Destruir a las poblaciones indígenas
Dahr Jamail
Global Research/Truthout
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
23/06/09
El Tratado de Fuerte Laramie garantizó en una ocasión a la nación sioux el derecho a una amplia zona de su tierra original, que abarcaba varios Estados e incluía sus sagradas Montañas Negras, donde iban a tener el “uso y ocupación absoluto y tranquilo” de la tierra.
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Sin embargo, cuando se descubrió oro en las Montañas Negras, el presidente Ulysses S. Grant dijo al ejército que mirara hacia otro lado para permitir a los mineros entrar en el territorio. Después de que los buscadores de oro y los trabajadores emigrantes que cruzaban las fronteras de la reserva violaran repetidamente los derecho exclusivos [de los sioux] sobre la tierra, el gobierno estadounidense se apropió de las Montañas Negras en 1877.
Charmaine Cara Blanca, un oglala tetuwan que vive en la Reserva de Pine Ridge, es la portavoz del Consejo Teton de la Nación Sioux (TSNTC, en sus siglas en ingles), establecido en 1893 para mantener los términos del Tratado de Fuerte Laramie de 1868. También es coordinadora del grupo de voluntarios, Defensores de las Montañas Negras [1], que trabaja para preservar y proteger el medio ambiente en el que viven.
“Llamamos al oro el metal que vuelve locos a los hombres”, dijo Cara Blanca a Truthout cuando asistía en Nueva York el Foro Permanente Anual sobre Asuntos Indígenas en Naciones Unidas a finales de mayo. “Sabiendo que no podían conquistarnos como hubieran querido ... porque cuando uno lucha por su vida o por la vida de tu familia, uno hará todo lo que pueda ... o luchará por un lugar sagrado como las Montañas Negras, uno hará todo lo que pueda ... así que tuvieron que meternos en campos de prisioneros. Yo vengo del campo de prisioneros 344, la Reserva India de Pine Ridge. Queremos que se cumplan nuestros tratados, queremos que nos devuelvan nuestra tierra” [2].
Les han quitado la mayoría de las tierras que eran de los sioux y lo que queda ha sido arrasado por la contaminación radiactiva.
“En estas zonas no crece nada, no puede crecer nada. Son demasiado radiactivas”, dijo Cara Blanca.
Aunque las Montañas Negras y zonas adyacente son sagradas para los pueblos y naciones indígenas de la región, sus intentos de reclamarlas no se basan en reivindicaciones religiosas sino en las provisiones de la Constitución. Según Cara Blanca, la ocupación de la tierra indígena por parte del gobierno estadounidense es una violación directa de sus propias leyes.
Se refiere al Artículo 6 de la Constitución estadounidense: “Esta Constitución y las Leyes de Estados Unidos que se hagan en cumplimiento de ella, y los Tratados hechos o que se hagan, bajo la autoridad de Estados Unidos, serán la suprema ley de la tierra; y los jueces en cada Estado estarán obligados de este modo, a pesar de cualquier cosa en sentido contrario en la Constitución o en las Leyes de cualquier Estado”.
La portavoz del TSNTC declara: “Necesitamos que se cumpla nuestro tratado. Queremos que nos lo devuelvan. Sin él desaparecemos. Puede que nos hayan convertido en estadounidenses morenos que hablan inglés y comen un tipo diferente de comida y que no son capaces de vivir con el búfalo como se supone que deberíamos vivir, pero [la situación] es como un león enjaulado. Se le puede alimentar y él se reproducirá, pero sólo es un verdadero león cuando recupera su libertad y puede ser quien se supone que es. Nosotros somos como ese león enjaulado. Ahora mismo no somos libres. Necesitamos poder gobernarnos a nosotros mismos como hacíamos antes”.
Delegaciones del TSNTC empezaron a trabajar en Naciones Unidas en 1984 tras haber agotado todas las estrategias de solución dentro de Estados Unidos.
Contaminación de su patria
Hay uranio en torno a las Montañas Negras, Dakota del Norte y del Sur, Wyoming y Montana. En los años cincuenta y sesenta, antes de cualquier regulación prohibitiva, vinieron compañías mineras y cavaron enormes agujeros por todas estas tierras para extraer uranio. Al sudoeste de Dakota del Sur hay 142 minas abandonadas. En la zona de Cave Hills, otro lugar sagrado en Dakota del Sur utilizado para la búsqueda de visiones y para hacer entierros, hay otras 89 minas de uranio abandonadas.
