Escudo defensivo: Israel y EEUU se preparan para un contraataque iraní

IAR Noticias
21/10/09

A veces parece que discuten y se pelean, pero sólo son puestas en escena para el escenario mediático. Las coincidencias tácticas y estratégicas en el plano de la geopolítica militar en Medio Oriente son totales entre Washington y Tel Aviv. La sociedad sionista entre el Estado judío y el Imperio USA tienen una obsesión en común: Neutralizar y/o terminar con Irán y su radio de influencia islámica en la región, objetivo que empieza por el retardo (objetivo de mínima) o la destrucción (objetivo de máxima) de su capacidad para fabricar una bomba nuclear. En el terreno táctico (y mientras se retrasa el desenlace militar con las negociaciones en el frente diplomático) el eje sionista se prepara para una meta esencial: Potenciar su defensa y cubrir todos los flancos débiles frente a un contraataque iraní con misiles que podría involucrar a otros tres frentes simultáneos: Siria, Líbano y Gaza. Los expertos coinciden: Si un posible ataque militar del eje EEUU-Israel no consigue neutralizar y/o debilitar en pocas horas el sistema de defensa iraní (principalmente su capacidad de respuesta misilística y aérea) en un "golpe sorpresa", se expone a un contraataque iraní a ciudades e instalaciones militares claves en Israel, acompañado de una reacción islámica y antisionista generalizada en Medio Oriente, principalmente en Líbano, Irak y Gaza, y de una "guerra asimétrica" contra EEUU e Israel que se extendería desde Irán hacia toda la región. Ése es el punto que explica el ensayo defensivo a gran escala que inician este miércoles fuerzas combinadas de Israel y EEUU.

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Israel y EEUU inicia el miércoles maniobras militares conjuntas en alta escala de sus fuerzas aéreas, en la que simularán ataques con misiles (provenientes de Irán, Libano y Gaza, y posiblemente Siria) al Estado judío y su detección y neutralización en vuelo, mediante radares y escudos defensivos.

En el ejercicio, conocido bajo el nombre de Juniper Cobra 10, participarán fuerzas combinadas del Comando Europeo de EEUU (EUCOM) y del Ejército israelí, y se prolongará hasta el próximo 5 de noviembre, según un comunicado del alto mando militar israelí.

El simulacro pondrá a prueba el sistema Arrow (Jetz) para la interceptación de misiles, el THAAD (un sistema de defensa aérea a gran altitud), una fragata con el sistema de defensa AEGIS, así como los sistemas antiaéreos Patriot y Hawk, según apuntan medios locales.

El diario israelí Yediot Aharonot informa que durante las maniobras se simulará el lanzamiento de misiles de largo alcance desde países como Irán, Siria y Líbano, y la realización de una prueba de interceptación "en vivo" de uno de esos cohetes.

Según analistas de Washington y Tel Aviv, los temores de EEUU y del estado mayor militar judío no se centran tanto en el contraataque sino en la capacidad defensiva de Irán.

Si en el primer escenario, con un ataque demoledor sobre las instalaciones militares y nucleares iraníes, no se consiguen los objetivos de paralizar la defensa iraní y destruir los blancos nucleares buscados, se activaría un segundo escenario con una reacción islámica generalizada (guerra irregular o asimétrica) contra diferentes blancos de Israel y EEUU en la región.

Miles de efectivos del EUCOM y de las fuerzas del Ejército israelí tomarán parte en los ejercicios que comienzan, así como un número no precisado de miembros de las unidades del Ejército de EEUU en Europa (USAREUR).

El Gobierno israelí ha notificado de las maniobras a países vecinos, mientras que el Ejército advierte en el comunicado que "el ejercicio no es en respuesta a ningún suceso a nivel mundial".

Pero al margen de comprobar los sistemas de radar, la efectividad de sus misiles antimisiles y la coordinación en tiempo real, las maniobras tienen un destinatario claro: Irán y su último ensayo de misiles de largo alcance Shahab 3 (ensayado hace dos semana).

Un nuevo escenario para un contraataque iraní se plantea a partir del ingreso en escena del misil tierra-tierra Shahab 3 (ensayado el domingo pasado), con un recorrido de alrededor de 2.000 kilómetros, y con capacidad -según Teherán- para alcanzar el territorio de Israel y las bases estadounidenses en la región del Golfo Pérsico.

Pero al margen del Shahab 3, lo que desvela a los estrategas y planificadores de Washington y Tel Aviv es el sistema de misiles antiaéreos S-300 que Moscú vendió a Teherán, y cuya entrega continúa en un misterio, ya que Rusia niega su concreción y el régimen de Irán afirma que ya están en su poder.

El sistema S-300 es capaz de efectuar el seguimiento simultáneo de 6 blancos y disparar contra ellos hasta 12 misiles a la vez.

A diferencia del Patriot estadounidense, que no puede derribar objetivos a una altura inferior a 60 metros, el S-300 es capaz de abatir aviones y misiles de crucero a cualquier altitud, a partir de 10 metros. Otra ventaja del S-300 sobre el Patriot consiste en el despegue vertical, factor que permite contraatacar un objetivo procedente desde cualquier dirección sin necesidad de girar la plataforma de lanzamiento.

El modelo Patriot tarda media hora en ponerse en posición de ataque, mientras que el ruso S-300 lo hace en menos de 5 minutos.

¿Y qué puede pasar si los sistemas S-300 rusos son instalados en Irán?

En primer lugar se reduciría en grados notables la capacidad de destrucción de las usinas nucleares y de las instalaciones militares de Irán por un ataque aéreo judeo-estadounidense, y se crearían las condiciones para una respuesta iraní "fulminante" que pondría a Medio Oriente en el tablero de una "guerra generalizada".

En este escenario, la operación Juniper Cobra 10 no ensaya un ataque a las instalaciones nucleares de la República Islámica, sino la respuesta israelí-norteamericana a una potencial represalia iraní para el caso de un ataque combinado por separado por parte del eje Israel-EEUU.

Protección Civil -encargada de la retaguardia- también participará en las maniobras ensayando el rescate de edificios alcanzados por proyectiles no convencionales.

"El objetivo de Juniper Cobra 10 es practicar la eliminación de misiles lanzados desde larga distancia", revela la prensa israelí citando fuentes del ministerio de Defensa.Y añade: "La capacidad que van a exhibir los radares estadounidenses nunca antes ha sido vista en Israel".

Expertos israelíes y norteamericanos coinciden en que si bien un ataque de Israel (o combinado con EEUU) es capaz de producir un "severo daño" a las usinas iraníes no garantiza en ningún caso acabar completamente con el programa nuclear o con el sistema defensivo de Irán.

Un "éxito" de la defensa iraní en los primeros momentos del ataque (además de posibilitar un demoledor contraataque iraní) generaría un teatro de operaciones para el cual Washington y Tel Aviv no están preparados.

Al margen de la supremacía abrumante de su poder aéreo y naval, Israel y EEUU carecen de capacidad para una guerra terrestre generalizada en Irán y el Medio Oriente, donde (además de una guerra asimétrica contra las organizaciones islámicas) deberían enfrentarse al aparato militar iraní (convencional e irregular) compuesto por dos millones de efectivos movilizados y en capacidad de combate.

Este es el punto central que explica su obsesión por neutralizar lo más posible la capacidad de un contraataque aéreo y misilístico de Irán.

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