Economía: De la cumbre a la depresión
Cillian Donnelly
IPS
25/06/09
Activistas de la sociedad civil temen que la conferencia de la ONU que discute cómo salir de la crisis económica internacional siente mecanismos para sostener las estructuras financieras, no para atender la situación de los pobres en el Sur en desarrollo.
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La conferencia de tres días "Crisis financiera y económica mundial y sus efectos sobre el desarrollo", celebrada en el marco de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York, comenzó con atraso el miércoles, 24 debido a desavenencias entre participantes.
Los países más ricos socavan las soluciones más globales para salir de la crisis, según Soren Ambrose, coordinador de desarrollo financiero de la organización internacional contra la pobreza ActionAid.
Lo que en un principio se previó como una cumbre, por la presencia de jefes de Estado y de gobierno, se tornó una "conferencia de alto nivel" dada la reticencia de los países del Norte industrial a ser representados por jefes de Estado y de gobierno.
La decisión de celebrar una cumbre sobre la recesión mundial había sido tomada por la unanimidad de los 192 países integrantes del foro mundial, representados en una conferencia sobre financiamiento para el desarrollo realizada en noviembre en Doha.
"Se nos escapa una oportunidad", alertó Ambrose. "El G-77 presentó muchas propuestas innovadoras, pero parece que la mayoría fueron descartadas. Me temo que el viernes descubriremos que habrán sido eliminadas del texto final mediante una redacción muy cuidadosa."
El Grupo de los 77 reúne a 130 países en desarrollo.
El motivo, según Ambrose, es que los países ricos quieren proteger sus centros financieros como Londres y Frankfurt.
"Los países que se oponen a un acuerdo global tienen grandes intereses, como el Reino Unido (Gran Bretaña) con el distrito financiero (conocido como la) City de Londres", indicó.
"Cuanto mayor sea la cooperación internacional entre las naciones, más difícil les será ofrecer incentivos especiales a los inversores. Cuanto mayor sea la responsabilidad en materia de, por ejemplo, paraísos fiscales, menos oportunidades tendrán los países de sortear las normas", añadió.
Esos problemas se volvieron más apremiantes tras el informe anual del Banco Mundial "Flujos mundiales de financiamiento para el desarrollo 2009: El derrotero de la recuperación mundial", divulgado el lunes. El organismo reclama reformas al sistema de regulación así como ayuda a los países en desarrollo.
Pero las demandas pueden no ser de recibo en la ONU, apuntó Ambrose. Algunas propuestas para aumentar los ingresos y la responsabilidad, como impuestos por emisiones de dióxido de carbono y sobre ciertas transacciones financieras, quedaran por el camino.
Cualquiera sea el tipo de paquete de estímulo económico que surja de esta reunión, puntualizó Ambrose, es importante que las naciones en desarrollo inventen sus propias alternativas a la actual crisis financiera y las incorporen a sus propios planes de desarrollo nacional.
"Los gobiernos nacionales deben decidir por su propia cuenta qué hacer, pero es importante remarcar que la forma más rápida de superar la crisis es con un paquete de estímulo internacional, no mediante un enfoque país por país", sostuvo.
Eso sólo producirá más divisiones en el mundo en desarrollo, apuntó.
Hay indicios de que hubo cierto tipo de acuerdo, pero los activistas no creen que sea favorable a las naciones en desarrollo.
El Consejo Económico Global del G-77 presentó varias propuestas que incluyen un tribunal internacional de quiebras.
"Estoy casi seguro de que no aceptarán nada de eso", indicó Ambrose. Ese tipo de medida puede poner en peligro la fuerza actual del dólar como moneda de reserva internacional.
"Reformas de ese tipo que pongan fin a la dependencia del dólar como divisa internacional no serán aceptadas. Eso podría dejar al descubierto la vulnerabilidad del sistema. Y normas impositivas de regulación como, por ejemplo, las que pongan fin a los paraísos fiscales tampoco serán consideradas", añadió.
Organizaciones como ActionAid promueven un mejor uso de mecanismos como el de Derechos Especiales de Giro (DEG), un instrumento monetario creado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1969 que incluye cuatro divisas y sirve para completar las reservas nacionales.
El DEG permite tener recursos a bajo costo, movilizar fondos hacia las naciones en desarrollo y proteger a las más vulnerables de la crisis financiera, según Ambrose.
Luego de la aprobación del aporte estadounidense por parte del Congreso legislativo de ese país, el FMI anunciará el 13 de julio la creación de un fondo de unos 250.000 millones de dólares en el marco del DEG.
El problema es que ese fondo se repartirá según las cuotas de votación de cada país dentro de la estructura de ese organismo multilateral de crédito.
"Eso quiere decir que dos tercios del dinero irán a parar a manos de los países ricos que no lo necesitan", explicó Ambrose. "Hay que cambiar esa situación." .
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