La teoría del reciclamiento - Un poco de contrainformación: Obama, Hollywood, y la nueva guerra de Chávez
Manuel Freytas
IAR Noticias
21/01/09
Que nadie se equivoque, Obama es el Imperio, dijo Chávez, lanzando las nuevas coordenadas contrainformativas para la lectura correcta de un Imperio USA-sionista que intenta reciclarse utilizando un falso eslogan de "apertura humanista", mientras sus bases militares, aviones y submarinos nucleares rodean el mundo para el último manotazo depredador de la energía y de los recursos estratégicos en un planeta capitalista en crisis.
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Mientras la prensa internacional y la mayoría de los gobiernos se deshacen en elogios y apuntalan y/o generan expectativa de cambio alrededor del "fenómeno Obama" construido en Wall Street, desde Venezuela, Hugo Chávez, ya lanzó la primera piedra contrainformativa para desmitificar al nuevo gerente USA que esta vez llega con look afroamericano.
Cuando en EEUU se preparaba la asunción de Obama como si fuera una película de Hollywood, y mientras la prensa internacional se esmeraba en utilizar el acontecimiento como una cortina de humo para tapar la masacre de Gaza y la derrota de Israel, Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, le puso paños fríos a la operación de maquillaje imperial lanzando una advertencia: Que nadie se equivoque, Obama es el Imperio.
"Hoy es un día que tiene una particular importancia a nivel internacional porque hoy asume la presidencia de los Estados Unidos un nuevo presidente. ¡Nadie se haga aquí ilusiones, se trata del imperio norteamericano!", dijo Chávez en un acto en Caracas.
Tal como lo hizo cuando condenó y denunció el genocidio de Israel, expulsado a su embajador en Caracas, Chávez punteó el discurso contrainformativo y puso una cuña de duda en la interpretación edulcorada del ascenso de Obama vendida desde los grandes diarios y cadenas televisivas internacionales.
Como una consigna, la advertencia de Chávez pegó y sonó como una piedra en el espacio de la comunicación masiva a escala mundial que, desde Washington, comienza a vender a Obama como el nuevo "rostro humanizado" de un Imperio que se recicla y dice aprender de sus propios errores.
Con un discurso de folletín, construido y extraído de los peores libretos lacrimógenos del "héroe americano" vendido históricamente por Hollywood, plagado de obviedades y de lugares comunes, que en la mayoría de sus párrafos contó con la aprobación y el asentimiento con los gestos del propio W. Bush, Obama ya es presentado como el nuevo líder que viene a rescatar al Imperio de sus cenizas.
Obama no promete sangre, sudor y lágrimas, sino democracia y mas democracia, con paz y manos tendidas hacia todo el mundo, olvidando que la bandera de 50 estrellas ya flamea en la geografía de más de 180 países donde sus bases militares, sus flotas y bombarderos nucleares, mantienen un cerrojo militar y siguen avanzando sobre los recursos estratégicos del planeta para que los bancos y las transnacionales de Wall Street sigan cumpliendo con el destino manifiesto de la depredación capitalista en alta escala.
Se necesitaba un poco de contrainformación masiva en ese altar de la decadencia y de la alienación imperial, con Obama como actor estrella, y donde ya no se sabe quién es quién: Si la Casa Blanca es un invento de Hollywood, o si el Hollywood sionista no es nada más que una extensión de las bases militares estadounidenses por el mundo.
Y allí, hay que reconocerlo, estuvo una vez más Chávez.
"Nosotros seguiremos avanzando independientemente de quien sea el presidente de los Estados Unidos, independientemente de la política exterior de este Gobierno, la revolución bolivariana seguirá avanzando, construyendo la independencia nacional de Venezuela", afirmó el presidente venezolano alejado de las adulaciones que impregnan los titulares y las pantallas de las grandes cadenas sionistas de la "información".