En un ensayo titulado Native North America: The Political Economy of Radioactive Colonialism [La América del Norte nativa: la economía política de colonialismo radiactivo], los activistas políticos Ward Churchill y Winona La Duke afirman que el presidente estadounidense Richard Nixon había declarado el territorio del Tratado de 1868 “Zona Nacional de Sacrificio”, lo que implicaba que el territorio, y su gente, eran sacrificados al uranio y a la radiación nuclear.
Según Cara Blanca, lo peor es que “ninguna de estas minas abandonadas están marcadas. Nunca las rellenaron, nunca las taparon. No shay eñales de aviso, nada. El Servicio Forestal incluso señala el camping de Picnic Springs como un lugar turístico. Está aproximadamente a una milla de las minas de uranio de Cave Hills”.
La región es un laberinto de pozos de exploración excavados con una profundidad que llega a entre los seiscientos y los ochocientos pies de profundidad. Al sudeste de la zona de las Montañas Negras hay más de 4.000 pozos de exploración de uranio. En la parte de las Montañas Negras situada en Wyoming hay 3.000 pozos. Más al norte en Dakota del Norte hay más de mil pozos.
La zona de las Montañas Negras y sus alrededores son las zonas donde se recargan varios acuíferos principales de las regiones de Dakota del Sur, Nebraska y Wyoming. Se pueden ver las dimensiones de la crisis con la descripción simple que hace Cara Blanca: “Cuando llegan los vientos, recogen el polvo [de uranio] y lo transportan; cuando llueve o nieva, se lava dentro de los acuíferos y las tierras subterráneas. Mucha de esta contaminación radiactiva parte entonces por el río Missouri”.
Nos informa de que veinte de los aproximadamente 600 residentes del escasamente poblado condado de Cave Hills han desarrollado tumores cerebrales. Un físico nuclear ha declarado que una mina de la zona es tan radiactivamente“peligrosa” como la zona cero de Hiroshima.
En Red Shirt, un pueblo a las orillas del río Cheyenne River en la Reserva India de Pine Ridge, el agua ha dado índices muy altos de radiactividad [3] y los animales locales han muerto tras consumir peces del río.
Después de que tres hijas de una familia y su madre murieran de cáncer, una familia pidió a Cara Blanca que se hicieran pruebas del agua municipal. Se encontró que los niveles de radiación eran los mismos que hay dentro de un aparato de rayos X. Así que hay pocas dudas de que los hijos supervivientes y el padre padezcan la misma enfermedad. Se ha avisado a las personas que obtienen el grano y los animales de la región que sean extremadamente cautelosos.
Uno no puede sino sentir las desesperación por su pueblo cuando Cara Blanca se lamenta: “Para nosotros es un auténtico genocidio. Todos nos estamos muriendo de cáncer. Estamos tratando de no extinguirnos, de no permitir que se extinga la Gran Nación Sioux”.
Los sioux ogala están emprendiendo acciones legales actuales contra el Estado de Dakota del Sur defensor del uranio [4] . Son conscientes de lo desigual de la batalla, pero no se pueden permitir abandonarla. Cara Blanca explica lo desigual que es: "... Nuestro último juicio estaba perdido antes de saber que el juez había sido abogado de una las compañías mineras. Además, la hija y el cuñado del gobernador trabajan para compañías mineras [Powertech (5)] y un profesor, contratado por el Servicio Forestal para testar los residuos de contaminación en el agua, está contratado por una compañía que trabaja para la compañía minera. Cuando me dí cuenta de que el juez era abogado de la compañía minera supe que íbamos a perder, pero seguimos adelante con el caso debido a la publicidad porque tenemos que mantener a la gente despierta”.
Otras tribus, como los navajo o los hopi en Nuevo México, también han sido expuestas a material radiactivo [6]. Además, el 16 de julio de 1979 el vertido en el bazo norte del río Puerco, cerca de la pequeña ciudad de Church Rock, Nuevo México, de 100 millones de galones de agua radiactiva que contenía desechos de uranio de un estanque de desechos afectó también a los pueblos indígenas en Arizona [7].
Su rabia y dolor son evidentes cuando Cara Blanca se lamenta: “Cuando celebramos nuestras reuniones para rezar pedimos que no vengan jóvenes. Si uno quiere tener hijos, no debe venir a Cave Hills porque es demasiado radiactivo”.
El enfoque de la explotación de los recursos y pueblos del planeta que ha llevado a estos desastres medioambientales y sanitarios choca con los valores de Cara Blanca: “Yo siempre digo que uno tiene que aprender a vivir con la tierra, no dominando la tierra”.
