¿Cuánto vale el dólar? EEUU lo utiliza para exportar su crisis

IAR Noticias
19/10/09

Una vez más, EEUU está utilizando el dólar (la principal moneda de intercambio y de reserva internacional) en el marco de una estrategia para salir de su crisis económica descargando el costo sobre el resto de la economía mundial. La tendencia bajista del billete verde ya afecta a los sectores exportadores de las potencias centrales y emergentes, generando fuertes críticas de los principales economistas y especialistas.

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La mayoría de los indicadores señalan que el dólar está sobrevaluado frente al yuan, pero algunos muestran que es demasiado barato frente al euro, que el viernes cerró en US$1,49, cerca de su punto máximo de los últimos 14 meses.

El índice del dólar de Intercontinental Exchange, que mide su desempeño contra una canasta de seis de las principales divisas del mundo donde predomina el euro, descendió la semana pasada a 75,48, su mínimo de los últimos 14 meses y no muy distante de su mínimo histórico de 71,33 correspondiente a abril de 2008.

El índice se ha precipitado 15% desde el nueve de marzo, un lapso en el que el Promedio Industrial Dow Jones ha ganado 53%, el oro ha subido más de 14,5%, y el índice de Mercados Emergentes de Bank of New York se ha disparado 89%.

Según señala este lunes The Wall Street Journal, a pesar de toda la tinta y todas las lágrimas derramadas por el reciente declive del dólar, una pregunta insistente aún no tiene respuesta: ¿Cuánto vale el dólar?.

Los economistas y los analistas utilizan varios indicadores para evaluar el valor de la moneda estadounidense, pero todos tienen carencias y a menudo alcanzan conclusiones distintas, añade.

Uno de los indicadores más usados es el índice de tipo de cambio efectivo real recopilado mensualmente por el Banco Internacional de Pagos, un organismo que actúa como el banco central de los bancos centrales. El índice, que evalúa el desempeño del dólar contra una canasta de monedas, muestra que la moneda estadounidense estuvo en septiembre en torno a un 11% por debajo de su promedio de 10 años.

Según The Wall Street Journal, algunos analistas producen un tipo de cambio a partir del monto que se necesita de una moneda para comprar bienes similares en distintos países. Si un capuchino, por ejemplo, cuesta US$4 en Nueva York y 2 euros en París, se desprende que el poder adquisitivo del euro es de US$2. Si esta cifra es más alta o más baja de lo que indica el mercado cambiario, es una señal de que el tipo de cambio está desalineado.

No obstante, la mayoría de los bancos y economistas componen modelos más complicados que utilizan una canasta entera de bienes, en lugar de un capuchino, para encontrar la "paridad del poder adquisitivo" de las monedas.

En uno de estos modelos, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que el dólar vale cerca de 0,85 euros, comparado con una valuación del mercado de 0,67 euros, lo que sugiere una sobrevaluación de 21% de la moneda europea. Un modelo parecido del Fondo Monetario Internacional indica que el yuan está un 76% subvaluado.

La estrategia del dólar bajo

No obstante, y pese al conjunto de teorías existentes sobre la fijación del valor del dólar, la mayoría de los analistas del sistema coinciden en que el actual declive del dólar obedece a una estrategia del gobierno de EEUU para salir de su crisis utilizando a su moneda como variable de ajuste internacional.

La percepción generalizada entre los especialistas es que la debilidad de la demanda consumidora en EEUU, impulsada por el alto desempleo, el difícil acceso al crédito y el estancamiento (o reducción) de los salarios, es la principal amenaza a la sostenibilidad de una débil recuperación económica.

"Las autoridades estadounidenses han hecho poco por detener el declive, en parte porque el debilitamiento del dólar beneficia a los exportadores y ayuda a la Reserva Federal (Fed) a combatir la deflación", precisa el Journal.

