Rusia ganó la primera batalla : Cómo sigue la guerra. La UE "claudica" ante Moscú, y la prensa europea destila veneno "anti-ruso"
IARnoticias
02/09/08
Después de seis intentos fallidos para tomar medidas contra Moscú en la ONU, de incontables comunicados y declaraciones de "advertencia" por parte de funcionarios y gobiernos del eje USA-UE, de "presiones militares" con buques y aviones lanzamisiles repartiendo "ayuda humanitaria" en Georgia, después de agotar sus artillería "disuasiva", el "bloque occidental" parece haberse resignado a la salida más lógica: Patear la pelota para adelante. Rusia ganó la primera batalla, y la guerra continúa.
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Enfriar el conflicto con Moscú, extender en el tiempo el tratamiento de las medidas que no se pueden concretar, parece ser la consigna de la Unión Europea que, el lunes, en Bruselas, volvió a mostrar su impotencia frente a la dependencia del petróleo ruso al no poder materializar ninguna sanción contra Rusia, quien sigue controlando militarmente a Georgia.
Como ya se proyectaba, con el nuevo mapa de dominio regional del Cáucaso, y su virtual control militar de Georgia, Moscú se posicionó para producir una fisura en la alianza EEUU-UE que volvió a impedir una medida clara contra sus intereses económicos.
Además, Rusia es una "llave gasífera-petrolera" de Europa, y resultaba materialmente imposible que el bloque europeo aplicara contra Moscú las duras sanciones económicas que proponía Washington.
Este fin de semana, por distintos canales oficiales, Rusia lanzó advertencia de que podría tomar represalias si la UE aplicaba sanciones económicas en su contra. Tanto el Gobierno como las fuentes parlamentarias coincidieron que Moscú esta dispuesto a utilizar el "arma energética" para contrarrestar una campaña de presiones económicas y de aislamiento en su contra.
Al final del cónclave europeo del lunes solo quedó un "comunicado": En un lenguaje duro, los Veintisiete condenaron la "reacción desproporcionada" de Rusia a la acción militar georgiana en Osetia del Sur, calificando de "inaceptable" la decisión rusa de reconocer las independencias unilaterales de esta región y de la de Abjasia.
"La solución del conflicto debe basarse en la independencia y la integridad territorial de Georgia y no en la política de hechos consumados", señaló el presidente de turno de la UE, el francés Nicolas Sarkozy, al término de la cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas.
Finalmente, los líderes europeos (abrumados por las divisiones y los intereses contrapuestos en el bloque del euro) decidieron dar a Moscú un plazo hasta noviembre para que "cumpla todos los compromisos del acuerdo de alto el fuego" y proceda inmediatamente la retirada de sus fuerzas de ocupación del territorio georgiano.
"Mientras no se haya producido la retirada de las tropas (rusas) a sus posiciones anteriores al 7 de agosto, se suspenden las reuniones encaminadas a la negociación del acuerdo de colaboración" entre la UE y Moscú, estipula el documento de los dirigentes europeos.
Además, la UE advierte que va a estudiar "atentamente y en profundidad" las diferentes dimensiones de su relación con Rusia, de aquí a la cumbre bilateral que está prevista para el 14 de noviembre en la ciudad francesa de Niza. En ese intervalo, los europeos permanecerán "vigilantes" sobre el comportamiento de Rusia, que esperan sea "responsable y fiel al conjunto de sus compromisos".
La "condena" de la conducta de Rusia (que desde hace tres semanas se niega sistemáticamente a levantar el bloqueo militar a Georgia) va acompañada, en las conclusiones del Consejo Europeo, de un claro mensaje de apoyo político y económico a Georgia, y de un mensaje a Ucrania, otra república ex soviética que -según "occidente"- Moscú intenta controlar como a Georgia. "No podemos volver a las esferas de influencia. Yalta ha quedado atrás", advirtió Sarkozy.
El presidente en ejercicio de la UE (y principal aliado estratégico de Washington en Europa) también anunció que Europa brindará "ayuda" a Georgia y continuará "completamente involucrada" en la pacificación de la zona con el envío de observadores y de una misión civil.
El próximo lunes Sarkozy viajará a Moscú, acompañado del jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, y del presidente de la Comisión de la UE, Jose Manuel Durao Barroso, para tratar de obtener del presidente ruso, Dmitri Medvédev, avances en la aplicación íntegra del "plan de paz" (en versión "occidental").
La misión intentará "persuadir" (ya no hay amenaza ni advertencia) al gobierno ruso de que abandone la ocupación de las áreas estratégicas del espacio económico y territorial de Georgia, así como de crear las condiciones para una "discusión internacional" sobre la estabilización de las regiones de Osetia del Sur y Abjasia.
¡Qué maravillosa muestra de tolerancia y de elasticidad política", ironizaban el lunes analistas europeos "indignados" con la resignación de la elite de poder europea ante el hecho consumado del dominio militar de Moscú sobre Georgia.