Bombardear las colonias con armas nucleares
El gobierno estadounidense practica otro enfoque. El uranio que en casa ha causado un genocidio, si se le puede llamar así, ha procedido a causar nuevos estragos en los ocupados Iraq y Afganistán.
Dos ONG iraquíes, Monitoring Net of Human Rights in Iraq (MHRI) y Conservation Center of Environment and Reserves de Faluya (CCERF), han documentado exhaustivamente los efectos de armas prohibidas, como municiones de uranio empobrecido, contra los habitantes de Faluya durante las dos ataques masivos del ejército estadounidense a la ciudad en 2004.
En marzo de 2008 las ONG presentaron un informe titulado “Crisis de las armas prohibidas: los efectos de la contaminación en la salud pública de Faluya” en la VII Sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas [8].
Muhammad al-Darraji, director de MHRI y presidente de CCERF presentó el informe con un llamamiento: “Rogamos al Alto Comisionado de Derechos Humanos que tenga la amabilidad de mirar el contenido del informe de acuerdo con la resolución de la Asamblea General número 48/ 141 (parágrafo 4) del 20 de diciembre de 1993, para que se investiguen las graves amenazas al derecho a la salud pública en Faluya e Iraq, y se transmitan a la Comisión de Derechos Humanos los resultados de esta investigación para que ésta adopte las decisiones oportunas”.
Adjunto al informe antes mencionado hay otro informe cuyos autores son el Dr. Najim Askouri, un físico nuclear formado en Gran Bretaña e importante investigador nuclear iraquí, y el Dr. Assad al-Janabi, director del Departamento de Patología en el hospital público de Najab que cuenta con 400 camas. Su informe incluye una sección sobre la “Crisis del uranio empobrecido” en Najaf, a 180 millas de donde se utilizó uranio empobrecido durante la Primera Guerra del Golfo.
El Dr. Najim empieza su informe notificando que las fuerzas de la coalición, la mayoría de ellas estadounidenses, utilizaron 350 toneladas de armas de uranio empobrecido durante aproximadamente 45 días en 1991, fundamentalmente en el trecho de Iraq al noreste de Kuwait donde las tropas iraquíes estaban de retirada. Después, durante la campaña de bombardeo sobre Bagdad llamada “Conmoción y Espanto” en 2003, Estados Unidos utilizó otras 150 toneladas de uranio empobrecido. Afirma que el cáncer se está extendiendo en desde la zona del conflicto como una epidemia y que no hará sino empeorar. En Najaf el índice de cáncer se ha más que triplicado en los últimos 16 años.
Según el Dr. Najim, “cuando el uranio empobrecido alcanza su objetivo se aerosoliza y oxida formado un óxido de uranio formado en dos partes por UO3 y una de UO2. El primero es agua soluble y se filtra en los acuíferos, y también se convierte en parte de la cadena alimentaria ya que las plantas toman el UO3 disuelto en agua. El UO2 es insoluble y se posa como polvo en la superficie de la tierra y es transportado de un sitio a otro por el viento. Como polvo en aerosol puede introducirse en los pulmones y empezar a causar problemas ya que puede atravesar las paredes de las células e incluso impactar en el sistema genético”.
Uno de los nietos del Dr. Najim nació con problemas cardiacos congénitos, síndrome de Down, el hígado poco desarrollado y leucemia. Cree que estos problemas están relacionados con que los padres del niño hayan estado expuestos al uranio empobrecido.
Al detallar el desorbitado índice de cáncer y de otras enfermedades relacionadas con la contaminación entre la población de Faluya desde los dos asedios, el informe afirma: “Desde 2004, cuando la situación política y la devastación de la infraestructura del sistema sanitario estaban en su peor momento, se ha informado de 251 casos de cáncer. Para 2006, cuando las cifras reflejaban más adecuadamente la situación real, esa cifra ascendió a 688. Ya en 2007 se ha informado de 801 casos. Estas cifras reflejan un índice de incidencia del 28.21 [por 100.000] para 2006, incluso después de eliminar casos que venían al hospital de Najaf de fuera del gobernorado, una cifra que contrasta con el índice normal de 8-12 casos de cáncer por 100.000 personas”.
