¿Un gran terremoto en España?

Heraldo
04/05/10

Es posible que se produzca en España un terremoto similar a los tres grandes seísmos que ha habido en el mundo este año? Y si así fuera, ¿qué daños provocaría?

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Como es lógico, responder a ambas cuestiones de forma categórica sería adentrarse en la ciencia ficción, en su significado literal. Sin embargo, los geólogos sí que manejan claves que les aproximan de forma fidedigna a la respuesta.

La primera pregunta es fácil: desde hace seis siglos, España ha sido víctima de una decena de terremotos de intensidad IX en la escala de Mercalli, similar al que sufrió Haití a principios de año. Hace menos de dos semanas Granada registró un seísmo de 6,2 grados de magnitud (que mide la escala Richter, ver el gráfico), similar al que se vivió hace un año en la localidad italiana de LAquila -que destruyó la población y que dejó 294 muertos-. Claro que el granadino tuvo unas características muy especiales, ya que se produjo a 610 kilómetros bajo tierra.

Por otro lado, el sur de la península Ibérica -la zona más sensible del país- tiene una media de un terremoto destructivo cada cien años, y el último con estos parámetros sucedió en 1884, en Arenas de Rey, según los datos del Colegio Oficial de Geólogos (ICOG). ¿Hay pues que echarse a temblar?

Cada terremoto tiene unas características muy concretas, lo que hace muy difícil evaluar sus consecuencias. "Los daños varían en función de la intensidad, del epicentro, del tipo de terreno, de que afecte a población cerca o no...", explica Luis Suárez, presidente del ICOG, que pone el acento en una cuestión: "Lo más importante es tener en cuenta que los terremotos solo se combaten cumpliendo la normativa de sismorresistencia. De hecho, se puede hablar de seísmos ricos y seísmos pobres". Para ello, basta con comparar lo sucedido en Haití (7,2 grados de magnitud) y en Chile (8,8 grados).

En España hay una zona que, según Suárez, concentra "el 99% de posibilidades de tener nuevos seísmos" y que abarcan las provincias de "Málaga, Granada, Almería, Murcia y Alicante, fundamentalmente". Ahí es donde confluyen las placas continentales.

Aun así, no se puede comparar la situación de la península con la de otras áreas, como "California, Japón, Turquía o Chile". "Aquí -sostiene Suárez-, terremotos de más de 7 grados de magnitud ha habido uno en los últimos siglos". Y destaca el denominado terremoto de Lisboa ("realmente ocurrió al suroeste del cabo de San Vicente", apunta), cuya magnitud, cercana a los nueve grados, causó la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas y la destrucción casi total de la capital portuguesa. "Fue tan brutal que todas las iglesias de España se vieron afectadas", recuerda el presidente del ICOG.

Para que esto no se vuelva a repetir, Suárez retoma el concepto de sismorresistencia, un factor clave para minimizar las consecuencias de una catástrofe. ¿Cuál es su objetivo?: "Evitar el colapso: con un seísmo de siete grados de magnitud se producen grietas, pero con los preceptos necesarios la construcción no se viene abajo".

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