Cumbre del G-20 en Washington - De la refundación del capitalismo a la revisión de la arquitectura financiera: fechas para una crisis

A. Basañez
Gara/Rebelión
15/11/08

El contundente anuncio de hace un mes de Nicolas Sarkozy del acuerdo unánime de los Veintisiete para refundar el sistema capitalista en la cumbre de Washington se ha ido diluyendo y ha pasado a convertirse en una simple revisión de la arquitectura financiera internacional en las horas previas al encuentro del G-20. La reunión ha hecho aflorar la amplia gama de intereses contrapuestos que se dan cita hoy en la capital de Estados Unidos.

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El Museo Nacional de la Construcción de Washington reúne hoy a mandatarios y ministros de economía del G-20 para tratar de buscar una salida a la actual crisis, para restablecer un sistema financiero colapsado y devolverle músculo. No son pocos los que han comparado la Cumbre de los Mercados Financieros y de los Líderes Económicos Mundiales con la cita celebrada hace 64 años en el complejo hotelero de Bretton Woods, (Nueva Hampshire, EEUU), donde los estados más industrializados acordaron las reglas comerciales y financieras a seguir y diseñaron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Sin embargo, aquel encuentro culminó dos años de trabajos preparatorios, mientras que la cita de hoy se resolvió en un par de semanas. Líderes europeos como Nicolas Sarkozy y Gordon Brown, que han recuperado protagonismo al calor de la crisis, contemplan el encuentro como una oportunidad para ganar posiciones en la conformación del nuevo orden mundial.

¿Quiénes participan?

En el encuentro de hoy se reúnen los líderes del G-20, conformado por los ocho estados más industrializados del mundo -EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Estado francés y Rusia- por once de las economías emergentes mundiales -Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía- y por la UE como bloque. El gobierno español, que no forma parte de este grupo, ha desarrollado una intensa campaña en todos los ámbitos para hacerse con una invitación que logró hace pocos días. Ocupa uno de los asientos que tiene París por ser integrante del G-8 y por la Presidencia de turno de la UE. Por invitación de Sarkozy también participa el primer ministro de los Países Bajos.

¿Qué se debate?

Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE, fue uno de los propulsores del encuentro, que planteó como la «refundación del capitalismo» tras proclamar la muerte de la «dictadura de los mercados». No ha vuelto a expresarse en esos términos. Horas antes de iniciarse la cumbre, el propio George Bush precisó que la crisis «no es un fracaso del sistema de libre mercado. Y la respuesta no es tratar de reinventar el sistema». Las propuestas de Sarlozy para dotar al sistema financiero de una mayor regulación fueron rebajadas por socios de la UE como Alemania, que contemplaba las medidas como demasiado proteccionistas. Detractores de la intervención pública como Estados Unidos, sin embargo, no han tenido reparo alguno en recurrir a nacionalizaciones parciales o totales de bancos, por ejemplo.

¿Plantean los integrantes del G-20 las mismas medidas?

No.

¿Que defiende la UE?

Los Veintisiete coinciden en la necesidad de reformar el sistema financiero, en cambiar las reglas del juego, pero, tal y como expresó Sarkozy, «no queremos pasar de una ausencia de reglamentación a demasiada». París lidera la defensa de nuevas regulaciones y una mayor supervisión de los mercados financieros. Gran Bretaña, por su parte, (apoyada por EEUU, Canadá y Australia) teme que un exceso de regulación frene las expectativas de crecimiento. «Vemos una fricción entre el capitalismo anglosajón, por un lado, y el capitalismo a la europea por otros», dijo la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde. La UE propondrá códigos de conducta y sistemas de vigilancia para las agencias de calificación de riesgos, a quienes se responsabiliza de no haber alertado a tiempo de la crisis. Defiende un «papel central» para el FMI, pero hay discrepancias en el alcance de sus funciones.

¿Qué plantean los países emergentes?

Proponen una nueva formulación del sistema internacional creado en Bretton Woods, donde se acordó la creación del FMI y del BM, instituciones que ponen en tela de juicio por no haber prevenido sobre la situación actual y por no representar la composición del mundo económico actual. Las economías emergentes alegan que el peso del crecimiento económico recae ahora sobre ellas, que generan el 75% de esa expansión.

¿Qué dice Japón? ¿Qué prepara Estados Unidos?

Japón lleva a la cumbre una agenda de cinco puntos. Pedirá a los asistentes que reformen la regulación de las principales instituciones y los mercados financieros más destacados y que mejoren sus políticas económicas. La segunda economía del mundo aportará su experiencia y las políticas económicas que le ayudaron a superar la crisis que sufrió en los 90, que también tuvo su origen en una burbuja inmobiliaria. EEUU, epicentro de la actual crisis y anfitrio- na de la cumbre, se muestra a favor de la colaboración multilateral -las acciones conjuntas de la Fed con otros bancos centrales son un ejemplo-, pero no parece dispuesta a ir más allá. El Gobierno estadounidense «está listo para cooperar, pero no para ceder poder a una autoridad internacional de regulación», asegura Desmond Lachman, ex alto funcionario del FMI. Además, el Gobierno actual se encuentra en interinidad, a la espera de la toma de posesión del nuevo presidente, Barack Obama, el próximo 20 de enero. La Administración del saliente Bush ha reclamado un compromiso con «los fundamentos del crecimiento económico a largo plazo: mercados libres, libre empresa y libre comercio».

