Irán-Israel: La estrategia del peor enemigo

Gareth Porter
IPS / IAR Noticias
11/03/09

Cuando el presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad propuso en octubre de 2005 poner fin al Estado de Israel, los dirigentes políticos judíos esgrimieron un discurso sobre la "amenaza existencial" que se cernía sobre su país.

El líder del derechista partido Likud, Benjamín Netanyahu, quien está a cargo de formar el nuevo gobierno israelí, ha apelado este recurso para apoyar su argumento de que Ahmadineyad amenaza a los judíos con un nuevo holocausto.

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Pero analistas israelíes e iraníes consideran que similares declaraciones formuladas por dirigentes de Irán --y su ayuda al palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y al movimiento chiita libanés Hezbolá-- no constituyen, en realidad, un llamado a poner fin al Estado judío, y mucho menos con usar la fuerza militar para destruirlo.

Según estos analistas, el hecho de que Teherán condene a Israel y abrace la causa palestina ha sido una estratagema para volcar la opinión pública árabe contra las políticas de hostilidad hacia el régimen iraní implementadas por los regímenes sunitas.

En una conferencia que impartió en noviembre de 2007 en la septentrional ciudad italiana de Bolonia, Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores y de Seguridad Pública de Israel (1999-2001), observó que la política iraní hacia su país era mal comprendida.

Irán ha sido "más un enemigo de la reconciliación árabe-israelí que de Israel como tal", sostuvo.

El proceso que condujo a los acuerdos de paz de Oslo (1993) entre árabes e israelíes, patrocinados por Estados Unidos, fue una "pesadilla" para Irán, dijo Ben-Ami.

"Para los iraníes, la mejor manera de proteger su régimen es congregando a las masas del mundo árabe contra los líderes que ceden a los judíos los intereses de los palestinos y los bienes más preciados de los musulmanes en Jerusalén", aseguró.

Irán comenzó a intensificar su retórica anti-israelí y a acercarse a Hamás por primera vez como respuesta al proceso de paz de Oslo. Antes, tenía apenas un contacto mínimo con las organizaciones de la resistencia palestina, según Trita Parsi, autor del libro "Treacherous Triangle -- The Secret Dealings of Iran, Israel and the United States" ("Triángulo traicionero: Las relaciones secretas de Irán, Israel y Estados Unidos", Yale University Press, 2007).

Ben-Ami observó que Irán no tenía ninguna disputa política directa con Israel. Sin embargo, en los últimos años la amenaza israelí de atacar instalaciones nucleares iraníes introdujo un nuevo factor en la ecuación..

El ex profesor de la Universidad de Teherán Hossein Seifzadeh, ahora miembro del Instituto de Medio Oriente en Washington, coincidió en que Irán jugaba la carta islámica --es decir, la carta anti-Israel-- en Medio Oriente para obtener una imagen más favorable entre las poblaciones de estados árabes sunitas.

La retórica anti-israelí de Irán y su apoyo a Hamás y Hezbolá ha sido un exitoso ejercicio diplomático en el mundo árabe, según Seifzadeh.

"Toda la imagen de Irán en Medio Oriente ha cambiado. Hace 10 años, Irán era visto simplemente como un Estado chiita", dijo a IPS.

Pero a causa de esta posición de alto perfil sobre Israel y los palestinos, ahora Ahmadineyad se ha convertido en "la figura más popular de Medio Oriente", sostuvo Seifzadeh.

Otro objetivo de la retórica anti-israelí del presidente de Irán parece ser reducir la oposición interna ante posibles negociaciones con Estados Unidos.

Según un especialista iraní que participó en una reunión privada con Ahamdineyad durante su visita de octubre de 2007 a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mandatario explicó su retórica anti-Israel como necesaria para hacer que una apertura hacia Washington sea políticamente aceptable en su país..

El analista, que pidió no ser identificado porque la reunión no era oficial, citó a Ahmadineyad diciendo: "No puedo abrirme a Estados Unidos a menos que cree un enemigo que sea aún peor que Estados Unidos."

Al preguntársele si no podía haber elegido convertir a Rusia en el enemigo en vez de a Israel, Ahmadineyad replicó: "No, eso no funcionaría", dijo el analista.

