¿Hay hambruna en Corea del Norte?

John Sudworth
BBC
26/06/08

Según algunos observadores internacionales, Corea del Norte está al borde de la hambruna.

El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas estima que el país tiene un déficit de por lo menos un millón de toneladas de granos de lo que necesitaría este año para mantener alimentada a toda la población.

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Estados Unidos accedió a enviar medio millón de toneladas en ayuda alimentaria.

Pero con un primer cargamento arribando en los próximos días... ¿cuánto es lo que realmente se sabe sobre la naturaleza de la crisis de alimentos dentro de uno de los países más cerrados del mundo?

El gobierno no se ha esforzado en mantener en secreto el hecho de que los platos de los norcoreanos distan mucho de estar repletos.

Los medios estatales citan al líder máximo del país, Kim Jong-il, insistiendo en que debe darse al tema máxima prioridad.

Erica Kang, portavoz de la organización de derechos humanos "Buenos Amigos"
"Nada es más urgente que resolver los problemas de alimentación de nuestro pueblo", se informa que ha dicho en una reciente visita a una granja en el norte del país.

Corea del Norte viene sufriendo la escasez desde hace bastante tiempo. Su economía centralizada es notablemente ineficiente y el sistema de distribución presenta innumerables fallas.

Los norcoreanos son visiblemente más pequeños y delgados que sus vecinos surcoreanos, muchísimo más ricos y mejor alimentados.

Pero la situación en 2008 está peor debido a las serias inundaciones que golpearon las cosechas el año pasado.

Algunos predicen que el país está a punto de experimentar una hambruna comparable en escala a la que provocó un millón de muertes a mediados de los 90.

"Nada para comer"

La organización surcoreana de derechos humanos "Buenos Amigos" está asociada con una agencia de ayuda que tiene acceso a Coreo del Norte.

Desde hace tiempo ha estado haciendo alarmantes denuncias sobre los niveles de hambruna que padece la población.

"Debemos esperar muchas más muertes en las comunidades rurales porque, esencialmente, no tienen qué comer", señala la portavoz Erica Kang.

La organización cita declaraciones recogidas de funcionarios norcoreanos para denunciar que hay personal militar que comenzó a desertar, que el sistema de racionamiento está quebrándose incluso en la capital, Pyongyang, y que guardias fronterizos han disparado sobre personas que trataban de cruzar la frontera con China para escapar de sus padecimientos.

El gobierno de Corea del Sur desestimó los reclamos de que la situación esté tan mal.

En los últimos días prometió el envío de 50.000 toneladas de maíz, pero hasta el momento ha evitado ofrecer el tipo de asistencia a gran escala realizada en los últimos años.

Marcus Noland, del Instituto Peterson para la Economía Internacional, un centro de estudios basado en Washington, es el autor del estudio más completo sobre la hambruna de mediados de los 90.

"Es muy difícil calcular la magnitud de la escasez de alimentos en Corea del Norte", explicó, "y los márgenes de error son importantes".

Noland cree que el Programa Mundial de Alimentos ha consistentemente sobreestimado el nivel de ayuda que necesita Corea del Norte.

Pero también señala uno de los indicadores más significativos de la magnitud del problema: el notable aumento en el precio que los norcoreanos pagan por el arroz y el maíz en el mercado negro.

Una señal inequívoca de la escasez generalizada de alimentos y, probablemente, de la magnitud de la hambruna.

Equipos de evaluación

Pero mientras los observadores discrepan sobre la magnitud de la crisis, tienen aún menos idea de cuál es su distribución.

Los estrictos controles impuestos sobre diplomáticos y trabajadores humanitarios no dejan muchas oportunidades de viajar más allá de Pyongyang.

Poco se sabe sobre qué sector de la población, rural o urbana, está sufriendo más o en qué parte del país, norte o sur.

Incluso es posible que el propio gobierno norcoreano carezca de una pintura completa del problema, a pesar de las exhortaciones de Kim Jong-il mencionadas al comienzo.

Existe evidencia de que durante la última hambruna se ocultó la magnitud de la crisis a la élite gobernante.

Un sistema que penaliza con duros castigos los fracasos administrativos tiende a no producir mensajeros de malas noticias. Así las mentiras escalan hasta el tope de la pirámide del poder.

Pero la llegada de la primera oleada de ayuda estadounidense creará un buena oportunidad para entender mejor la situación.

Los alimentos son enviados con una sola condición: que se permita a veedores independientes evaluar la situación en el terreno.

Durante las últimas semanas un equipo del Programa Mundial de Alimentos, acompañado por personal de agencias estadounidenses de ayuda humanitaria, han visitado escuelas, hospitales y casas particulares en toda Corea del Norte.

Los observadores son pocos y su evaluación rápida, pero de cualquier manera será una rara posibilidad -al menos en los últimos años- de constatar de primera mano los padecimientos cotidianos y cómo se las arregla el pueblo ante la crisis.

El informe será hecho público en los próximos días.

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