Ahmadineyad compara a Obama con Bush
IAR Noticias
25/06/09
El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, acusó el jueves a su homólogo estadounidense, Barack Obama, de comportarse como su predecesor con Teherán y le instó a disculparse por lo que calificó de interferencia de Estados Unidos tras las elecciones iraníes.
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Obama ha incrementado su tono crítico, en un principio acallado, declarándose "horrorizado e indignado" por la represión de las protestas que siguieron a la polémica reelección de Ahmadineyad.
"El Sr. Obama cometió un error al decir esas cosas (...) nuestra pregunta es por qué cayó en esta trampa y dijo cosas que antes solía decir (el ex presidente estadounidense George W.) Bush", dijo la agencia semioficial Fars News citando a Ahmadineyad.
Unas 20 personas han muerto en las manifestaciones, pero la policía y las milicias han inundado las calles de Teherán desde el sábado, sofocando la mayoría de las protestas tras los disturbios antigubernamentales más generalizados desde la revolución islámica en 1979.
El levantamiento ha mermado las perspectivas de Obama de hablar con Irán sobre su programa nuclear, y Teherán acusa a Reino Unido y Estados Unidos de fomentar la violencia.
"Espero que evite interferir en los asuntos de Irán y se disculpe de una forma que se entere la nación iraní", declaró Ahmadineyad.
Los líderes de la oposición reformista de Irán han prometido seguir adelante con sus desafíos legales a unas elecciones que consideran amañadas.
La mujer del líder opositor Mirhosein Musavi, que dice que ganó las elecciones, dijo que era un "deber continuar las protestas legales para preservar los derechos iraníes".
Los seguidores de Musavi dijeron que soltarían miles de globos el viernes con la leyenda "Neda siempre estarás en nuestros corazones", una referencia a la joven que murió la semana pasada que se ha convertido en un símbolo de las protestas.
La policía antidisturbios dispersó el miércoles a un grupo de unos 200 manifestantes con gases lacrimógenos, pero la protesta estuvo muy lejos de las marchas de la semana pasada, que atrajeron a decenas de miles de personas.
Los gritos de Allahu Akbar (Alá es grande) volvieron a oírse por la noche en los tejados de Teherán, aunque fueron mucho más breves que en otras noches en la capital.
Los disturbios han expuesto una brecha sin precedentes entre el clero iraní, y el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, que suele quedarse al margen de las disputas políticas, se alineó claramente con Ahmadineyad.
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