¿Se ha convertido el FMI en motivo de fricción? ¿Se convertirá en el gran supervisor?

Se ha convertido en reflejo del complejo abanico de intereses dispares. Algunos han llegado a sugerir un «super-FMI», un regulador internacional que encajaría en la tesis de crear una estructura que supervise a los treinta mayores bancos del mundo, apuntada por ``The Washington Post''. La Casa Blanca aboga por encomendar esa misión al FMI, organismo criticado por participantes en el encuentro que le achacan que no se percató de la crisis. Líderes como el primer ministro británico, Gordon Brown, abundan en esa tesis al indicar que las instituciones económicas nacidas en los años 40 «no sirven para los problemas de 2008». En las últimas semanas el FMI ha recuperado un papel central al ser el destinatario de las peticiones de ayuda de estados occidentales como Islandia, Ucrania y del mismo seno de la UE como Hungría.

Las referencias a Bretton Woods son continuas, pero ¿son la situación de entonces y la de ahora similares? ¿Qué ha cambiado en 64 años?

Fundamentalmente varía la situación de las economías representadas en el encuentro. En Bretton Woods, EEUU llegaba como la mayor potencia mundial y poco afectada por la II Guerra Mundial, que arrasó Europa. Décadas después, EEUU alberga el crash de la burbuja inmobiliaria que ha llevado a la recesión a su economía y ha extendido la crisis al mundo. «La disparidad entre el papel formal de EEUU en el sistema económico mundial y sus capacidades reales está en el trasfondo de la actual crisis», según la descripción de Dmitri Medvédev, presidente de Rusia, país que participa en «la formación de las nuevas reglas de juego sin ninguna ambición imperialista».

El PIB del conjunto la Unión Europea también está en retroceso -la economía de la eurozona ha entrado ya en recesión- y uno de los Veintisiete, Hungría, se ha visto obligado a pedir un préstamo al FMI para evitar la quiebra. Las economías emergentes acusan la situación, pero mantienen el peso del crecimiento. La mayoría de los gobiernos han comprometido ya partidas multimillonarias en medidas contra la crisis. Determinar de dónde salen nuevos recursos para responder a la crisis será una de las cuestiones más espinosas de la cumbre. Algunas miradas se dirigen a China y Japón, poseedoras de ingentes reservas.

¿Se producirán cambios inmediatos tras la cumbre de hoy?

Los analistas están de acuerdo en que no se producirán cambios inmediatos tras la cumbre. Vaticinan que el encuentro se saldará con una serie de principios, amplios y vagos, y con una agenda de encuentros futuros. Se ha divulgado que Nueva York podría albergar un segundo encuentro en diciembre y se habla de otra cita entre febrero y marzo en Gran Bretaña. Además, la ausencia del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, refuerza la idea de que será una reunión preliminar. El propio director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, ha precisado que «las palabras suenan bien, pero no vamos a crear un nuevo tratado internacional» en la cita de hoy de Washington.

La economía de la eurozona entra, por primera vez, en recesión

La economía de la eurozona ha entrado en recesión, confirmó ayer la oficina estadística comunitaria (Eurostat), cuyos datos muestran que el PIB del área cayó el 0,2% entre julio y setiembre, igual que sucedió entre abril y junio. Ésta es la primera ocasión, desde la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM), en 1999, en que la actividad se contrae dos trimestres seguidos, lo que conlleva una recesión técnica.

Este desplome refleja el frenazo de todas las grandes economías de Europa, especialmente de la más importante, Alemania, que con caídas del PIB del 0,4% y 0,5% en el segundo y tercer trimestre ya está en recesión. Esa situación alcanza también a la economía italiana (la actividad retrocedió el 0,4% y 0,5% en los dos últimos trimestres) y es una amenaza clara para el Estado español (su PIB cayó el 0,2% entre julio y setiembre, tras subir el 0,1% en el segundo trimestre) y Gran Bretaña (bajada del 0,5%, después del estancamiento entre abril y junio).

La economía del Estado francés, que había retrocedido el 0,3% en el segundo trimestre, escapa por ahora de la recesión, gracias al ligero repunte de la actividad en el tercero (subida del 0,1%).

Aunque algunos de los nuevos Estados miembros (República Checa, Chipre, Lituania y Eslovaquia) mantienen cierto dinamismo económico, el conjunto de la Unión Europea sufre una contracción clara, con una caída del PIB entre julio y setiembre del 0,2% (no varió en el segundo trimestre).

La crisis también se constata al comparar el crecimiento con el de hace un año, pues aunque la actividad aumentó en los últimos doce meses, la desaceleración es cada vez más acusada. En concreto, en el tercer trimestre, el PIB de la eurozona avanzó el 0,7% en términos interanuales (frente al 1,4% en el segundo y el 2,1% en los dos anteriores). En el caso de la UE, el aumento fue del 0,8% (desde el 1,7% anterior)
Como contrapunto positivo, Eurostat también dio a conocer el dato oficial de inflación de octubre. En ese mes, los precios no aumentaron ni en la UEM ni en toda la Unión Europea, lo que posibilitó una rebaja de la tasa anual hasta el 3,2% en la eurozona (cuatro décimas menos que en setiembre) y el 3,7% en la UE (cinco décimas menos). En el caso del área de la moneda única, ésta es la tasa más baja desde enero.

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