"El diálogo está in articulo mortis"
BBC Mundo
19/10/09
Entrevista al legítimo presidente de Honduras, Manuel Zelaya
El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, insistió en entrevista con BBC Mundo en que es el Congreso Nacional de su país, y no la Corte Suprema, el que debe decidir sobre su eventual regreso al poder. Zelaya -quien aseguró que el diálogo entre sus representantes y los del presidente interino Roberto Micheletti se encuentra in articulo mortis (a punto de morir)- cree que el que debe pronunciarse es el órgano legislativo, ya que fue la instancia que lo destituyó mediante un decreto tras su expulsión del país el pasado 28 de junio.
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El mandatario confirmó que han dado de plazo hasta el lunes al gobierno de Micheletti para que estudie y acepte la última propuesta presentada por su delegación en las negociaciones que se desarrollan en Tegucigalpa desde principios de octubre, a instancia de la Organización de Estados Americanos (OEA). Zelaya también insistió desde la embajada de Brasil en la capital hondureña, donde permanece encerrado desde el 21 de septiembre pasado tras volver por sorpresa al país, en que, de no alcanzarse un acuerdo, desconocerán el proceso electoral del 29 de noviembre.
¿En qué punto se encuentran las negociaciones después de que se ampliara el plazo hasta el próximo lunes?
Los plazos terminaron el viernes como se había dicho públicamente. Lo que pasa es que a última hora salió la vicecanciller del gobierno golpista diciendo que se habían roto las negociaciones, sin contar con la opinión de la comisión negociadora.
Eso produjo una tribulación muy grande en el momento en el que estábamos presentando una nueva propuesta a la comisión negociadora.
Después, el régimen de facto pidió que no atendiéramos a esas declaraciones de la vicecanciller.
Dijeron que querían más tiempo -sábado y domingo- para analizar la propuesta que nosotros habíamos presentado y ahora estamos esperando a que se pronuncien.
Dijeron que el lunes se van a pronunciar sobre lo que nosotros habíamos planteado en la comisión, que es que el dictamen de este diálogo fuera al Congreso Nacional (y no a la Corte Suprema) para que allí sea corregido el problema del golpe de Estado.
¿Entonces, ahora el punto de desacuerdo sería sobre quién debe evaluar ese dictamen?
El punto de desacuerdo sigue siendo el reconocimiento de parte del gobierno de facto del hecho fundamental que ha traído esta crisis y que ha sido que ha habido un golpe de Estado.
Mientras no haya reconocimiento por su parte de que hubo un golpe de Estado no hay manera de enmendarlo, porque es un hecho político que tiene consecuencias jurídicas y que rompe el orden constitucional de un país.
El hecho del no reconocimiento del golpe de Estado hace que no reconozcan mi restitución. Mi restitución se basa en el derecho que tengo de ejercer un mandato que me dio el pueblo de Honduras.
Por eso cuando ellos están buscando una salida en base al ordenamiento jurídico actual no encuentran ninguna respuesta.
Como dice el Plan Arias, hay que retrotraerse al orden anterior al 28 de junio, reconstruir los poderes del Estado para encontrar el camino jurídico que vuelva a crear el estado de derecho en Honduras.
¿Plantean entonces que se lleve el tema de su restitución al Congreso y no a la Corte Suprema, con el reconocimiento de que su salida del país fue un golpe de Estado?
La corte de justicia –justicia entre paréntesis- fue juez y parte del golpe de Estado. Se pronunció 48 o 72 horas después de mi salida diciendo que había un juicio, que tenia un expediente, pero eso fue después de que me hubieran desterrado del país. Ellos formaron parte de la conspiración.
El mismo día de mi expulsión fue el Congreso el que sesionó, me destituyó mediante un decreto y juramentó a otro presidente, el mismo presidente del Congreso que se autoproclamó presidente.
Entonces, ¿cómo buscar el camino para resolver el problema?
Hay que ir al Congreso y derogar el decreto, ya que no es facultad del Congreso quitar a un presidente de la república. El congreso entonces tendrá la posibilidad, si lo desea, de escuchar opinión de la Corte o de la Fiscalía.
¿Se están reuniendo en estos momentos las comisiones negociadoras?
