Unidos por un bulldozer

Gilad Atzmon
PalestineThinkTank
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
09/07/08

Según Haaretz, el servicio de seguridad, el Procurador General del ejército israelí, el Ministro de Defensa Barak y el propio primer ministro Olmert apoyan todos la demolición de casas de terroristas.

No se puede decir gran cosa; por fin, los judíos comienzan a ponerse acuerdo sobre algo entre ellos, no sólo están de acuerdo, incluso compiten entre sí para ver quien es el más elocuente al respecto. Todos quieren encabezar el actual campeonato hebreo de beligerancia. Cada uno trata de forjar y reforjar una imagen auténtica de venganza. Tal vez haya que admitirlo: la compasión no es una característica apreciada en el Estado judío.

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En los hechos, es casi divertido leer las declaraciones de Olmert:

“Éste es un ataque que vino desde Israel contra Israel,” dice el observador primer ministro israelí. “Crea una cadena de situaciones que nunca pensamos que tendríamos que encarar en el pasado.” Sigue diciendo, y no sé si reír o llorar. Israel invierte tanto esfuerzo en una discriminación basada en la raza de sus ciudadanos palestinos (a los que ellos mismos ponen la etiqueta de ‘árabes israelíes’ en lugar de sólo compatriotas israelíes) sin embargo, de alguna manera no llegan a predecir que algún todo pueda estallar. Honestamente, me cuesta creerlo. Sin embargo, en esto el señor Olmert casi me atrapa: “Nosotros,” dice, “hemos invertido miles en la construcción de...” Alto ahí... En este punto realmente necesito un descanso de esta basura. Tengo que tomar un poco de agua. Obviamente cuento con que Olmert siga el mantra ciego de la derecha israelí:

‘Hemos invertido miles en la construcción de infraestructura y educación y casas para los ancianos en todas esas aldeas palestinas y ellos, en lugar de agradecernos, todo lo que hacen esos ingratos es venir y matarnos.’

Pero sabéis que más, me equivoco, Olmert no lo dice, más bien dice la verdad. Éstas son sus palabras:

“Hemos invertido miles en la construcción de una cerca de seguridad. Aunque ha sido muy efectiva, resulta que una cerca no nos puede dar la respuesta al problema del terror que proviene de nuestro lado.”

Sí, es verdaderamente muy triste que los israelíes descubran esta realidad. Su megalomaníaco muro de hormigón armado de 12 metros de alto – que por algún motivo llaman ‘cerca’, no los salvó. No les suministró seguridad. La conversión de Gaza en un campo de concentración tampoco salvó a Sederot y Ashkelón de ser atacadas por cohetes Qassam. No precisa ser un genio para adivinar que para cuando terminen la ‘cerca’ Herzeliya, Ramat Asharon y Tel Aviv se verán sometidas a la misma suerte. Más vale que Israel se prepare a construir un techo sólido de hormigón sobre sus áreas pobladas. Como soy sensible al uso poético de palabras por los israelíes, ya puedo adivinar que llamarán a ese techo algo como ‘nube defensiva’, ‘cielo de seguridad’ o incluso ‘arco iris de hormigón’.

Sin embargo, hay que decir la verdad: Hay quienes no están enteramente de acuerdo con Olmert. Uno de ellos es el violador condenado y Vice-Primer Ministro Haim Ramon (Kadima) quien dijo a la Radio del Ejército el jueves por la mañana que Israel debiera tratar a los vecindarios de Jerusalén Este de Jabel Mukaber y Zur Baher como aldeas palestinas, y revocar la condición de residencia permanente de los que viven allí.

Para quienes no lo saben, el Vice-Primer Ministro violador Ramon es el arquitecto tras la así llamada ‘cerca de seguridad.’ Al parecer ahora quiere modificar su siniestra idea original. De ser un muro aburrido de seguridad de hormigón sólido, ahora sugiere que el muro pase a tener una característica elástica detrás de la cual puedan ser encerrados los ‘árabes malos’. Una vez que un ‘árabe’ sea malo o incluso sólo viva cerca de uno malo, deberíamos colocar toda una aldea detrás del muro o simplemente despojar a todos sus habitantes de su residencia. Por cierto, el Estado judío se está convirtiendo en más y más dinámico e innovador en cuanto a sus nuevos muros de gueto emergentes y sus infames medidas de discriminación racial.

Lo que dijo Ramon fue:

“Una de las razones principales para que el ataque fuera realizado ayer con tanta facilidad fue que hay aldeas palestinas que por algún motivo son llamadas Jerusalén... Tienen que ser tratadas como tratamos a Ramala, Belén, Jenín y Nablus... Son aldeas palestinas que nunca formaron parte de Jerusalén, fueron anexadas a la ciudad en 1967. Jamás ningún israelí ha estado allí, ni va cerca.”

Esto lo dice todo: “Jamás ningún israelí ha estado, ni va cerca.”