Ese comentario privado es consistente con el hecho paradójico de que el ultranacionalista Ahmadineyad ha ido más lejos que cualquier líder iraní anterior en expresar públicamente su voluntad de negociar con Estados Unidos, siempre que la potencia norteamericana ponga fin a su hostilidad hacia la República Islámica.

Pero su propio electorado conservador y ultranacionalista en el pasado se ha opuesto fuertemente a un acuerdo político con el "Gran Satán". Intensificar la retórica contra el Estado judío fue una manera de que Ahmadineyad redujera el riesgo político de tales negociaciones.

Hooshang Amirahmadi, profesor de la estadounidense Universidad de Rutgers y presidente del Consejo Estadounidense Iraní, que reunió informalmente a funcionarios de los dos países, dijo en una entrevista que no le sorprendería oír una declaración semejante de parte de Ahmadineyad.

El presidente iraní ha estado ansioso de iniciar negociaciones con Estados Unidos, dijo. "Su preocupación por la política interna lo ha hecho parecer más radical de lo que realmente es en relación a Israel", agregó.

El editor y estratega político conservador Amir Mohebbian, otrora partidario de Ahmadineyad, se refirió a la política de dos niveles de Irán hacia Israel en una entrevista concedida en diciembre en Teherán.

"Como eslogan, Irán dice que no podemos aceptar la realidad de Israel. Pero tenemos los eslóganes y tenemos la acción. Hay una diferencia entre ambos", señaló.

Mohebbian, quien ya no apoya a Ahmadineyad como candidato conservador para las próximas elecciones, dijo que un acuerdo con Irán puede "ayudar a Estados Unidos a solucionar la cuestión palestino-israelí".

Sugería así que Irán está listo para sacrificar su retórica respecto de acabar con el Estado judío como parte de un acuerdo con Washington que retire la presión impuesta sobre la República Islámica.

Israel y Estados Unidos retratan el apoyo financiero y militar de Irán a Hezbolá y Hamás como evidencia del deseo de eliminar al Estado hebreo.

Aproximadamente desde 1999, Teherán ha entregado a Hezbolá miles de cohetes que podría disparar contra Israel en caso de que éste atacara a Irán o a Líbano, pero no con fines ofensivos del movimiento chiita.

Israel consideró que los cohetes eran un elemento disuasivo clave ante un eventual ataque estadounidense o israelí contra plantas nucleares de Irán.

Pero en mayo de 2003, una iniciativa secreta de Irán para negociar con Estados Unidos sugería relegar el apoyo a Hezbolá y Hamás como parte de un acuerdo negociado más amplio.

Proponía como punto de negociación la "acción sobre Hezbolá para convertirla en una organización meramente política dentro de Líbano", y la "aceptación de la declaración de Beirut de la Liga Árabe", refiriéndose a la propuesta saudita de una solución que implique el reconocimiento de dos estados, Israel y Palestina.

También ofreció una interrupción "de cualquier apoyo material a grupos de la oposición palestina (Hamás, Jihad, etcétera)" que salga de territorio iraní y "presionar a estas organizaciones para que frenen las acciones violentas contra civiles dentro de las fronteras de 1967".

Así, el trato propuesto convirtió la política anti-israelí de Irán en una carta de negociación.

Todos los presidentes iraníes desde la muerte del ayatolá Ruhollah Jomeini en 1989, incluido Ahmadineyad, mostraron esa flexibilidad negociadora, diciendo que Irán apoyaría cualquier solución al conflicto palestino-israelí que fuera aceptable para los palestinos.

En testimonio prestado la semana pasada ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el ex embajador estadounidense Frank Wisner relató una conversación que mantuvo hace unos años con el entonces presidente Mohammad Jatami (1997-2005).

Le preguntó si se daba cuenta de los peligros que implicaba que Irán armara a Hezbolá, incitando a una guerra con Israel y, posiblemente, con Estados Unidos.

Jatami le respondió: "Usted tiene que recordar que nosotros planeamos nuestras defensas según criterios externos. Estamos intentando evitar que ustedes pongan su mano en nuestra garganta", recordó Wisner.

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(*) Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.

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