La guerra de Israel contra los huérfanos

Khalid Amayreh
Al Ahram Weekly
Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández
20/04/08

Últimamente, Israel se ha dedicado a emprender una guerra sucia contra las instituciones islámicas ubicadas en Hebrón, la ciudad más grande de Cisjordania, situada en su zona sur y que cuenta con casi 200.000 habitantes.

Bajo la excusa de combatir a Hamas, las tropas israelíes y los agentes del Shin Bet, la tristemente célebre agencia de seguridad interna israelí, han estado asaltando y arrasando organizaciones benéficas, orfanatos, internados y entidades a ellos afiliadas.

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La campaña, que no tiene precedentes, empezó a mediados de febrero cuando las tropas asaltaron dos orfanatos dirigidos por la Sociedad para la Caridad Islámica (SCI), una de las organizaciones de beneficencia más antiguas de Palestina, y el edificio local de la Asociación para la Juventud Musulmana. Aterrorizando en grado sumo a cientos de niños que dormían, los soldados pasaban de un edificio a otro confiscando muebles, rompiendo cristales, saqueando objetos valiosos y dejando tras de sí un rastro de destrucción.

Antes de marcharse, los vándalos sionistas entregaron a los empleados de la institución una lacónica orden firmada por el comandante del ejército local en la que decía que quedaban confiscados todos los colegios, orfanatos, comedores, edificios de apartamentos y servicios de apoyo propiedad de la institución y que el ejército israelí era ahora el único propietario legal de todos los locales expropiados.

En cuanto al destino de más de 1.000 huérfanos, niños y niñas, estudiantes con familias en situación de pobreza extrema y empleados de la institución, el ejército declaró: “Ese no es nuestro problema. Nos limitamos a cumplir órdenes”.

Para justificar su despiadada actuación, los oficiales del ejército israelí sostuvieron que la SCI tenía conexiones con Hamas, una afirmación que los dirigentes civiles de Hebrón y los empleados de la institución benéfica negaron rotundamente. Al Ahram Weekly habló con Mohamed Farrah, abogado y asesor legal de la institución.

“Cuando acudimos, [las autoridades israelíes] echaron mano de vaguedades y justificaciones abstractas, hablando de las enseñanzas del Corán y de la historia islámica y de animar a los estudiantes a llevar un estilo de vida islámico basado en la pureza moral. Les dije que si esas cosas eran pruebas acusatorias, entonces todo el mundo musulmán, desde Yakarta a Casablanca, pertenecía a Hamas. Están convirtiendo a Hamas en una superpotencia”, les dijo.

Farrah asegura que los israelíes están emprendiendo una guerra sucia contra el Islam como religión con el pretexto de combatir a Hamas y a otras organizaciones islámicas que se oponen a la ocupación israelí de Palestina. “No es más que una descarada violación de nuestra religión y de los derechos humanos. Israel es una potencia ocupante y no tiene derecho a impedirnos enseñar o practicar nuestra religión. Si realmente hay alguna violación tangible de algo, que nos hagan saber de qué se trata, pero hacer insinuaciones e inventar acusaciones es inaceptable”, dijo.

Farrah insta a la comunidad internacional a que intervenga “porque, obviamente, no podemos confiar en recibir justicia alguna del injusto sistema judicial israelí. Aquí Israel es el policía, el demandante, el juez y el enemigo, todo mezclado y combinado. ¿Cómo puede obtenerse justicia en esas circunstancias cuando las autoridades de la ocupación consideran a todos los palestinos culpables aunque hayan probado su inocencia?”.

Manifestando una absoluta y total indiferencia por el proceso debido, el ejército israelí llegó hasta a asaltar las cocinas y los almacenes de ropa de los dos orfanatos, confiscando productos de uso diario, carne congelada, frutas y verduras, refrigeradores y hornos de cocción.

Mientras tanto, la fecha tope de las vacaciones de orfanatos e internados expiró el 8 de abril. Cientos de huérfanos, con el apoyo de quienes trabajan en esas instituciones y de activistas extranjeros por la paz, decidieron permanecer allí “porque este es nuestro hogar y nuestro colegio y no tenemos ningún otro sitio donde ir”.

La pasada semana, un grupo de activistas del Equipo de Cristianos por la Paz (CPT, en sus siglas en inglés), pasaron una noche con los niños en el orfanato principal para levantarles la moral y ayudar a protegerles de un posible asalto al edificio por parte del ejército israelí.

El 7 de abril, el Comité Popular de Apoyo a los Orfanatos, integrado por dirigentes comunitarios locales, dio una conferencia de prensa en el Orfanato para Niñas de Hebrón, con la presencia de docenas de activistas por la paz, clérigos y periodistas, así como algunas de las niñas huérfanas afectadas por los sucesos.