Obama, con la sutileza de un discursero de oficina política, fogoneado por un lobby judío que no le perdona a Chávez sus denuncias en tiempo real de las masacres de Libano y Gaza, ya había salido, antes de asumir, con los tapones de punta contra el presidente de Venezuela.
Obama se refirió a su homólogo latinoamericano como un obstáculo que "ha impedido el progreso de América Latina", en una entrevista que concedió la semana pasada a Univisión, y que fue segmentada y transmitida el martes y el domingo.
"Hay que ser muy firmes -señaló- cuando vemos estas noticiass, que Venezuela está exportando actividades terroristas o respalda a entidades maliciosas como las FARC. Eso crea problemas que no se pueden aceptar. Ese no es un buen comportamiento internacional que debemos esperar de cualquiera en el hemisferio".
Desde Caracas, el canciller venezolano Nicolás Maduro solicitó a Obama que "rectifique" las críticas que realizó contra el presidente Hugo Chávez, y afirmó que el nuevo gobernante ignora la nueva realidad latinoamericana.
"El presidente Chávez ha ganado 12 de 14 elecciones en los últimos 10 años. Es un presidente legítimo y su liderazgo ha ido más allá de lo regional cuando se solidariza con los pueblos del mundo", indicó el canciller en declaraciones a la estatal Agencia Bolivariana de Noticias (ABN).
"¿Cómo van a decir que Venezuela exporta el terrorismo cuando el mundo entero ha sido testigo de la masacre contra el pueblo palestino, de Irak que lleva más de un millón de muertos y de Guantánamo, donde se tortura y se asesina?. ¿Quién impuso esa realidad en el mundo?, George Bush", agregó Maduro.
¿Un nuevo capitulo de la guerra Washington-Chávez en América Latina?
Seguramente que sí, pero con una diferencia: Esta vez el presidente venezolano no se enfrenta a "Mister Danger" Bush, sino a Obama, una pieza computarizada del proyecto de redefinición del poder sionista a escala global que tiene como cancerberos tácticos a Hillary Clinton y a Rahm Emanuel, operadores de primera línea del "Gran Israel" en el control de la Casa Blanca.
En otras palabras, Chávez, con su dinámica contrainformativa del Holocausto Palestino, ya cerró un ciclo y abrió otro frente extremadamente peligroso de guerra contra Washington: Ya no pelea contra la gerencia imperial de Bush, sino contra el lobby sionista que depositó su continuidad por otras vías en la figura de Obama.
La dimensión mediática de la figura de Chávez, sus tácticas contrainformativas y manejo del discurso de alto impacto masivo, lo han convertido en el vocero natural de los que "no tienen voz" en el mundo islámico.
Chávez, no solamente es un aliado estratégico del eje Rusia-Irán-China en el complicado tablero estratégico de la nueva "guerra fría" por la redistribución del poder en el nuevo orden mundial, sino que además se ha convertido en el símbolo mediático de las denuncias contra los exterminios militares del Estado Israel.
En ese escenario, se plantean las instancias tácticas y estratégicas de la guerra que el lobby sionista de Wall Street y las poderosas organizaciones judías han lanzado en diversos frentes contra Chávez.
Ya no se trata solamente de una cruzada mediática del Imperio USA contra Chávez, sino de una guerra subterránea que la AIPAC, Wall Street y las organizaciones judías han lanzado para demonizar gradualmente a Chávez como el símbolo del "antisemitismo" a escala global.
Una calificación que excede y supera a la del Chávez "terrorista desestabilizador" moldeada por Bush y los gusanos del Departamento de Estado.
Esa es la nueva guerra de Chávez, en un nuevo contexto internacional marcado por la crisis económica, donde el sionismo que controla el sistema capitalista, sí o sí, deberá redefinir sus dos objetivos de máxima a escala global: El control definitivo sobre la energía y los recursos estratégicos del planeta y la supervivencia del Estado de Israel.
Y que tiene en "Obama Presidente" su símbolo de cartón hollywoodense mas representativo.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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