El lento declive de la clase media y el sueño americano
Néstor Restivo
Clarín
28/01/10
Se estima que en EE.UU. la mitad de sus 300 millones de habitantes son de clase media-media. Y que otros 40 millones (13%) cayeron en la pobreza. Explica James Galbraight de la Universidad de Texas: "El auge de la clase media se basó en el crédito -para enviar a los hijos a la universidad, comprar casa, ir de vacaciones- y lo obtenía por hipotecas". Al explotar la burbuja inmobiliaria se hizo añicos ese sistema que duró décadas.
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En sus cuentos minimalistas, Raymond Carver describió como nadie y al detalle la clase media baja de EE.UU., justo antes -años '70 y '80- de que la ola neoliberal la sumergiera aún más y llenara ese hueco con la hasta entonces floreciente clase media-media.
Estudios académicos de ese país muestran cómo desde el gobierno de Reagan hasta el de Bush hijo, pasando por todos los del medio incluido el de Clinton, la distribución del ingreso fue cada vez más regresiva, igual que en todo el mundo. Por ejemplo, según la Universidad de California, con Bush la media de ingresos de los estadounidenses subió 2,8% anual, contra el 11% con que lo hizo la del 1% más rico. Y si antes de las reaganomics el 10% más acomodado capturaba menos de un tercio de la riqueza -igual no era poco-, hoy se alza con la mitad.
Las clases media y baja, las que perdieron, son las que ahora busca Obama para revertir la caída de su base electoral, pese a que muchos de sus integrantes igual se han hecho más conservadores y compraron, entero, el relato cuasi-religioso de la nueva derecha.
¿Qué es la clase media norteamericana? Siendo per se una categoría difícil de definir (el término proviene de la literatura política inglesa y varía según desde dónde se defina y según el país), Isabel Sawhill, de la Brookings Institution, la define como aquella a la que una familia de EE.UU. pertenece si gana más de US$ 50 mil al año. Y a la que pueden acceder al menos 3/4 partes de quienes tengan título secundario, trabajen full time y posterguen los hijos hasta establecer una familia.
Se estima que en EE.UU. la mitad de sus 300 millones de habitantes son de clase media-media. Y que otros 40 millones (13%) cayeron en la pobreza. Explica James Galbraight de la Universidad de Texas: "El auge de la clase media se basó en el crédito -para enviar a los hijos a la universidad, comprar casa, ir de vacaciones- y lo obtenía por hipotecas". Al explotar la burbuja inmobiliaria se hizo añicos ese sistema que duró décadas.
Desde ya, en la punta de la pirámide pasa otra cosa. Allí ganan hoy casi 8 veces lo que el resto, cuando hace 30 años era sólo el doble. Los estudiosos de ciclos bursátiles advierten que cada vez que Wall Street subió, la desigualdad empeoró. Para Galbraight, la ficción fue hacer creer que se creaba riqueza cuando "sólo se concentró en pequeños condados del Sillicon Valley o de Seattle, un fenómeno de ultraconcentración. Sin medir esos condados, no había mejora en los ingresos".
La decadencia de la clase media llevó a otro fenómeno: el auge de los suburbios, cuya población creció 25% esta década (5 veces más que en las grandes ciudades) por gente que caía a la clase media baja. Ocurrió, según otro estudio de la Brookings, sobre todo en el medioeste y el oeste por la crisis industrial, donde hubo "significativo salto de la pobreza".
En "El Elefante", de Carver, al protagonista lo agobian hermano, hijos, ex esposa y madre pidiéndole plata para no caer al pozo. Ya no tienen empleo ni crédito ni fe y el narrador evoca cuando "el verano era la época en la que todos creían que iba a cambiar su suerte". Obama es apenas uno de quienes también lo aguarda.
Gerente o líder
Hinde Pomeraniec
Lo invito a pensar en un país de 300 millones de personas en donde 7 millones perdieron su empleo. Un país en el que 1 de cada 8 se alimenta a través de vales de comida y 1 de cada 5 dice que el año pasado tuvo serios problemas para dar de comer a los suyos. En el mismo país, en el hogar de 15 millones se debe más de lo que se gana, lo que incluye el riesgo de remates por las deudas de hipotecas y tarjetas de crédito que por años se disfrazaron de sueño americano. En el país del que hablamos, el 60% del gasto federal se va en las guerras que, sin pausa, sucesivos gobiernos fueron acumulando. Una nación cuyo presidente entendió que para salir de la fenomenal crisis económica había que gastar billones de dólares en rescatar a los bancos...¡¡¡que habían provocado la crisis!!! Y en donde pese a que 46 millones carecen de seguro médico los legisladores no tienen apuro en aprobar una reforma sanitaria a punto de quedar en el olvido, como la ley inmigratoria necesaria para regular la vida de millones de inmigrantes. A ese país le habló Obama el miércoles a la noche, buscando mostrar que más que el gerente de una nación rica y desquiciada quiere ser el líder de aquellos que lo necesitan.
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