Farrah habló en la conferencia, acusando a las autoridades de Israel de mentir respecto a las supuestas conexiones de las instituciones benéficas con Hamas.

“Están haciendo acusaciones y alegaciones generalizadas, pero cuando les desafiamos a que prueben esas acusaciones y alegaciones, nos dicen que las pruebas que tienen son secretas. Desafío a nuestros acusadores a probar sus acusaciones, y si no pueden, tendrán que tener agallas para admitir que han cometido una equivocación”, dijo.

Mohamed Salhab, director de la Sociedad para la Juventud Musulmana, que fue también clausurada, sostiene que Israel no tenía derecho a invadir y mucho menos a cerrar y confiscar las instituciones palestinas. “Estamos situados en una Zona-A, que, según los Acuerdos de Oslo, cae bajo exclusivo control palestino. Por tanto, fue un acto de pura agresión que es ilegal e inmoral”.

Salhab acusa al ejército israelí de actuar como “gangster y delincuentes comunes”. ¿En qué lugar del mundo las tropas de un ejército regular se dedicarían a asaltar guarderías, escuelas infantiles y orfanatos aterrorizando a niños que en algunos casos sólo tienen tres años de edad?”

Salhab señala que algunos de los niños tienen ahora pesadillas y manifiestan otros síntomas de stress como consecuencia del asalto de los soldados israelíes.

Durante la conferencia, el rabino Arik Aschermann, presidente de Rabinos por los Derechos Humanos, habló a la audiencia por un teléfono con altavoces diciendo que el cierre y confiscación de los orfanatos, internados e instituciones afiliadas era “incompatible con el concepto judío de justicia”. “Si el ejército tiene alguna prueba, que la presente ante un tribunal de justicia”. Aschermann añadió que los judíos que siguen la Torah no pueden aceptar lo que el ejército israelí está haciendo en Hebrón.

Un miembro estadounidense de CPT dijo que él y sus compañeros activistas se quedarían en el orfanato si el ejército israelí decidía asaltar de nuevo sus locales. “Les filmaremos y se lo mostraremos al mundo entero”, dijo. Tras la conferencia de prensa, los pacifistas se trasladaron a uno de los internados atacados, ubicado en la barriada de Dweirban, un suburbio al oeste de Hebrón.

“La gente de nuestro país cree que Israel es una democracia auténtica, que defiende los derechos humanos y las libertades civiles. Ahora, tras haber presenciado la conducta israelí, puedo decir que Israel es un estado fascista y terrorista”, dijo un activista canadiense.

Varios dirigentes civiles de Hebrón han expresado indignación por “las vergonzosas reacciones” de la Autoridad Palestina (AP) ante el violento asalto contra las instituciones y organizaciones benéficas islámicas locales. Ahmed Kawasmeh dijo que estaba “110% seguro” que la campaña israelí contra esas instituciones estaba “completamente coordinada con la AP y el gobierno de Salam Fayyad”.

Kawasmeh añadió: “Desde el inicio mismo de los hechos, la conducta de la AP sugiere que son cómplices silenciosos de todo lo ocurrido. Sencillamente, la AP quiere apoderarse de estas organizaciones benéficas para aplacar a los enemigos del Islam, especialmente a los Estados Unidos. Son capaces de dejar abandonados en la calle a miles de niños huérfanos con tal de conseguir un certificado de buena conducta de EEUU e Israel”.

Anteriormente, esta misma semana, un representante del Ministro del Interior palestino convocó a un responsable de la Asociación para la Juventud Musulmana para proponerle un “trato”, en virtud del cual Israel anularía el cierre y las confiscaciones a cambio de que la administración de la Sociedad para la Caridad Islámica aceptara colocar toda la asociación bajo la autoridad del Ministerio para el Waqf (Dotaciones para el Culto) de la AP.

El responsable de la Asociación para la Juventud Musulmana rechazó el trato y lo definió de “conspiración barata”, sosteniendo que las instituciones de beneficencia asaltadas por Israel contaban con licencia y supervisión regular de los Ministerios de Educación e Interior de la AP. Un responsable de la Asociación dio a entender que, por lo general, los donantes no confían en la AP y no donarían dinero para instituciones dirigidas por efectivos de Fatah.

“Si ellos [la AP] se apoderan de la SCI, la sociedad se vendrá abajo en cuestión de meses. Por esto es por lo que preferimos que la cierren los israelíes antes que verla en manos de Fatah”.

Los funcionarios de la AP en Hebrón rechazaron “esas extrañas acusaciones” como “ficticias”. Hussein Al-Araj, el gobernador nombrado por la AP en Hebrón, dijo que el gobierno palestino estaba intentando resolver el problema discretamente y al margen de los medios de comunicación.

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