Para conjurar la Gran Depresión

Dean Baker
Sin Permiso
08/03/09


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Los debates políticos de Washington de la semana pasada casi harían creer a un observador casual que la dirección política de la nación siente de verdad nostalgia de aquellos entrañables días de antaño de la Gran Depresión cuando el país sufría un desempleo de dos dígitos que acabó durando toda una década.

Las dos grandes noticias de la semana pasada consistieron en un manojo de informaciones económicas absolutamente horrorosas y la publicación del presupuesto del presidente Barack Obama. Los medios informativos ignoraron completamente lo primero y se centraron primordialmente en esto último. Así que vamos a empezar por las malas noticias.

Como era de esperar, buena parte de las malas noticias se centraron en la vivienda. La Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios informó de que la venta de casas ha descendido en la actualidad por debajo de 4,5 millones por vez primera desde mediados de los 90. También comunicaron que el precio medio de la vivienda ha caído 5.400 dólares en enero, un 3,1%.

Desde julio, este ciclo muestra una caída en el precio medio de una vivienda del 18.9%. Hay otros datos que demuestran este desplome, el más notable de los cuales es el ciclo señalado por el Departamento de Comercio sobre la venta de vivienda nueva, que mostraba una caída del 10% en el precio medio entre diciembre y enero. Con las unidades de viviendas vacías en niveles nunca registrados, y habiendo muchos compradores potenciales carentes de patrimonio neto en sus actuales viviendas para un pago inicial, es difícil saber cómo se puede detener este desplome pronto y en poco tiempo. La vivienda no es el único sector que se desmorona. La inversión descendió en un 28% en el último trimestre, la tasa más intensa de declive en más de 50 años. La petición de órdenes ha descendido en más de un 5% en cada uno de los dos últimos meses.

Junto al derrumbe de estos sectores, sigue en ascenso el número de nuevos desempleados. La semana pasada fueron 667.000. Febrero puede llegar a mostrar más de 700.000 empleos perdidos en el informe distribuido el viernes [27 de febrero]. Es probable que la tasa de desempleo llegue al 8% pasado para el mes, y bien podría estar en un 9% para el verano.

Mientras se sucedían estas malas noticias, el presidente Obama daba a conocer el primer presupuesto de su presidencia. Se trata de un documento ambicioso. Su propuesta apela a un enfrentamiento directo con poderosos grupos de interés con el fin de eliminar importantes fuentes de despilfarro en el presupuesto. Por ejemplo, el presupuesto elimina las subvenciones a las aseguradoras privadas de Medicare y a las empresas farmacéuticas de Medicaid. El ahorro se dedicará a financiar la reforma sanitaria.

También propone eliminar la desgravación fiscal de los gestores de fondos que permitía a los gestores de hedge funds y fondos de acciones (que se encuentran entre la gente más opulenta del país) pagar solamente un tipo impositivo del 15%. Obama propone que estos magnates de Wall Street estén sujetos a los mismos tipos impositivos que todos los demás.

Hay muchos otros terrenos en los que el presupuesto se dedica a cuestiones descuidadas durante largo tiempo, y la más importante es la propuesta de establecer un sistema de mercado de emisiones que proporcione incentivos para reducir los gases de efecto invernadero. No está claro que Obama pueda desarrollar enteramente la agenda establecida en su presupuesto, pero no cabe duda de que espera conseguir mucho durante su mandato presidencial.

Lo que es sorprendente es que buena parte de la discusión no se centrase en la agenda de Obama sino en los objetivos respecto al déficit. Sobre todo, muchos comentaristas se cuestionaban si llegaría a su objetivo de déficit para 2012, dado que la economía podría estar más débil de lo que su presupuesto asume.

La preocupación de los expertos sobre este punto debería haber hecho que la gente tirase televisores, radios y periódicos por la ventana. Supongamos que los expertos tienen razón y la economía se hunde aún más y crece luego más lentamente de lo que la administración Obama asumía al planificar su presupuesto. ¿Preferirían los expertos que Obama recortara más el gasto y elevara más los impuestos? Esto sería casi de locos. Con la economía desplomándose, la primera prioridad de la administración y el Congreso debe consistir en levantar la economía.

Si la tasa de desempleo está en un 12% al término del primer mandato de Obama, ya se puede ir olvidando de la reelección, aunque el presupuesto se mantenga equilibrado. Por otro lado, si ha conseguido rebajar el desempleo a un nivel razonable, sólo a unos cuantos expertos les molestará el déficit que podría ser necesario para conseguir este resultado.

El electorado anda bastante por delante de los expertos en esta cuestión. El gobierno federal es la única fuerza capaz de darle la vuelta a la economía en un próximo futuro y sostener el crecimiento. La opinión pública reconoce este hecho y exigirá una buena política económica aún cuando los expertos continúen presionando con políticas que arrojarían al país a otra depresión. Aunque sus megáfonos sean considerables, los expertos constituyen una minoría muy pequeña y es poco probable que se cumpla aquello con lo que sueñan.

Dean Baker es co-director del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy. También escribe un blog , "Beat the Press," en The American Prospect, donde debate la cobertura de temas económicos por parte de los medios de información.

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