En estos momentos los señores del gobierno de facto están en cabildeos. Acuérdense que aquí hay gente de la OEA, del Departamento de Estado de EE.UU., empresarios, círculos políticos… que se están reuniendo en diferentes escenarios para buscar una solución a la crisis.
¿Tienen pensado sus representantes reunirse con los de Micheletti antes del lunes?
No. Nosotros estaríamos dispuestos a asistir a una nueva sesión en caso de que ellos dijeran que tienen algo por lo cual valiera la pena regresar a la mesa.
El diálogo está en un letargo, en un suspenso, in articulo mortis, que es lo que sucede cuando se entra en esta situación.
¿Qué sucederá si llega el lunes y los representantes de Micheletti no aceptan las condiciones que sus representantes han presentado?
Insisto en que el país sigue en una crisis profunda porque el pueblo no ha aceptado el golpe de Estado. La comunidad internacional sigue desconociendo el proceso electoral. Se planifica un fraude electoral.
Las fuerzas políticas opuestas al régimen ya han manifestado públicamente que tienen un desconocimiento para el proceso viciado de ilegalidad y fraude que no supone ninguna garantía para unas elecciones transparentes.
¿Quiere decir que llevarán a la práctica el desconocimiento del proceso electoral del 29 de noviembre?
Eso ya está. Todas las naciones del mundo se han posicionado. En Honduras no queremos elecciones como en Irán o Afganistán, bajo sangre y fuego.
¿Si la situación tuviera un desenlace positivo en los próximos días, estarían usted dispuesto a reconocer los resultados de las elecciones?
Yo apoyo el proceso electoral. Soy un demócrata y creo que las elecciones sólo pueden darse en un país cuando todos pueden participar en igualdad de condiciones.
Cuando existe persecución política, se persigue a los opositores, se cancelan los medios opositores, ¿cómo puede haber elecciones libres?
Lo único que garantiza que haya elecciones libres es que exista un consenso de las fuerzas políticas, sociales y económicas para que todo el mundo pueda participar en igualdad de condiciones.
En este momento la mitad del pueblo no acepta participar en un proceso donde un régimen de facto está reprimiendo a la mitad de la población.
Lo único que garantiza que haya elecciones es este servidor. Yo no soy un problema, soy la solución al problema. Le legalizo las elecciones, garantizo la transparencia en el proceso electoral y retorna la paz al país.
¿Qué tiene que decir sobre las declaraciones del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien advirtió que hay preocupación en Centroamérica porque la resistencia hondureña busca armas y centros de entrenamiento en su país, Guatemala y El Salvador?
Yo practico la no violencia. No creo en el militarismo ni en la fuerza como método para resolver problemas a los que se les puede buscar una salida pacífica.
En el momento en el que la resistencia empiece a usar armas y el sabotaje, legitimaría la violencia radical y grosera que están utilizando los golpistas en contra del pueblo.
Hago un llamado a la resistencia hondureña, y les digo que la violencia lo único que hará es legitimar el régimen represivo que ya está en Honduras.
No debemos usar nada más que la resistencia pacifica, la desobediencia civil, las manifestaciones pacificas para vencer esta dictadura. Este va a ser el logro de Honduras.
Vamos a legar a nuestros hijos cómo se vence una dictadura armada pacíficamente, sin disparar un tiro, con el apoyo de la comunidad internacional.
¿Cuál es su estado de ánimo cuando se va a cumplir un mes desde que se encerró a la embajada?
Estoy padeciendo tal vez de alguna tensión porque ahora han empezado nuevas tácticas psicológicas para desestabilizarnos. Nos desvelan toda la noche, ponen luces fortísimas que rodean la embajada para que perezca de día.
A partir de las 10 u 11 de la noche empiezan a sonar pitoretas, sonidos, gritos estridentes y empiezan a meternos temor al decirle a la gente que van a entrar.
Vivimos sometidos a esa presión, a través de mensajes en los celulares, amenazándonos, insultándonos.
¿Le está pasando factura a su salud el encierro?
No es el encierro, es el hostigamiento permanente. Mantienen un estado de tensión.
Pero el espíritu nuestro es fuerte. Vengo del campo y estoy acostumbrado a la lucha. Al regresar a Honduras he venido a demostrar mi inocencia y a arriesgar mi vida, porque es realmente lo único que le puedo dar el pueblo hondureño.
Estoy firme y no tengo ningún temor con lo que está pasando.
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