Distorsionar el anti-semitismo

Khalid Amayreh
thepeoplesvoice.org
Traducido por Beatriz Morales Bastos
05/03/08

Los apologistas del sionismo y doctores de la hasbara* últimamente han estado tratando de convencer a la opinión pública europea de que la oposición al trato brutal que Israel inflige al pueblo palestino equivale más o menos a una nueva forma de anti-semitismo.

Esta semana el ministro de Asuntos Exteriores israelí en cooperación con círculos sionistas de América del Norte anunció la creación de la denominada Coalición Internacional para Combatir el Anti-semitismo.

Uno de los organizadores, el parlamentario canadiense Irwin Colter, afirmó que estamos asistiendo a un nuevo, virulento e incluso letal anti-sionismo, que no tiene parangón o precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. [Y añadió que] no sólo es esencial dar la alarma, sino que es el momento de actuar.

Sin embargo, al leer entre líneas queda absolutamente claro que el verdadero objetivo que tienen en mente estos supremacistas sionistas no es el malsano odio a los judíos por ser judíos, conocido por lo demás como anti-semitismo, sino que, más bien, es la cada vez mayor conciencia global del apartheid, la criminalidad y las políticas genocidas que Israel está llevando a cabo en los territorios palestinos ocupados, y la cada vez mayor oposición a ello.

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De hecho, no es el racismo anti-judío contra lo que en realidad tratan de luchar estos mentirosos, sino que, más bien, lo que tratan de hacer es defender y proteger el racismo israelí anti-palestino. Al fin y al cabo, los racistas están tan cualificados para luchar contra el racismo como los pirómanos lo están para luchar contra el fuego.

Hoy en día Israel, más que ningún otro país sobre la tierra, es el generador, inductor y fomentador número uno del anti-semitismo.

Israel se denomina a sí mismo Estado judío y afirma representar a los judíos del mundo. Y como tal, las acciones y comportamientos israelíes similares a los de los nazis están abocadas a tener de un modo u otro el efecto contrario.

En los años que siguieron a su mal concebida creación Israel trató con inmenso éxito de inducir el odio a los judíos en sus respectivos lugares de residencia para conseguir que estos hicieran realidad el sionismo y emigraran a una tierra que décadas de mentiras, opresión y asesinatos han convertido en no-santa.

Ahora el sionismo está tratando de intimidar a los europeos, especialmente a los Estados europeos, para que apoyen al nazismo israelí o, cuando menos, se hagan los ciegos y los sordos, y miren para otro lado mientras generaciones de palestinos indefensos son asesinados a diario al tiempo que todo el futuro del pueblo palestino está siendo decapitado ante los ojos de toda la humanidad.

Al hacerlo, Israel y sus voceros de la hasbara en realidad están degradando gravemente el anti-semitismo y contribuyendo, consciente o inconscientemente, al verdadero odio a los judíos.

Los verdaderos anti-semitas son quienes odian a los judíos por ser judíos. Hoy los perros rabiosos del sionismo querrían hacernos creer que anti-semitas son también quienes hablan claro en defensa de los derechos humanos en Palestina, personas como los pacifistas cristianos de Hebrón, que escoltan a la escuela a los aterrorizados niños palestinos para que los atacque una macabra variedad de sionistas judíos llamados colonos de las colinas.

En todo caso, ¿qué se creen que son esos depravados sionistas?¿Creen que tienen autorización del Altísimo para asesinar, mentir y robar, y que cuando la gente habla claro en contra de estos males, todo lo que ellos tienen que hacer para detenerlo es gritar ¡anti-semitismo!, ¡anti-semitismo!?

Por consiguiente, es fundamental que todas las mujeres y hombres de conciencia, incluyendo los miles de honestos judíos cuya lealtad a la justicia y a la moralidad siempre se antepone, dejen muy claro a Israel y a sus aliados tribales que ya no van a permitir que se utilice el anti-semitismo para justificar el genocidio y la limpieza étnica en Palestina.

En última instancia, deberíamos vivir en un universo moral y si rechazar los crímenes que comete Israel en Palestina es anti-semitismo (lo que, por supuesto, no es), entonces este mismo anti-semitismo proverbial debería convertirse en una obligación moral de primerísimo orden para todas las mujeres y hombres de conciencia del mundo.

Efectivamente, puede que sea verdad que hay quienes utilizan la crítica legítima a Israel para promover el verdadero anti-semitismo. Pero, ¿quién tiene la culpa de eso? ¿Los palestinos, víctimas del racismo sionista, o los asesinos de niños en Gaza y Cisjordania que quieren que el mundo expíe el Holocausto permitiendo y posibilitando que Israel aniquile completamente a todo un pueblo, los palestinos, exactamente igual que los nazis quisieron aniquilar completamente a otro pueblo entero, los judíos, hace más de seis décadas?

Pero, del mismo modo, ¿acaso no es también verdad que con frecuencia muchos judíos sionistas utilizan el anti-semitismo para silenciar las críticas legítimas a este maligno Estado de asesinos, mentirosos y ladrones, que afirman entonces ser la única democracia auténtica en Oriente Próximo y un faro para las naciones?

Algunos propagandistas sionistas, que mienten con tanta frecuencia como respiran, también están tratando de establecer analogías entre el anti-semitismo europeo clásico y el denominado anti-semitismo islámico.

Como muchos judíos honestos admitirían, esto es una mentira fundamental. Los musulmanes no odian a los judíos por ser judíos. Y el judaísmo goza de una clara legitimidad histórica y religiosa en el Islam.

De hecho, el libro sagrado del Islam, El Corán, reta a los judíos a vivir de acuerdo con las sublimes enseñanzas de justicia y moralidad que predicaron los profetas judíos.

Sin embargo, el sionismo casi consiguió en la historia reciente alejar a cientos de millones de musulmanes del mundo que comparte con los judíos muchas creencias fundamentales, incluyendo la creencia en la unidad de Dios y en que la justicia y moralidad son fundamentales en el comportamiento humano.

Es más, en estos días muchos judíos sionistas, especialmente en América del Norte, se están emparejando sorprendentemente con lunáticos pseudo-cristianos que afirman que los musulmanes no tiene alma y deben ser borrados de la faz de la tierra.

Enntoces, ¿cómo espera el sionismo que reaccionen los musulmanes ante esta ponzoñosa enemistad? ¿Pueden los musulmanes, es más, el resto de los seres humanos decentes, conceder a Israel el beneficio de la duda en estas circunstancias?

Para estar seguro se debería rechazar y combatir incansablemente el verdadero anti-semitismo, junto con la islamofobia y otras formas de racismo.

Sin embargo, Israel y el sionismo pueden crear y consolidar la causa y quejarse entonces a gritos del efecto.

Además, ha acabado de una vez por todas el tiempo en que el sionismo podía manipular y chantajear fácilmente la conciencia colectiva de la humanidad.

* Hasbara es una palabra hebrea que significa “explicación”. El Estado de Israel ha utilizado el término para definir sus esfuerzos por explicar las políticas del gobierno israelí y hacer propaganda de ellas en todo el mundo (N. de la t.)

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