¡El llamado a la inversión es palestino, pero la decisión sigue siendo israelí!
Nadia Hasan
Palestine Think Tank/Rebelion.org
27/05/08
Los 60 años de ocupación israelí de Palestina y de otras áreas de la Nación Árabe han afectado de manera directa la vida diaria del pueblo palestino. Muros y barreras, puestos de control y bloqueos de carreteras, cercos y sitios son sólo algunos de los elementos que ejercen un efecto devastador en la economía palestina. La principal causa de la crisis económica en Palestina es el cerco: la imposición por parte del gobierno Israelí de restricciones en el movimiento de personas y mercancías a través de las fronteras y entre Cisjordania y la Franja de Gaza, territorios que se encuentran bajo control ‘nominal’ palestino.
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Según lo estipulado en la última Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, un total de 2,4 mil millones de dólares estadounidenses han drenado la economía de Cisjordania y la Franja de Gaza debido al bloqueo, a la gran tasa de desempleo y a la destrucción de gran parte de la infraestructura palestina llevada a cabo por tanques y helicópteros israelíes.
Este informe señala que el daño causado es tan extenso que resulta prácticamente irreversible, independientemente de cuándo –o en qué condiciones– se restablezca la paz. Los profundos cambios que han tenido lugar en el funcionamiento de la economía son difícilmente reparables, incluso si se produjera la estabilidad. Cerca de la mitad de la población vive con ingresos por debajo del umbral de pobreza que Naciones Unidas establece en dos dólares al día.
Para intentar resolver algunos de estos problemas, el jueves pasado la ciudad palestina ocupada de Belén fue el lugar elegido para una conferencia en la que participaron más de 1.200 potenciales inversores extranjeros provenientes de todas partes del mundo, quienes están dispuestos a arriesgar e invertir capital en proyectos de desarrollo que podrían ayudar a reconstruir la economía palestina, que se encuentra paralizada debido a la ocupación sionista.
Representantes de la Autoridad Nacional Palestina dieron la bienvenida a los invitados enfatizando que invertir en los Territorios Ocupados significa invertir en la paz y la estabilidad, no sólo en Palestina, sino que en toda la región. Los inversores esperan que la economía palestina se reactive con la creación de un mercado libre, competitivo y diversificado. Algunos de los posibles proyectos de inversión son la construcción de bloques de viviendas de precio módico en las principales ciudades de Cisjordania, así como la construcción de un centro comercial y residencial en la ciudad de Ramala con un coste estimado en 200 millones de dólares. El principal objetivo es la apertura de nuevos mercados y fuentes de ingreso a través de la creación de nuevas oportunidades de trabajo que debieran mejorar la calidad de vida de la población palestina.
El primer ministro palestino señaló en una conferencia de prensa que los inversores firmaron contratos por valor de más de 1,4 mil millones de dólares para los 11 proyectos de desarrollo. Agregó que esto permitirá la creación de 35 mil puestos de trabajo, cifra muy inferior a la señalada por el ministro de Comunicaciones palestino, quien elevó el número de posibles puestos de trabajo a 50 mil. Al ser consultado por un periodista sobre cuál será la política del gobierno para ayudar a las clases populares para hacer frente a la crisis de precios del combustible y de los alimentos, (algunos países han prometido una ayuda de 7,7 millones de dólares a la AP), el primer ministro palestino respondió que la AP no está en condiciones de otorgar subsidios pero sí de controlar los precios de los bienes de consumo en el mercado.
A pesar del futuro optimista que tanto inversores como líderes palestinos proyectan para el futuro, hay ciertos hechos que se han de tomar en consideración. Cisjordania y la Franja de Gaza continúan bajo el control de las políticas económicas israelíes, sea cuál sea el posible acuerdo previsto entre el gobierno israelí y la Autoridad Palestina. Además la economía de los Territorios Ocupados, completamente aislados entre sí, depende de instituciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que juegan un papel fundamental en el diseño no sólo de la economía palestina, sino en el contexto político que modela la vida diaria de la población.
Emprender cualquier clase de actividad económica dentro de los Territorios Ocupados requiere la autorización de Israel y ha de tenerse en cuenta que cualquier inversión en territorio palestino aprobada por la fuerza ocupante no debe estar en contradicción ni competir con los intereses económicos israelíes en Palestina. Incluso si los israelíes permitieran que algunas inversiones se llevasen a cabo, ¿quién se encargará de proteger estos nuevos proyectos para evitar que Israel los destruya como ya ha hecho en innumerables ocasiones, especialmente en 2002? En ese entonces fueron los propios regímenes árabes quienes financiaron la reconstrucción de las zonas palestinas destruidas por las fuerzas de ocupación israelíes.
De este modo, Israel mantiene el principal objetivo de sus políticas económicas para los Territorios Ocupados, que consiste en socavar cualquier crecimiento en la capacidad productiva del futuro Estado palestino y mantenerlo completamente dependiente de la ayuda internacional, que a su vez está condicionada por las decisiones políticas de los dirigentes palestinos, muchas veces contrarias a la voluntad del pueblo palestino.
Por ejemplo, los indicadores más relevantes de la economía palestina empezaron a descender desde el comienzo de la segunda Intifada, cuando la mayor parte de la ayuda internacional y de los países benefactores impusieron condiciones para mantener la ayuda tras el cambio acaecido en el panorama político. Después de que en 2007 Hamás se hiciera con el control de la Franja de Gaza y del subsecuente boicot de los gobiernos occidentales a la AP, la economía palestina cayó en picado.
El actual sitio de la Franja de Gaza, con una población de más de 1,4 millones de habitantes, tiene un efecto catastrófico no sólo en la vida diaria de los palestinos, sino también en la economía porque supone la paralización de todas las actividades mercantiles de una zona en la que el 96% de la actividad industrial está completamente paralizada y las exportaciones prohibidas, lo que ha provocado un impacto directo negativo en la creación de nuevos puestos de trabajo para los palestinos. Esto hace que el 40% de la población palestina sometida a un régimen de ocupación dependa absolutamente de la ayuda internacional. En el mejor de los hipotéticos escenarios, en los que se puedan materializar todos los contratos, ¿quién podría garantizar que la infraestructura económica palestina pueda sostener estas nuevas inversiones?
Para Israel é ste no es un mal panorama, todo lo contrario: la mayoría de los países y organizaciones donantes están obligadas a comprar en el mercado israelí los bienes destinados a ayuda humanitaria, ya que es precisamente el gobierno israelí el que decide qué bienes se entregan a la población palestina de la Franja de Gaza y cuáles no. Por otro lado, la AP no cuenta con ningún tipo de control para decidir qué proyectos de desarrollo pueden implementarse en las zonas bajo su jurisdicción, esto es, en Cisjordania. De este modo, lo que los países benefactores y las políticas israelíes de ocupación están logrando en realidad es financiar los conflictos internos de la población palestina, especialmente desde que la Franja de Gaza y Cisjordania, están completamente aisladas entre sí.
En el actual marco, cualquier inversión privada en territorio palestino no será posible y la viabilidad de la economía palestina continuará dependiendo exclusivamente de la ayuda internacional, lo que sólo amplía y fortalece la ocupación sionista de Palestina.
1 comentarios:
Ver:http://www.taringa.net/posts/1258307#cmnt_4025790
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