Sarkozy cumple 3 años en el poder con la popularidad por los suelos

Elianne Ros
El Periódico
7/05/10

La crisis y un índice de desaprobación del 69% lastran las opciones del presidente en el 2012

El jefe del Estado cambia de estrategia para intentar superar la desafección de los franceses


Cambiar de estilo. Tres años después de llegar al Elíseo, esta sigue siendo la principal asignatura pendiente de un Nicolas Sakozy lastrado por la crisis y unos índices de popularidad catastróficos. Con la vista puesta en las presidenciales del 2012, el jefe del Estado francés ha empezado a trazar su estrategia con el objetivo de recuperar una imagen que empezó a deteriorarse la misma noche de su elección, el 6 de mayo del 2007, al celebrar la victoria con sus amigos ricos y famosos en Fouquet’s , hotel de lujo de los Campos Elíseos y símbolo del elitismo.


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Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, durante su visita a la Expo de Shanghái, el pasado viernes. Foto: AP / Ian Langsdon

Desde entonces, las encuestas han reflejado el progresivo desamor de los franceses por su presidente hasta batir récords de opiniones negativas. El último sondeo, realizado por TNS Sofres, indica que el 69% de los ciudadanos desaprueban su gestión. Tras remontar durante la presidencia europea, cuando le tocó lidiar con el crac financiero en el segundo semestre del 2008, los problemas no han dejado de acumularse: malestar social por la crisis, reformas impopulares, el fiasco del debate sobre la identidad nacional, la incomprensión ante las ventajas fiscales para las rentas más altas...

Nepotismo y Rumores

Sin embargo, el principal reproche que recibe Sarkozy se refiere a su actitud personal, a su forma de desacralizar la presidencia. Los franceses censuran su estilo excesivo, que le lleva a intervenir en todos los frentes y banalizar la función. El intento de colocar a su hijo Jean, con 22 años y sin título universitario, al frente del barrio de negocios de La Defense causó un daño colosal a su imagen. Pero la moderación exhibida tras dar marcha atrás duró poco.

Las alarmas se dispararon de nuevo a raíz de la fatal gestión que hizo el Elíseo de los rumores sobre las infidelidades conyugales del matrimonio Sarkozy. Por primera vez, en las filas conservadoras empezaron a elaborarse quinielas de presidenciables para sustituir en el 2012 al hasta ese momento incuestionado jefe del Estado. Quien encabezaba las listas no es otro que el primer ministro, François Fillon, que saca 20 puntos de ventaja a Sarkozy en los sondeos de popularidad. Humillante.


Plan de Contención


Para invertir la tendencia, el presidente ha decidido ir en contra de su naturaleza y mostrarse más reservado, más secreto, tanto en el terreno político como en el familiar. Su esposa, Carla Bruni, es considerada demasiado rica y perfecta para despertar la simpatía de las capas sociales modestas, las que desertaron en las elecciones regionales del pasado mes de marzo para engrosar la abstención o votar a la ultraderecha.

Su nueva estrategia pasa también por dar más cancha a los ministros y al jefe del Gobierno y por mimar a los diputados y dirigentes de su partido, muy críticos con la política de apertura a la izquierda. Tiene por delante otros dos años para recuperar la credibilidad.

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