Según el Financial Times, "las promesas de mantener al "dólar fuerte" por parte de funcionarios estadounidenses son poco honradas, pues Estados Unidos ahora alienta una caída del dólar aún más marcada como parte de la estrategia de recuperación económica basada principalmente en las exportaciones".

Un dólar devaluado es "bueno para los exportadores estadounidenses", escribe el Premio Nóbel de Economía, Paul Krugman, quien afirma que eso "nos ayuda a establecer una transición: de enormes déficits en la balanza de pagos a una posición internacional más sostenible".

De acuerdo con Krugman, no subir la tasa de interés -la cual efectivamente está en cero- "no dice nada acerca de las consecuencias que traería la depreciación del dólar para la situación monetaria de Estados Unidos o para su posición como divisa mundial de reservas".

El premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz consideró que es necesario crear un nuevo sistema mundial de reservas, dado que la crisis financiera global demostró que el esquema basado en el dólar es defectuoso y riesgoso.

El aumento del déficit estadounidense y "la ebullición de su hoja de balance" son causa de preocupación, indicó.

Stiglitz dijo que un nuevo sistema mundial de reservas sería bueno para la demanda agregada mundial, la estabilidad global y las acciones alrededor del mundo.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dio la semana pasada la voz de alerta al señalar que Washington no podía confiar en que el dólar mantendrá indefinidamente su estatus de divisa de reserva internacional.

Economistas como Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard (EEUU), consideran que éste es un debate que los países emergentes deben mantener abierto.

"Creo que es algo que a las naciones en desarrollo les conviene plantear porque sería deseable tener un sistema financiero internacional más multipolar sobre todo debido al creciente déficit estadounidense", dijo a EFE Rogoff, quien vaticinó que la próxima gran crisis financiera será la de "los déficit públicos".

El impacto internacional

Un dólar devaluado, para empezar, afecta las reservas del mundo entero, realizadas en esta divisa. En ese sentido, el principal afectado sería China, que tiene una reserva de más de un billón de dólares (trillion, en inglés), y que ha manifestado públicamente su interés de emplear otra divisa como valor de intercambio mundial.

Asimismo, China ha comunicado su deseo de gozar de los privilegios de Estados Unidos que, para obtener recursos, imprime dinero y lo vende en forma de bonos de deuda a gobiernos e inversionistas institucionales.

En cambio, China y el resto del mundo, deben vender sus productos en el mercado internacional para hacerse de recursos. No es casual, por ello, que Rusia, India y Brasil también hayan expresado abiertamente su deseo de relevar al dólar.

Asimismo, un dólar devaluado aumenta las presiones inflacionarias en Estados Unidos, que debe pagar más por obtener productos extranjeros, lo que afecta sus importaciones y al comercio global.

También aquí los analistas coinciden: Una recaída de la crisis económica y financiera en EEUU, arrastraría en primer término a la Unión Europea, China, Japón, India y las principales economías asiáticas (más del 80% del PBI mundial) con su comercio de importación y exportación ligados al dólar y a la primera economía imperial.

En este marco, un número creciente de expertos cuestiona la supremacía del dólar y la propia continuidad a largo plazo de la hegemonía que ejerce EEUU en el contexto económico internacional.

La cuestión sobre la baja del dólar preocupa sobre todo a los países europeos, que temen el efecto adverso que la debilidad de la divisa estadounidense frente al euro pueda tener sobre el sector exportador en Europa.

Las reacciones adversas en Europa originaron la reacción la semana pasada del secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, quien dijo que a EEUU le interesa "un dólar fuerte", tratando de calmar a las autoridades de la Unión Europea (UE).

En este escenario, los especialistas coinciden en que la cotización del dólar, más que por su desempeño en las reglas de juego del mercado, está respondiendo a las necesidades de su propio emisor (EEUU) que lo utiliza para exportar su crisis interna aprovechando su condición de "moneda patrón" del comercio y las transacciones internacionales.

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