Veneno "anti-ruso"
Movida por la indignación y la impotencia de ver una Unión Europea sin capacidad de reacción y "arrodillada ante Rusia" , la prensa europea destila veneno contenido contra Moscú y su desafío militar al "Imperio unipolar".
Para The Guardian, “Rusia no es tan poderosa militarmente como la Unión Soviética y su esfera de influencia no es global. Es capaz de proveer armas a Siria o Irán, pero no está en posición de comenzar una revolución en Cuba o Angola. La Rusia de hoy es impúdicamente capitalista. Así que lo mejor sería dejar de imaginarnos una simple batalla entre un sistema autoritario y el Occidente liberal. La sociedad post-soviética, compuesta de muchas etnias distintas, es más compleja. Los conflictos locales deben mantenerse como tales.”
En la misma línea de "minimizar" la capacidad rusa sostiene Le Figaro: “Si bien Rusia no se cierra a la idea de una guerra fría, la amenaza que representa no es comparable con la del extremismo islámico. Existen coincidencias entre Occidente y Rusia, lo cual abre las vías a la reconciliación. Sin embargo, las provocaciones del Kremlin con el reconocimiento a Osetia del Sur y Abjazia no pueden pasar inadvertidas. Por supuesto, los países occidentales cometieron un error al sellar la autonomía de la provincia serbia de Kosovo. Pero Vladimir Putin y Dimitri Medvedev, a quienes el destino de las minorías les tiene sin cuidado, comenzaron una lucha por el poder que la Unión Europea no puede darse el lujo de perder. Es de esperarse que la diplomacia y las presiones de tipo económico lleven a los rusos de nuevo hacia la cordura."
Para el periódico rumano Evenimentul Zilei: “La mayoría de las ganancias por exportación de materias primas rusas van a dar a manos de oligarcas, mientras que la mayoría de la población se enfrenta a la pobreza. Por ello, una forma de meter en dificultades al Kremlin consistiría en investigar la legalidad de los negocios de aquellos oligarcas rusos que viven en Occidente. Ello orillaría a Moscú a mejorar sus relaciones con el resto del mundo. A corto plazo, es importante que los miembros de la OTAN y de la Unión Europea por lo menos simulen unidad ante este reto”.
El diario Aftenposten, de Oslo, sigue la misma línea de "descalificación" del poder ruso: “Rusia ha lanzado un reto a sus vecinos, tanto de Oriente como de Occidente. Seguro que el país es rico y poderoso, pero no tanto como para poner en jaque a las instituciones mundiales, al derecho internacional y a sus propios vecinos. Al hacerlo, Rusia caería en el intento. Uno podría esperar que estas conclusiones encuentren buen puerto en Moscú, y que se abra la salida a la espiral en que se encuentra la política internacional de seguridad. El primer paso es que Rusa acepte y lleve a cabo, tal y como está, el acuerdo de paz para Georgia.”
Ese es el tono, en general, que utiliza la prensa europea para criticar la decisión de Moscú de arrebatarle el enclave energético georgiano a EEUU y la UE, calificando la acción militar del Kremlin como la consumación de los "sueños imperialistas" de Vladimir Putin.
Otros como el Der Tagesspiegel, de Berlín, apelan a la "reflexión": “Las palabras cobran fuerza propia; nadie debería escoger palabras demasiado fuertes ni pronunciarlas demasiado alto puesto que pueden provocar reacciones tanto de uno como otro bando. Por lo mismo el lema debería ser hablar pero no amenazar. Indicarles a los rusos cuánto es lo que se ha logrado conjuntamente y cuánto se podría perder si se actúa unilateralmente. Recordarles que la OTAN es tanto una alianza internacional como una alianza de defensa cuya misión es defender valores como la libertad. Y recordarles que también Rusia se beneficia de Occidente cuando abastece gas. La dependencia es bilateral”.
En cambio, el periódico Der Standard, de Viena, machaca sobre la "sovietización" de Rusia: "La KGB del ex presidente ruso, Vladimir Putin, tiene muchas caras. La de Dimitri Medvedev es una más de ellas. Rápidamente queda desenmascarado el nuevo hombre en el Kremlin, el supuesto liberal, Dimitri Medvedev. Recientemente criticó el nihilismo de derecha imperante en Rusia e impresionó al ministro de Relaciones Exteriores alemán con su defensa de la libertad y el derecho como base de la actuación estatal en Rusia. El que Medvedev apoye el avance militar contra Georgia y el reconocimiento formal de las provincias separatistas por encargo del verdadero jefe Vladimir Putin, confirma que es sólo una “cara bonita”, parte de aquella mafia del KGB que no quiere soltar las riendas de la mano. No sólo en los países bálticos impera el miedo. Todos los países que gracias a la “mayor catástrofe geopolítica del siglo” (según Putin al referirse al derrumbe de la República Soviética) quedaron en libertad y conocen las demandas imperialistas del Kremlin”.