“Dos observaciones son llamativas. Una, que ha habido un dramático incremento en los cánceres relacionados con la exposición a radiaciones, especialmente los muy raros sarcoma de tejidos blandos y leucemia. Dos, la edad a la que el cáncer empieza en un individuo está descendiendo rápidamente, con una incidencia del cáncer de mama a los 16 años, del cáncer de colon a los 8 años y del liposarcoma al año y medio de edad”. El Dr. Assad indicó que el 6% de los cánceres registrados se producían en la franja de edad entre los 11 y 20 años, y otro 18% en la de los 21-30 años.
“La importancia de esta información confirma que en esta ciudad hay un enorme desastre.... Las principales víctimas civiles de estas enfermedades son niños y el índice de estos representa el 72% de los casos totales de enfermedad en 2006, la mayoría de ellos en edades comprendidas entre un mes y 12 años.... Desde 2006 hasta ahora han empezado a aparecer muchos tipos nuevos de enfermedades y terribles cantidades de ellas, como anomalías congénitas en la espina dorsal, anomalías congénitas renales, septicemia, meningitis, thalassemia, así como una cantidad significativa de casos no diagnosticados a diferentes edades. La rapidez con la que aparecen estas señales de contaminación tras un año de operaciones militares tiene que ver con el uso de grandes cantidades de armas prohibidas utilizadas en las batallas de 2004. Puede que la continua contaminación lleve a un cambio genético, que está empezando a aparecer con muchas anomalías en niños porque los problemas estaban relacionados con la exposición de los padres de los niños a fuentes de contaminación y esto puede llevar en el futuro a más anomalías nuevas. Dada la situación de seguridad con muchos checkpoints y tarjetas irregulares que permiten hasta ahora a los civiles entrar o salir de la ciudad, todo esto ayuda a que continúe por el momento esta terrible situación. Por lo tanto, nosotros creemos que todos estos datos son sólo el 50% de las cifras reales de enfermedades”.
Los sioux dijeron a sus jóvenes que evitaran sus tierras radiactivas si querían procrear y prosperar. Los jóvenes de Iraq no tienen más opción que vivir unas vidas mutiladas en su propia tierra.
El 4 de febrero de 2009, Muhammad al-Darraji envió una carta al presidente Barack Obama junto con el informe antes mencionado. Presentamos algunos extractos de ella:
“Tenemos el honor de adjuntar a esta carta el informe sobre los efectos en la salud pública de las armas prohibidas utilizadas por Estados Unidos durante sus operaciones militares en Faluya (marzo-noviembre de 2004). Nuestra intención era presentar el informe en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas del 4 de marzo de 2008, pero razones tanto de seguridad como políticas desempeñaron un papel importante en hacer que esta tarea fuera imposible. El informe que ahora tiene en sus manos contiene gran cantidad de pruebas y de documentación sobre la catastrófica y continua contaminación de Iraq, para impedir la cual nadie ha emprendido ninguna acción real con el fin de ayudar a las víctimas o de limpiar los lugares contaminados. Hace algunos meses y en junio de 2008 envié este informe directamente a algunos congresistas estadounidenses. Dos de ellos vinieron a mi ciudad, Faluya, y visitaron el hospital general para investigar las afirmaciones que contenía nuestro informe. Esta visita no produjo ningún resultado importante. En febrero de 2009 uno de mis colegas, que trabaja en la oficina de estadísticas del hospital y que ayudó a recopilar la información acerca de la contaminación, fue asesinado por unos desconocidos. La sangre de mis amigos es la fuerza que me impulsó a escribirle a usted directamente para que usted conociera los hechos a causa de los cuales que mis amigos pagaron con su vida. Por consiguiente, le rogamos que tenga la amabilidad tanto de leer el contenido del informe adjunto y de investigar las graves amenazas al derecho a la vida de los habitants de Faluya y de otros lugares contaminados de Iraq, como de hacer públicos los resultados de esta investigación según el derecho a la información acerca de los que realmente ocurrió en Iraq”.
El presidente no respondido todavía.
Jason Coppola y Bhaswati Sengupta contribuyeron a este artículo.
[1] http://www.defendblackhills.org/joomla/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1
[2] http://www.dickshovel.com/1868.html
[3] http://heyokamagazine.com/HEYOKA.9.CheyeneRiverRadiation.htm
[4] http://heyokamagazine.com/HEYOKA.9.CheyeneRiverRadiation.htm
[5] http://www.powertechexposed.com/
[6] http://www.projectcensored.org/static/1979/1979-story6.htm
[7] http://www.nytimes.com/1987/05/28/opinion/l-radioactivity-taints-navajo-relocation-site-253787.html
[8] http://www2.ohchr.org/english/bodies/hrcouncil/7session/index.htm
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