Nadie puede definir el sentimiento judeocéntrico mejor que Ramon. La ciudadanía de un palestino que aparentemente porta una tarjeta de identidad israelí sería definida por su relevancia a un judío israelí. Según Ramon, si un ‘israelí’ no visita una aldea árabe, la aldea debería ser puesta entre muros. Se podría preguntar - ¿y qué pasa con las aldeas palestinas dentro de Israel que no estén ubicadas cerca del muro y a pesar de ello no sean visitadas por judíos israelíes? Si les damos tiempo, los israelíes harían una limpieza étnica o las rodearían con cercas.

El mensaje es claro. Los israelíes están ciertamente unidos, y es bueno que sean tan unidos porque nos permite ver de qué trata exactamente el Estado judío. Desgraciadamente, no hay un socio para la paz en la sociedad israelí. La solución de dos Estados es un sueño húmero, y un solo Estado no es una solución. Va a suceder gracias a los hechos en el terreno, lo que es conocido como el arma palestina extrema, la así llamada bomba demográfica.

El Estado judío se encuentra en su mismísima última fase decadente. Al parecer, sus dirigentes no tratan de seguir ocultando su inmoralidad. El grado de mal que hacen a diario los consumirá antes que cualquier otra cosa. Una cultura que se nutre de odio y de represalias está condonada a desmoronarse. Sólo hay que mantener la presión y denunciarlos por lo que son junto con sus partidarios entre nosotros.

Desgraciadamente, y es ciertamente una tragedia, los palestinos están en las primeras líneas de la batalla más crucial por un mundo mejor. Los palestinos han sido atrapados en un grave enfrentamiento con una identidad nacional judía esquizofrénica, fantasmagórica, sedienta de sangre, egocéntrica, que no tiene clemencia.

En estos días, cuando Israel y los grupos de presión que lo apoyan, hacen manifiestamente lo que pueden para arrastrarnos a una tercera guerra mundial, lo menos que podemos hacer es apoyar a Palestina. Tal como están las cosas, una nación pequeña, menesterosa, enfrenta totalmente sola lo que parece ser el peor enemigo de la paz del mundo: es decir Israel. Por desconsolador que sea, esta batalla palestina es nuestra batalla. Liberar Palestina es salvar a la humanidad.

Segunda parte: Y pienso en mi interior...

Hay una pequeña historia que me ha estado preocupando estos últimos dos días.

Ya que ni una sola organización palestina combatiente por la libertad ha reivindicado la responsabilidad por el evento con el bulldozer de hace dos días, me pregunto por qué los israelíes están tan seguros de que se trató de un acto de terrorismo.

Podría ser que el hombre estaba ligeramente desquiciado; podría haber tenido una pelea por teléfono con su mujer o alternativamente una ardiente disputa con su jefe israelí que lo llevó a perder la chaveta.

Supondría que para declarar que un incidente es un acto de terror, habría que establecer primero una motivación o un escenario terrorista. Sin establecer una motivación semejante estamos condenados a admitir que se trata de un caso criminal que debe ser investigado. Deberíamos abstenernos de sacar conclusiones precipitadas.

A pesar de ello, en este caso los israelíes parecen estar totalmente convencidos. Para ellos, no cabe ninguna duda de que el hombre del bulldozer no era nada más y nada menos que un terrorista asesino.

Para los israelíes, un hecho se convierte en un acto de terror en cuanto un judío ha sido aterrorizado (idealmente, pero no necesariamente, por un no judío).

Pero ésta es la peculiaridad aterradora:

Ya que cada judío del planeta puede ser potencialmente aterrado por casi todo y por cualquiera, estamos condenados a admitir, que en lo que concierne a los judíos, el universo y sus habitantes pueden ser definidos como actos potenciales de terror. En la medida en que el calentamiento global y el cáncer pueden aterrorizar a algunos judíos, todos somos terroristas potenciales sólo por existir y gritar la verdad.

Al saber de Olmert y sus escuadrones de demolición de casas, sugiero que tomemos algunas medidas y que nos preparemos para que demuelan nuestras viviendas. Si tenemos suerte, Haim Ramon terminará por erigir una ‘cerca de seguridad’ alrededor de nosotros.

Hay que decir la verdad. Antes de la emancipación judía, eran los judíos los que se encerraban voluntariamente detrás de muros; gracias al auge de la todopoderosa superpotencia regional Israel, son ahora los judíos (israelíes) quienes encierran a los ‘goyim’ (palestinos) detrás de los muros, contra su voluntad. Desde una perspectiva nacionalista judía, este giro se realiza como un logro importante.

Más vale que tengamos en cuenta que el arsenal israelí de cientos de bombas atómicas tampoco existe como decoración o para realizar ayuda humanitaria. Un arma nuclear que es introducida en el primer acto será puesta en acción después de la mismísima escena final. Y por si no lo ves, han preparado suficientes para todos nosotros. Obviamente tuvieron un motivo.

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