The Times, de Londres, aboga por la profundización del aislamiento económico de Rusia: "El bienestar y la fuerza rusas, que este país está por lo visto decidido a mal utilizar, es producto puro de su integración a la comunidad internacional. Por lo mismo amenazar con su asilamiento podría tener éxito. Se han retirado miles de millones de dólares de los mercados financieros de Moscú. La constante irreverencia rusa impulsa por un lado la huida de capitales y por el otro el retroceso de las inversiones. Se podría pensar en la imposición de restricciones de visados para ministros y oligarcas. Y si Ucrania y Georgia no están aún en condiciones de ingresar a la OTAN, sus líderes deberían por lo menos, tal como lo demandan, recibir un fuerte apoyo. Titubear sólo hace más peligrosa la situación ya de por sí peligrosa”.
¿Sangran por la herida? Los medios europeos son la mejor muestra de que Rusia -tal como lo plantea abiertamente el gobierno del Kremlin- sustituyó el lenguaje "disuasivo" por el hacha de guerra en la disputa por áreas de influencia con el eje imperialista occidental USA-UE en el espacio post-soviético.
La oportunidad "hace al ladrón", y el poder del Kremlin aprovechó el "acto fallido" de la invasión militar de Georgia a Osetia del Sur para lanzar un contraataque demoledor en varios frentes que dejó a EEUU y sus socios europeos sin respuesta en el tablero.
Cómo sigue la guerra
Para los analistas y medios rusos, en general, el capitulo del cónclave europeo del lunes es la mejor prueba de que en el conflicto del Cáucaso Moscú ganó la primera batalla. Pero en Moscú, los generales y funcionarios van por más.
Para el Kremlin y su Estado Mayor la cuestión parece estar clara: Después de la derrota de Georgia (un Estado títere de Washington), la región no puede volver a su status anterior de presión militar de la OTAN y hegemonía encubierta de EEUU.
Rusia "no puede aceptar un orden mundial en el que todas las decisiones las tome un solo país, incluso aunque se trate de uno tan serio como Estados Unidos", dijo el fin de semana el presidente Dmitri Medvédev, quien anunció los cinco principios clave de la política exterior de Rusia basados en el restablecimiento de la "multipolaridad" como fundamento esencial de las relaciones internacionales.
Emergente de las cenizas de la Unión Soviética y de la Guerra Fría, y luego de expulsar del poder al lobby sionista infiltrado con Yeltsin tras la caída de la URSS, Rusia (hoy conducida desde las sombras por Putin) se proyecta hacia la consolidación de un Imperio forjado a partir de la vieja sociedad capitalista de las armas, el petróleo y las finanzas.
Ya no se trata de una enfrentamiento entre dos sistemas "diferentes", sino de un reposicionamiento de la "Guerra Fría", no ya entre dos sistemas opuestos (el capitalista y el comunista) sino entre potencias capitalistas que se disputan la hegemonía del poder mundial.
Rusia, con su bota militar puesta en Georgia, hoy desafía el poder global del eje USA-UE que hasta ahora jugó como locomotora "unipolar" del nuevo orden mundial del sistema capitalista.
Pero, es imposible pensar que USA-UE (golpeados pero no derrotados en el tablero de Georgia) abandone el botín de guerra del enclave energético georgiano.
Según un analista de la agencia rusa RIA Novosti: "Occidente "cruzó el Rubicón" con los planes de emplazar el escudo antimisiles estadounidense en Europa y cuando impuso su solución a la problemática serbia. Al ignorar de plano la postura de Rusia en estos dos asuntos, Occidente provocó una reacción de respuesta que implicó en primer lugar el riesgo del uso de la fuerza y segundo, de que Moscú optara por soluciones propias a los asuntos conflictivos en el espacio postsoviético sin tener en cuenta la opinión de Occidente".
"Describir por centésima vez los cinco días de guerra en el territorio georgiano no vale la pena. Lo importante es constatar que su consecuencia geopolítica no es que Rusia reconoció a Osetia del Sur y Abjasia, sino que hemos vuelto a la confrontación entre Rusia y Occidente", señala .
"Por lo visto, las partes intentarán imponer sus argumentos utilizando recursos políticos y económicos, y aquí llegamos a una situación interesante: la integración de Rusia a la economía mundial ocurrida los últimos quince años, impedirá a que Occidente pueda perjudicar a Moscú seriamente en el campo económico porque al hacerlo, puede salir perdiendo en la misma medida o incluso más", agrega.
¿Y donde ocurrirá el próximo round de confrontación?, se pregunta la agencia rusa.
"En un 100 % es difícil afirmar, pero teniendo en cuenta los últimos acontecimientos y su perspectiva de evolución, esa confrontación puede ocurrir en el territorio ucraniano, donde se decidirá el destino no sólo de la Flota rusa del mar Negro, sino también la influencia de Moscú en Europa Oriental", añade Ria Novosti.
La guerra continúa, dicen los números (y la realidad) para Moscú y USA-UE.
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