Lula cierra su mandato como aliado de los Castro

Página 12
24/02/10

La modernización del puerto Mariel en La Habana cuenta con la actividad de varias empresas de capital paulista. Brasilia prestó 150 millones de dólares al gobierno cubano para financiar las obras del puerto.

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Un reencuentro de viejos amigos. Así calificaron fuentes brasileñas la visita de ayer del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a la isla de Cuba. El flamante líder petista llegó a La Habana tras su participación en la cumbre del Grupo Río, para reunirse con su viejo aliado Fidel Castro y luego entrevistarse con su colega cubano, el presidente Raúl Castro, en un intento de concretar acuerdos económicos y conversar sobre la situación en América latina. El encuentro entre Lula y los hermanos Castro coincidió con la fugaz visita del mandatario venezolano Hugo Chávez, quien visitó la isla caribeña por pocas horas.

En lo que fue el cuarto viaje que realiza a la isla en sus ocho años como presidente, Lula se encontró por la tarde con Fidel, con quien conversó durante una hora y a quien dijo ver con “aparente buena salud”, según informaron los asesores del mandatario sudamericano. Del encuentro también participaron el actual presidente Raúl Castro y el ministro de la Secretaría Especial de Comunicación de la Presidencia de Brasil, Franklin Martins.

“Esta visita cierra un ciclo de encuentros del presidente en Cuba. Esta podría ser la despedida presidencial de Lula a la isla, ya que el presidente concluye su mandato en enero próximo”, precisó el portavoz presidencial brasileño, Marcelo Baumbach. Como ya lo hizo en varias ocasiones, el mandatario petista llegó a la isla con dos objetivos claros: demostrar una vez más su apuesta política por la revolución castrista y lograr el respaldo económico para sectores estratégicos en Cuba, como lo son el petróleo y la infraestructura.

Temprano por la mañana, Lula visitó junto al presidente cubano las obras de ampliación y modernización realizadas en el puerto de Mariel, situado a unos 50 kilómetros de la capital cubana, y financiado por el Estado brasileño con créditos por más de 300 millones de dólares. La modernización del Mariel cuenta con la actividad de varias empresas de capital paulista, encargadas de construir los accesos por carretera al puerto, las líneas férreas, el dragado y construcción de diques. El objetivo último de este importante proyecto de inversión es convertir el Mariel en el principal puerto de mercancías del país, desviando todo el tráfico de la rada habanera.

Otra de las inversiones discutidas en la conversación bilateral que mantuvo el mandatario brasileño con Castro fue la prospección de las aguas profundas cubanas en busca de petróleo. Previo a la llegada de Lula, el ministro brasileño de Industria y Comercio, Miguel Jorge, preparó nuevos acuerdos entre ambos países para lograr la construcción de una planta de producción de aceites combustibles ubicada en La Habana y profundizar la exploración de crudo realizada por la compañía Petrobras. La esperanza de crear un polo petroquímico en la isla parece ser ahora no sólo un deseo del gobierno venezolano.

El fuerte intercambio comercial entre Brasilia y La Habana crece a pasos agigantados. En 2009, la balanza llegó a una cifra cercana a los 330 millones de dólares, aunque es todavía la exportación brasileña la que predomina en el intercambio. Asimismo, el otorgamiento de créditos desde Brasil ha sido de gran ayuda para la economía deficitaria de la isla. 350 millones de dólares en crédito fueron enviados para la compra de alimentos, mientras que las iniciativas de producción de arroz y caña de azúcar, construcción de carreteras y puertos logró el desembolso de unos 600 millones de dólares.

La generosidad de Lula tiene su razón de ser. Desde 1990 el líder del PT mantiene una estrecha relación con Fidel Castro y con su causa, al tiempo que reconoce en el mandatario “un amigo”. El estrecho vínculo que los une ha permitido que Lula, en cada ocasión que se lo permite, extienda su mano al líder comunista. Tal como lo hizo en 2003 la visita de Da Silva representa un nuevo espaldarazo al gobierno castrista, que hoy sufre de grandes problemas financieros y por tanto requiere desesperadamente de inversión extranjera.

Tras concluir su apretada agenda en La Habana, el presidente partirá hacia Haití a primera hora de hoy con el objetivo de prestar su solidaridad con la reconstrucción de la isla devastada por el terremoto del 12 de enero, y el viernes cumplirá su visita a El Salvador.

El paso de Lula por Cuba coincidió con la fugaz visita de su par venezolano Hugo Chávez, quien arribó el martes a La Habana para reunirse con su referente político e ideológico Fidel Castro, por unas pocas horas. La última visita del presidente realizada a Cuba fue en diciembre de 2009 para participar en la VIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).

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