"El País": cómo te escondo el golpe en Honduras
Gennaro Carotenuto
Giornalismo Partecipativo
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
27/06/09
Puntos de vista distintos siempre los ha habido y los habrá... Tal vez para algunos en Honduras es el ejército el que está salvando a la patria del comunismo (¿no he oído esto en otro sitio antes?), pero es indispensable estudiar cómo explica lo que está aconteciendo ahora en Tegucigalpa el periódico madrileño El País, única fuente en la que se suele basar el parecer de muchos comentaristas europeos de América Latina.
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Analizando detalladamente la información de El País se observa que se salta rápidamente la legitimidad de la diversidad de los puntos de vista para adentrarse en el territorio de lo falso y tendencioso. El diario español nos brinda una lección impagable de desinformación.
1. Para empezar, desaparece por completo el golpe de estado. El término, la idea misma de golpe, se ha borrado, ni se mienta. Poco le importa a El País que la propia ONU lo haya condenado como tal. Basta con no mencionar a la ONU. Al contrario (como si no fuera lo mismo) es el ejército el que se moviliza en solidaridad con su jefe de Estado Mayor, destituido injustamente. En El País han olvidado evidentemente el 23 de febrero de 1981 y sienten que pueden jugar y engañar a los lectores sobre asuntos tan serios.
2. En el mismo artículo desaparece por completo que el objeto de la contienda es un referéndum que debería conducir a la convocatoria de una asamblea constituyente. Al contrario, sencilla y textualmente se dice: “El presidente del país centroamericano, Manuel Zelaya, quiere reformar la Constitución para seguir en el poder”. Por tanto, el ejército, en respuesta a una vieja concepción propia del franquismo, al que El País se oponía, sería el tutor del Estado (por cuenta de las clases dirigentes), de ahí que esté legitimado para intervenir.
3. Por enésima vez, cuando un dirigente latinoamericano elegido democráticamente quiere convocar una asamblea constituyente, El País se posiciona en contra con un único argumento: lo hace por sed de poder. Como si en América Latina las constituciones del S.XX hubieran garantizado democracia, desarrollo, derechos y justicia social.
4. No podía faltar lo último de lo último: la moda Twitter. El País invita a seguir la crisis hondureña a través del canal twitter del diario La Prensa, que, mira por dónde, está en contra del presidente legítimo. Obviamente no se toma la molestia de señalarlo.
5. Así pues, no fue el general Romeo Vázquez (remito a mi artículo con otro punto de vista), jefe de Estado Mayor, quien decidió incumplir las órdenes del presidente, sino el presidente quien lo destituyó por las buenas para hacer que se cumpliera su plan “ilegal” al que el general se negó en nombre de la democracia. El hecho de que luego el general Vázquez, jefe de las fuerzas armadas, tenga el apoyo del ejército y que lo saque a la calle contra el presidente que lo destituyó, a El País no le parece mínimamente subversivo. Se trata tan sólo de la prueba de que Zelaya no lleva razón. ¿Cuántas divisiones tiene Zelaya? Pinochet, Franco y Stalin ya lo decían: la fuerza puede más que la razón.
6. Se describe a Zelaya de modo irrisorio como “un populista de familia bien”, que estaría del lado de los pobres por afán de poder. A continuación, más pruebas de cómo se usa la fisonomía para denigrar al personaje. “Parece un mariachi”, “ se parece a[l presidente mexicano Vicente] Fox”. Denigrar a un personaje público por sus rasgos físicos no es sólo mal periodismo: es hasta pueril.
7. El clímax se alcanza cuando se empaña la fama de incorruptible de Zelaya lanzándole una acusación de corrupción (que no se acaba de especificar) nada menos que de Otto Reich, personaje del que nada más se dice. Lo haremos nosotros: ex subsecretario para América Latina de Ronald Reagan y George Bush padre, padrino de terroristas, organizador de golpes de estado, defensor de torturadores, defensor de las peores dictaduras y defensor de violaciones de derechos humanos. En El País saben de sobra quién es Otto Reich, pero lo importante era salpicar de barro la figura de Zelaya.
8. Si El País censura la defensa de Zelaya y la denuncia del golpe que hizo la ONU, ¿a quién le endilgan el papel de defensor de oficio del “corrupto populista con dinero y apetito de poder”? ¡Pues nada menos que a Fidel Castro! ¿Quién mejor que el viejo dictador cubano, a quien El País lleva treinta años pintando como al diablo en persona, para ayudar [a denigrar] la causa de Zelaya?
No sabemos cómo terminará esta historia de Honduras, pero lo analizado demuestra una vez más que el periódico El País, el mismo que estos días pretende recobrar legitimidad democrática atacando a diario a Silvio Berlusconi, prepara a sus lectores de centroizquierda para digerir un golpe de estado presentándolo como una solución legítima.
No sería la primera vez. Apoyó el fallido golpe de estado en Venezuela el 11 de abril de 2002. Mucho tiempo después, el actual ministro de Exteriores de un gobierno al que El País apoya, Miguel Ángel Moratinos, denunció el papel del gobierno de José María Aznar en aquel crimen, y El País quedó desacreditado. Más adelante emprendió la defensa sin medias tintas de Felipe Calderón en México negando una y otra vez que en las elecciones de 2006 pudiera haberse cometido un fraude electoral, desinformando o negando información sobre millones de mexicanos que (como en Irán ahora) protestaban (con razón o sin ella) contra dicho fraude. Por último, por ceñirme a los casos más escandalosos, apoyó con fiereza la subversión secesionista en Bolivia. Ahora vuelve a negar la existencia de un golpe y a ocultar a sus lectores información fundamental -quién y por qué respalda a Zelaya-, a soslayar principios democráticos básicos como el de la obediencia de los militares a los gobiernos civiles, y a olvidar por completo la deontología periodística más elemental.
Si esto es información...
1 comentarios:
Toda persona que se informe sabe que el Sr. Cebrian director de dicho diario pertenece al Club Bildelberg, desde donde se dan las consignas y los planes a seguir para el control de la masa o sea, nosotros todos. Una pena que la mayoría siga durmiendo mientras cada día y sin que nos demos cuenta nos controlan más.Una pena.
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