Algo podrido en Dinamarca

Un Túnel
15/01/10

«…que la Tierra cayó en manos de unos locos con carné.»
Joan Manuel Serrat

No hace falta que les digamos -a riesgo de subestimar vuestra inteligencia- que los medios de prensa abundan en consideraciones sobre el llamado «calentamiento global». Ni tampoco hace que no es la madre natura la máxima responsable del susodicho «cambio climático», sino que es el hombre -así dicho generalmente- el que con sus depredaciones y emisiones y derroches y destrucciones está alterando visiblemente este planeta que vivimos y sufrimos. El único por ahora que tenemos, por si fuera necesario aclararlo.

Comentario SDLT: Y no hace falta que digamos - a riesgo de subestimar vuestra inteligencia- que los medios de prensa abundan en mentiras y propaganda política, y que no existe ningún argumento científico convincence acerca del llamado "calentamiento global".

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Comentario SDLT: El problema no es tan simple como se lo trata de describir en este artículo. El hombre contribuye, ciertamente, y destruye. Pero no se crean que el hombre es tan poderoso. La Tierra ha existido con cambios climáticos drásticos mucho antes de la era de la industrialización. El agujero en la capa de ozono se está reduciendo, y las temperaturas medias han bajado en los últimos años. ¿Dónde está el calentamiento, entonces?
- La estafa del Calentamiento Global

Es sólo cuestión de ver el despiporre en que se ha convertido el clima, con sus calores desaforados, sus olas de frío polares, sus inundaciones, sus huracanes. Ni qué hablar del derretimiento acelerado de casquetes árticos y antárticos, del retroceso de los glaciares -más allá y más acá de sus voladuras por estos pagos gracias a la minería a cielo abierto- de los témpanos gigantes que salen a navegar alegremente y demás delirios ambientales.

Comentario SDLT: Sí, sí, todo eso y mucho más. Pero el hombre no es el único causante. Los gobiernos nos han hecho creer que somos los únicos culpables, y que si dejamos de utilizar aerosoles seremos buenos ciudadanos. Pero no hacen nada para que las grandes corporaciones disminuyan sus desechos tóxicos. Saben muy bien que no se trata del resultado de la industrialización, sino del fin de un ciclo. Quizás la humanidad como la conocemos esté llegando a su fin, y a esta altura el cambio de actitud no tenga mucho efecto. Pero si las elites reconocieran en público que nos hayamos en un peligro inminente de extinción, no podrían salirse con la suya cuando promueven medidas de control de la población, o cuando generan miedo y culpa. (Léase Olvídense del Calentamiento Global: ¡ESTAMOS A UN PASO DE LA EXTINCIÓN!)

Mucho menos hace falta aclarar acá que las responsabilidades en el desastre no son las mismas. No contamina lo mismo un país «inviable» de África central, que los países industrializados y dominantes. Estados Unidos, por ejemplo, tiene el 5% de la población mundial, pero escupe a la atmósfera ¡el 25 por ciento del dióxido de carbono del planeta! Y sin embargo, sus líderes se viene haciendo soberanamente los dolobus, y pretenden, desde el protocolo de Kyoto para acá, tirar el fardo al resto del mundo, sobre todo si son pobres, «en vías de desarrollo», o simplemente países que harían bien en dejar de existir. 30 países consumen el 80 por ciento del petróleo que se produce, pero bueno, así es la vida, ¿viste?

Comentario SDLT: Cierto. No existe la justicia en este mundo. Pero la realidad es mucho más compleja que este factor.

Pruebas al canto: el presidente norteamericano Barack Obama -premio Nobel de la Paz, ay ay ay- acaba de participar en la Cumbre del cambio climático de Copenhague, Dinamarca, por el asombroso tiempo de ¡12 horas!, en las que eligió a dedo con quién hablar. Había prometido ocuparse seriamente del problema del que su nación es una de las máximas causantes, y salió como rata por tirante, después de decir nada de nada, de firmar sandeces inconsistentes y de no escuchar a nadie que no quisiera escuchar. «Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como Julio César en una de sus campañas victoriosas, que lo llevó a exclamar: ´Llegué, vi y vencí´» (Fidel Castro, 26/12).

Comentario SDLT: Cierto. No existe la justicia en este mundo. El imperio estadounidense sigue haciendo de las suyas. Pero la realidad es mucho más compleja que este factor.

Ni hablar de la actitud del gobierno de Dinamarca y de los organizadores de la Cumbre que no permitieron participar de los debates a las organizaciones sociales y ambientalistas, ni a los científicos que algo saben del asunto. Más aún, la policía danesa se dedicó a reprimir con llamativo salvajismo a los militantes que pretendían hacerse oír, no fuera cosa que en la Cumbre se sacaran conclusiones peligrosas para las grandes potencias. Por ejemplo, que se supiera que el nivel de dióxido de carbono sobrepasa hoy las 390 partes por millón, siendo tolerables hasta 350 partes, y lo peor es que se incrementa a un ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años. Que los veinte últimos años han sido los más calurosos desde que se tienen noticias del registro y que el mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años (James Hansen, Instituto Goddard, NASA).

Comentario SDLT: Esto no es totalmente cierto. Las temperaturas no han aumentado. Y cuando lo hacen por un tiempo limitado, puede también ser el preludio de una era glacial.

Desde la firma del Protocolo de Kyoto (1997) los países desarrollados aumentaron escandalosamente sus emisiones de gases perversos, alcanzando un 12,8% más. De ese aumento, el 55% corresponde a Estados Unidos: «Un estadounidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno.» (Bruno Rodríguez, canciller de Cuba).

El fracaso estrepitoso de la cumbre de Copenhague y el silencio cómplice de los medios masivos de comunicación y la mayoría de los gobiernos no son más que el resultado lógico de la estructura de poder mundial. Yo emito gases y contamino lo que se me canta, y les tiro el muerto a los demás. Mi sacrosanto capitalismo debe seguir su lógica e implacable mecánica de crecimiento y supervivencia: el mundo y las riquezas para las minorías, la pobreza y las desgracias climáticas para el resto. Los que se desgarran las vestiduras por el ozono, los mares, los ríos, los bosques, el agua pura y el aire respirable, forman parte de la máquina de impedir que me quieren sacar lo que me pertenece. El planeta es mi propiedad privada, y como tal, hago lo que quiero con él.

Ése, justamente, es el concepto que domina y nos domina. Los «locos con carné» son dueños de vida y muerte de más seis mil millones de personas. ¿Estaremos a tiempo de una expropiación, antes de que terminen con todo?

Comentario SDLT: Este es uno de los conceptos que nos dominan. Pero no el único. El calentamiento global es tan solo una de las mentiras que mantienen atada y dormida a la humanidad. Le recomendamos a nuestros lectores los artículos relacionados con el "Cambio Climático" publicados en Lo Mejor de la Web, así como las últimas entregas de Atando Cabos.

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