Berlusconi reina en la Italia del miedo

Púbico
24/05/08

"¿Saco a mis hijos de la escuela? Tienen miedo porque sus compañeros les dicen que se tienen que ir de Italia porque son gitanos". "¿Nos van a meter en la cárcel?" "¿Nos van a echar del trabajo?" Preguntas similares ha estado respondiendo una y otra vez estos días Angela Scalzo, secretaria general de SOS Razzismo. El paquete de medidas de seguridad diseñado por el nuevo Gobierno de Silvio Berlusconi convierte automáticamente en delicuentes a todos los inmigrantes sin los papeles en regla. Podrán ser condenados hasta a cuatro años de cárcel cuando la ley entre en vigor de aquí a dos meses.

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No es la única, pero sí la medida más criticada de la guerra abierta por Berlusconi y sus socios de Gobierno contra la inmigración ilegal, a la que acusan de todos los males de Italia. "El Gobierno ha iniciado una caza de brujas", denuncia Scalzo. Copiando a otros líderes conservadores europeos, pero dispuesto a destacar por encima de todos ellos, Berlusconi ha convertido la xenofobia en ley. Ha empezado a cerrar las fronteras, tal y como prometió, con una sonrisa de oreja a oreja, la noche de su victoria electoral. Quiere expulsar "inmediatamente" a los cerca de 800.000 ciudadanos extracomunitarios sin papeles que viven en Italia.

Las nuevas leyes introducen unos matices interesados al blindaje total: podrán quedarse los inmigrantes ricos-aquellos que "tengan ingresos legales suficientes", dice el decreto-; también habrá sitio para los afortunados que hayan conseguido un contrato laboral (Italia está a la cabeza de Europa en trabajo en negro); por último, se hará una excepción con aquellos que cuidan a ancianos e inválidos y no hayan tenido tiempo de regularizar su situación. Las excepciones ejemplifican la hipocresía gubernamental: se necesita a los inmigrantes para el mantenimiento económico, pero se les niegan sus derechos como ciudadanos.

Leyes a medida

Sin las badanti (cuidadoras), advierte la ministra de Igualdad de Oportunidades, Mara Carfagna, "Italia viviría un drama socioasistencial". Tras ese mensaje de alarma se esconden intereses personales: la madre de la ministra está bajo el cuidado de una mujer extranjera. De la preocupación de Carfagna sobre el destino de esta empleada, se deduce que, como tantas otras, se encuentra ensituación ilegal.

Por cada 100.000 italianos mayores de 65 años, hay tan sólo 204 plazas públicas en residencias. Quienes pueden costeárselo recurren a centros privados o cuidadoras, en su mayoría originarias de Europa del Este y contratadas en negro.

Para dificultar que los inmigrantes sin papeles vivan en el país, la legislación no duda en disparar al talón de Aquiles: impedir que consigan un techo bajo el que cobijarse y, como consecuencia, una dirección postal con la que empadronarse para acceder a los servicios sociales. Quien alquile un piso o una habitación a un inmigrante sin papeles podrá ser encarcelado hasta a tres años, condenado a pagar 50.000 euros y perderá su apartamento, que será confiscado por el Estado.

Sabiendo que si un ciudadano extracomunitario se queda sin trabajo o se ve forzado a aceptar un contrato en negro pasa a la ilegalidad, ¿quién se atreverá a alquilarle su piso, aunque presente todos los papeles necesarios? "Nadie", responde convencido Francesco Pompeo, director del Observatorio sobre Racismo y Diversidad de la Universidad Roma Tres. "Es una discriminación total", añade. Este sociólogo pone un ejemplo de las contradicciones de la nueva ley: "Para obtener el permiso de residencia, los inmigrantes deberán acreditar que el piso donde viven reúne unas condiciones de habitabilidad. Pero en el sur de Italia, en ciudades sicilianas como Palermo o Medina, prácticamente una de cada dos casas no cumple esa normativa. En esos casos, ¿qué van a hacer?".

