoteísta de diverso tipo.
5. China debe resolver los desequilibrios regionales y sociales
La situación socio-económica de Xinjiang, y también de Tibet, sufre de dos problemas estructurales que generan inestabilidad social y que han sido conceptualizados desde los años noventa por el gobierno central como “la doble diferencia”: a) la disparidad del ingreso y de las condiciones de vida entre las ciudades y el campo y, b) las diferencias regionales del desarrollo entre el interior y las costas.
En cuanto a las disparidades ciudad-campo, alrededor del 81% de los Uyghures vive en el campo y trabaja en pequeñas extensiones de agricultura, cuya productividad y potencial de producción son muy limitadas. Sólo el 6% labora con equipo industrial o de transporte y el 5% está empleado en los servicios. Como toda población de campo, ésta también es tradicional, con fuertes vínculos a la cultura islámica-árabe-turco, y con bajo nivel educativo.
Las diferencias regionales fueron diagnosticados por el gobierno chino a inicios de los noventa, y en el año 2000 y se institucionalizó la estrategia del “desarrollo occidental” para combatirlas, con medidas preferenciales financieras, productivas, comerciales, de apoyo social y de educación, por ejemplo, una enseñanza especial para minorías de Xingjiang que se ha extendido a 50 universidades en 28 ciudades, y ventajas para las minorías nacionales en los exámenes de admisión universitarios. También es más liberal la política de planeación familiar para las minorías nacionales. Para los Han la política demográfica prevé un solo hijo por pareja; para los Uyghur, dos a tres hijos, y para los tibetanos en el campo no hay limitación alguna.
6. La guerra sigue
Aunque Washington haya sido derrotado por ahora en Xinjiang y antes en Georgia, por Putin, la guerra de desgaste y desmembramiento contra cualquier potencial rival mundial se intensificará. La doctrina de “contener y destruir” (containment), como axioma de la política exterior estadounidense, fue formulada por la clase política estadounidense a fines del siglo XIX, para evitar el ascenso de la Rusia zarista. Desde entonces, como dijo el gran historiador estadounidense, William Appleman Williams, se ha convertido en la razón de Estado de su sistema capitalista: Empire as a way of life – el Imperio como razón de la vida.
Xinjiang, Georgia y Honduras lo comprueban una vez más.
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