Reaparecen las tensiones en Faluya
Ali al-Fadhily y Dahr Jamail
IPS
Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández
18/07/08
En Faluya, la situación de la seguridad se ha venido abajo de nuevo, a pesar de todas las proclamas del ejército estadounidense.
Las milicias locales, que cuentan con el apoyo de las fuerzas estadounidenses, afirman haber “limpiado” la ciudad, situada a 70 kilómetros al oeste de Bagdad, de cualquier clase de insurgencia. Pero la repentina dimisión del jefe de policía de la ciudad, el coronel Fayssal al-Zoba’i, es una nueva señal de las crecientes tensiones.
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Lo más probable es que las autoridades hayan controlado mejor los medios de comunicación que la violencia.
“Nunca se ha dejado de asesinar en Faluya, pero los medios no parecen muy dispuestos a cubrir la situación actual que se vive aquí”, declaró a IPS un activista de los derechos humanos de la ciudad, hablando bajo anonimato a causa de la tensa situación. “Las dos bombas que explotaron matando a seis policías a principios de mes y otras dos que mataron a tres el pasado fin de semana parecen haber terminado con el silencio”.
La gente de Faluya manifiesta que siguen con sus padecimientos a pesar de la relativa mejoría en la situación de la seguridad. “Relativa” es la palabra clave aquí, porque esa mejoría se mide respecto a las dos intensas operaciones militares estadounidenses perpetradas en el año 2004 que acabaron con las vidas de miles de sus residentes y obligaron a desplazarse a cientos de miles.
“Faluya fue masacrada por los estadounidenses cuando su gente decidió luchar y después fueron sofocados cuando decidieron reducir los combates contra los ocupantes”, dijo a IPS un antiguo oficial de inteligencia, el Mayor Ahmed al-Alwani. “Desde mayo de 2003 ha habido una fuerte resistencia frente a las fuerzas ocupantes, pero los estadounidenses se dedicaron a escoger como blanco a los civiles inocentes y sus hogares”.
“Cuando los planes militares fracasaron, decidieron contratar a milicias tribales locales para que hicieran el trabajo por ellos”, dijo Alwani refiriéndose a los “Consejos del Despertar”, la milicia creada por el ejército estadounidense. “Esos también fracasaron, a pesar de las ejecuciones y de los crímenes que cometieron contra la gente”.
Por todo Iraq, la gente se queja de la brutalidad e ilícito comportamiento de esos Grupos del Despertar. El ejército estadounidense está pagando 300 dólares mensuales a los integrantes de esos grupos.
IPS habló con el Sheik Wussam al-Hardan, conocido como el “ingeniero” de los Consejos del Despertar de la provincia de Anbar. Culpó al Partido Islámico de los abusos llevados a cabo contra los civiles en Faluya.
“Tuvimos un papel muy limitado en Faluya y las fuerzas policiales estaban a cargo de todas las operaciones relativas a la seguridad allí”, dijo Hardan. “Sabemos de todas las detenciones y ejecuciones cometidas en nuestro nombre, pero la gente de Faluya sabe ya que fue el Partido Islámico, controlado por la policía, el que estuvo activo desde enero de 2007” .
El 26 de junio, un suicida-bomba atacó una reunión del consejo municipal de sheijs de tribus locales afiliados a los Grupos del Despertar y a los oficiales del ejército. Tres marines, dos intérpretes y veinte iraquíes murieron en el ataque. Entre los iraquíes asesinados estaba el alcalde de la cercana ciudad de Karmah y tres de los principales sheijs. Todos eran miembros del Consejo del Despertar, según las autoridades iraquíes y estadounidenses.
“Por todo Iraq se producen violaciones de la situación de la seguridad y la gente muere”, dijo a IPS el capitán Yamal, de la policía de Faluya. “Pero nos preguntamos el por qué de un eco tan amplio alrededor de dos incidentes en una ciudad que obligó a largarse a los marines estadounidenses con toda su maquinaria de guerra”.
Según un estudio efectuado en marzo y llevado a cabo para varias organizaciones de noticias por D3 Systems, en Virginia, EEUU, y KA Research Ltd., en Estambul, la mayoría de los iraquíes culpan al ejército estadounidense del empeoramiento de la situación de la seguridad.
La mayoría de los iraquíes encuestados rechazaba al Primer Ministro Nuri al-Maliki, apoyado por EEUU, y la mayoría quería que todas las fuerzas ocupantes salieran inmediatamente de Iraq.
Las fuerzas policiales son especialmente impopulares. “La policía se dota principalmente de jóvenes de los pueblos de los alrededores que son leales a sus jefes tribales”, dijo a IPS Rammy al-Rawi, un estudiante universitario que vive en Faluya. “Creemos que es un combate entre el Partido Islámico y los Grupos del Despertar de esas tribus, y ambos están colaborando con los estadounidenses a cambio de dinero y poder”.
Ali, nuestro corresponsal en Bagdad, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, nuestro escritor especialista en Iraq, que vive en EEUU y viaja con frecuencia por toda la región.
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