Las restricciones impuestas a los ciudadanos extracomunitarios se han visto precedidas de meses de declaraciones xenófobas por parte de la coalición que ha llegado al poder. Berlusconi y Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, han atizado el miedo a los inmigrantes, "que vienen para cometer delitos, violar a las mujeres y robar casas". Superhéroes contra villanos"Crearemos un ejército del bien para proteger a los ciudadanos del mal", prometió Il Cavaliere. "Liberaremos a los italianos del miedo", agregó el ministro del Interior, Roberto Maroni, al presentar las medidas de seguridad.

La crisis económica mundial que está golpeando con especial fuerza a Italia -el país con menor crecimiento de la zona euro y con uno de los mayores índices de precariedad laboral- "es el caldo de cultivo ideal para que calen estos mensajes racistas", dice José Ignacio Torreblanca, director nacional del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).

"Pero no es la crisis la que provoca un aumento del racismo en la sociedad, sino el discurso xenófobo de los dirigentes", agrega."Se dice que los inmigrantes empeoran la calidad de vida de los italianos, pero no son ellos los que tienen esa responsabilidad", dice Pompeo. Hay que mirar al Estado, a las empresas, a la mafia. "No depende de los inmigrantes que los salarios no aumenten, no depende de ellos que los servicios sociales sean pésimos, tampoco que las empresas prefieran contratar en negro para ahorrarse costes ni que se alquilen pisos sin contrato".

"Los inmigrantes se han convertido en chivo expiatorio", critica la secretaria general de SOS Razzismo. "Y la oposición no abre la boca", sentencia. En el país alpino viven alrededor de 3,5 millones de extranjeros regularizados, poco más del 5% de la población. Los expertos entrevistados coinciden en que los italianos no son ni más ni menos racistas que los demás europeos.

Descenso a los infiernos

Tampoco los incendios a campamentos de gitanos rumanos pueden verse como indicio de un aumento generalizado de actitudes xenófobas. Varios de los incendios estuvieron dirigidos por la mafia, que quiere urbanizar los terrenos en los que están instalados los campamentos.

"Las condiciones críticas en que vive la minoría romaní y la mala gestión de los campos provocan rechazo entre los vecinos", admite el director del Observatorio sobre Racismo y Diversidad. "Es muy peligrosa la aceptabilidad social de los ataques que están creando los medios de masas. Hacen pasar por legítimos, justificables y comprensibles los ataques de grupos locales", denuncia. Viktoria Mohacsi, la eurodiputada romaní de origen húngaro que visitó esta semana los campos en Nápoles y Roma coincide con él. El retrato realizado por Mohacsi muestra espacios fuera de la legalidad internacional: redadas nocturnas e indiscriminadas, maltrato policial, desaparición de niños gitanos y ausencia de luz, agua y servicios sanitarios.

"A veces los policías se presentan de uniforme, pistola en cinto, y sin mediar palabra pegan porque sí al primer residente del campo con el que se cruzan. De vez en cuando se llevan a alguno y lo encierran durante 48 horas", relató Mohacsi a los medios.

Aunque la eurodiputada europea ha señalado que "nunca he visto nada igual, en ningún país europeo", Berlusconi no hace más que ponerse a la vanguardia de la corriente conservadora y discriminatoria que gana terreno en Europa.Los estados miembros de la UE han acordado una directiva muy restrictiva sobre inmigración. Comparte algunos puntos con la italiana, como la posibilidad de mantener encerrados contra su voluntad hasta 18 meses a ciudadanos extracomunitarios que hayan cruzado la frontera sin nuestro consentimiento.

Una vez aprobada, los gobiernos podrán trasladarla a la legislación nacional. "Para algunos estados miembros la directiva es la excusa para aprobar medidas impopulares que les interesan", denuncia Torreblanca. El escritor Rafael Reig dejó ayer una pregunta al aire entre estas páginas: "¿De verdad que el malo malísimo sólo es Berlusconi?".

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