La preocupación en Haití pasa de rescate de víctimas a enfermedades infecciosas
Aporrea.org
23/01/10
La preocupación de los equipos internacionales de ayuda humanitaria en Haití está pasando de la urgencia por encontrar con vida a algún sobreviviente entre los escombros a la posibilidad de que surjan brotes infecciosos.
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La Cruz Roja ha detectado los primeros casos de enfermedades como diarreas, infecciones respiratorias, problemas dermatológicos, tétanos y meningitis, según la delegada de Salud de ese organismo en Haití, Beatriz Karottki.
Pasados diez días desde el devastador terremoto, ha descendido algo la avalancha de heridos con traumatismos y amputaciones y se ha entrado en una segunda fase, en la que comienzan a darse casos de enfermedades potencialmente epidémicas, explicó.
En este sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) anunció que la semana que viene comenzará una campaña de vacunación contra el tétanos, la polio y el sarampión que alcanzará a 360.000 niños menores de 5 años.
En tanto, las esperanzas de hallar con vida a más sobrevivientes bajo los escombros se van difuminando, como demuestra el hecho de que el último equipo de protección civil de la Comisión Europea enviado a Haití ya no se centrara en misiones de búsqueda, sino en la asistencia médica a los haitianos.
"Las tareas de búsqueda de víctimas con vida está llegando a su fin" y ahora la prioridad es ofrecer la ayuda indispensable a los rescatados, explicó el Ejecutivo comunitario en un comunicado.
Pese al tiempo transcurrido y luego de 24 horas sin encontrar supervivientes bajo los escombros, Marie Carida Roman, una anciana de 84 años, fue rescatada con vida por familiares y amigos.
Puerto Príncipe, por otra parte, comienza a mostrar signos de una tímida normalización en su actividad cotidiana, con la presencia de brigadas de limpieza en algunos lugares, la reanudación del comercio y la reaparición de patrullas de la ONU en las calles de la ciudad.
Mientras, comerciantes del centro de Puerto Príncipe han comenzado a vaciar sus almacenes para llevarse todas las mercancías a otro lugar y ponerlas a salvo del pillaje, que se repite día tras día en esta zona, arrasada por el movimiento telúrico.
La situación no es mejor en el interior del país, en ciudades como Léogane, 60 kilómetros al sudoeste de la capital, que perdió un 90 por ciento de sus edificios y donde las autoridades encargadas de la coordinación critican a las organizaciones humanitarias que vienen a traer comida "en completo desorden".
Según la policía, se han encontrado 1.624 muertos hasta la fecha, pero se cree que hay 3.000 en toda la ciudad, lo que equivale al 10 por ciento de su población total.
Hace dos días han aparecido en la localidad tropas canadienses y estadounidenses, acantonadas en la periferia, pero que se dejan ver en la ciudad, aunque no participan en las labores de seguridad.
Los saqueos y robos, aunque sin violencia, han sido abundantes desde el pasado 12 de enero, y los 38 policías en activo en Léogane (pues hay unos diez desaparecidos) no pueden evitarlos.
"No tenemos material, tampoco derecho a usar cartuchos, así que no podemos enfrentarnos a hordas de 500 a 600 jóvenes", reconoce el comisario Alain Auguste, que se queja de que las tropas extranjeras anden por su ciudad sin siquiera haberse acercado a preguntarle qué necesitan. "Es un poco humillante, ¿no?", lamenta.
La Asamblea General de la ONU pidió desde Nueva York que se redoble la asistencia a los damnificados por el sismo, mientras que el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, recordó que aún "hay demasiada gente que no ha recibido la ayuda que necesita con urgencia".
Ban aseguró que 3 millones de personas requieren ayuda de algún tipo, de los que unos 2 millones carecen de alimentos. Además, señaló que al menos un millón (un millón y medio, según las autoridades haitianas) de ellos se han quedado sin vivienda.
Al mismo tiempo, subrayó la importancia de empezar a mirar "más allá de la situación de emergencia" para abordar las tareas de reconstrucción y promoción del desarrollo económico del país más pobre de América.
Por su parte, a la Unicef, aparte de la vacunación infantil, le preocupa la situación de los menores desprotegidos por haber perdido a sus padres o se haya visto separado de ellos como consecuencia del terremoto y hoy denunció que al menos 15 infantes no acompañados habían sido secuestrados en hospitales de Haití.
La Unicef, que ha advertido sobre la adopciones de menores afectados por la catástrofe, ya que muchos de ellos pueden tener familiares dispuestos a hacerse cargo de ellos, expresó su preocupación por la salida de niños supuestamente huérfanos del país sin contar con la documentación adecuada.
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