¿Multipolaridad en Latinoamérica?

Alejo Vargas Velásquez
RIA Novosti
09/12/08

América Latina tradicionalmente ha sido una región unipolar, en términos de seguridad, por cuanto desde finales del siglo XIX, una vez que Estados Unidos se consolidó como la potencia emergente, fue el único polo de influencia y a la lo largo de todo el siglo XX, la seguridad en la región estuvo supeditada a la mirada norteamericana, tanto en la guerra fría como en la postguerra fría.

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Pero las cosas parecen empezar a cambiar hace unos años. No es con la presencia de buques rusos -incluido el crucero nuclear ruso 'Pedro el Grande'- para maniobras junto con la armada venezolana, el tema viene de más atrás. Efectivamente con la elección a partir de 1998 de gobiernos considerados como de izquierda, especialmente en Suramérica ya la incondicionalidad del pasado pareció empezar a modificarse y ya ni en la OEA, ni en las Conferencias periódicas de Ministros de Defensa hay un seguidismo frente a lo planteado por USA, sin que signifique una política de confrontación con ellos.

Efectivamente hay interés de Rusia en volver a tener presencia en la región más allá de la que tuvo la Unión Soviética con Cuba durante la guerra fría y algunas ventas de armas a Perú; pese a estar todavía Rusia en una posición de debilidad, sí le interesa convertirse en un proveedor de armas importante para países que tienen problemas con USA y por ello son objeto de algún tipo de veto norteamericano -Venezuela, eventualmente Bolivia y Ecuador-, así como fortalecer las relaciones comerciales con Perú en ese campo y convertirse en uno de los socios estratégicos de Brasil en el proceso de repotenciación de las Fuerzas Armadas brasileras; por supuesto fortalecer las relaciones económica con su viejo aliado, Cuba, sobretodo ahora que hay posibilidades de descubrir petróleo en el Caribe. En esto hay un poco de ‘revancha' por la presencia norteamericana en el entorno ruso, especialmente en la crisis de Georgia y en la ampliación de la OTAN.

A lo anterior hay que sumar el ‘poder blando' chino, que a partir de su dinamismo económico busca tener una mayor presencia en la región, con inversiones económicas y como comprador de materias primas para su dinámico crecimiento económico, siempre evitando generar temores en sus nuevos socios o en los norteamericanos. Y por supuesto Brasil, que cada vez busca transformarse en jugador de las ‘grandes ligas' y con la aceptación por los países de UNASUR del Consejo Suramericano de Defensa, ha dado un gran paso en esa dirección. Probablemente lo que genera más interrogantes y dudas es la presencia de Irán, por ahora asociado a Venezuela por sus relaciones como países petroleros, pero igualmente pareciera querer fortalecer lazos comerciales -como proveedor de armas- con Bolivia, Ecuador y Paraguay

Esto, podría ser el comienzo de un escenario multipolar en la región, o una presencia transitoria de nuevos actores globales, antes que Estados Unidos reafirme su posición hegemónica en la región; pero el escenario que se consolide todavía es incierto.

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