¿Cerco militar y económico?: Potencias centrales y "aliados" árabes preparan operación contra Irán

IAR Noticias
18/12/08

Un informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), a fines de noviembre, alertando sobre que Irán ya está "en capacidad de fabricar una bomba nuclear" sirvió de argumento para montar una operación en gran escala encabezada por Israel y EEUU, contra el programa atómico de Teherán. Bajo la consigna de que hay que "parar a Irán" las potencias sionistas y los "socios" árabes del eje USA-UE se preparan para lanzar desde la ONU una campaña de presión internacional que podría derivar en un endurecimiento extremo de las sanciones económicas y en un proceso de aislamiento de Irán, cuyo resultante podría desembocar en una escalada militar a corto plazo en el Golfo Pérsico.

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Según los principales diarios y analistas estadounidenses (The New York Times y The Washington Post, entre ellos) tanto EEUU como Israel ya tienen planificado al detalle un ataque, junto o por separado, contra las usinas nucleares de Irán.

Como se sabe, Washington "contuvo" hasta ahora a los halcones israelíes argumentando que había que agotar la "opción diplomática" antes de pasar a una "opción militar" orientada a desmantelar el programa nuclear iraní. "Todas las opciones está sobre la mesa", no se cansan de repetir Bush y su entorno de funcionarios.

Todas las señales indican que la "opción diplomática" (como consecuencia de la presión de EEUU e Israel) está ingresando en una "fase dura" en el Consejo de Seguridad de la ONU donde las potencias debaten acciones extremas contra Teherán, como el bloqueo económico y el cerco militar frente a las usinas iraníes en el Golfo Pérsico.

Los observadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) advirtieron en su último informe que Irán dispone del suficiente uranio enriquecido para fabricar una bomba nuclear, según lo publico en noviembre el diario estadounidense The New York Times.

La presión de Israel

Tel Aviv y la Casa Blanca, en su última cumbre en Washington, y según reveló la prensa norteamericana, manejaron la hipótesis de un ataque preventivo a las usinas de Teherán a fin de neutralizar lo que acaba de denunciar la AIEA: La capacidad de Irán para construir ojivas nucleares, lo que lo tornaría inmune a las presiones de EEUU y las potencias.

La noticia de la posible "nuclearización" de Irán, a su vez, adquiere relevancia ante el nombramiento de Hillary Clinton como secretaria de Estado USA, desde donde se sumará a un círculo de halcones sionistas que rodean a Obama en puestos claves, como es el caso del jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, un impulsor convencido de la guerra contra Irán.

Mediante la designada secretaria de Estado, Hillary Clinton, el jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, el jefe del Pentágono, Robert Gates, y el encargado de la política de Medio Oriente, Dennis Ross, además del vicepresidente Joe Biden, la estructura de poder del lobby sionista (que controla la Casa Blanca y el Congreso) y las principales organizaciones judías norteamericanas que "construyeron" a Obama se aseguran que la línea militarista de la política israelí seguirá primando en relación al conflicto con Irán.

El discurso "negociador" de Obama durante la campaña electoral sobre Medio Oriente no tiene nada que ver con los objetivos estratégicos del lobby judío que patrocinó su campaña y construyó su carrera con contactos y accesos a las redes del poder sionista que controla EEUU.

Hillary Clinton, Dennis Ross y Rahm Emanuel, son militantes activos de la línea ultrasionista que plantea el ataque a Irán y la "solución militar" con Gaza como forma de "protección" al Estado de Israel.

Además, si en las elecciones nacionales de Israel, el 12 de febrero de 2009 (a 19 días de la asunción de Obama) gana el Likud (favorito en las encuestas) con Benjamin Netanyahu, líder de los halcones guerreristas, el lobby sionista y las poderosos organizaciones judías van a presionar en masa sobre Obama y la Casa Blanca para conseguir una neutralización militar de las plantas nucleares iraníes.

Para los expertos en EEUU, siempre estuvo claro que la delgada "línea roja" que separa a la guerra y la paz en Medio Oriente está marcada por la evolución del programa nuclear iraní.

Tel Aviv siempre dejó en claro que un Irán en posesión de armamento nuclear es la "máxima amenaza" para su supervivencia y seguridad. Si bien el régimen de Teherán -como consigna el informe de la AIEA- todavía no tiene la bomba, ya está en capacidad de empezar a fabricarla.

Las potencias y el frente de "aliados árabes"

En este escenario, las grandes potencias sionistas implicadas en las discusiones sobre el programa nuclear iraní subrayaron el pasado martes 16, durante una reunión con siete países árabes "aliados" en Nueva York, su propósito de ejercer presión sobre Teherán para que renuncie a ese programa.

Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania se reunieron durante dos horas en la sede de la ONU con representantes de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahrein, Qatar y Omán), Jordania, Egipto e Irak para ofrecer información sobre las últimas gestiones para presionar a Irán.

Omán y Qatar fueron los únicos países del CCG que no enviaron representantes al encuentro.

"Todos expresaron su preocupación sobre la política de Irán y sus ambiciones regionales", dijo la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, después del encuentro.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, quien la víspera había anunciado su presencia, no participó de la reunión (Rusia y China han boicoteado hasta ahora la mayoría de las operaciones contra Irán en la ONU) , en la que además de Condoleezza Rice estuvo presente el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, y el ministro británico de Relaciones Exteriores, David Miliband.

Rusia estuvo representada por su embajador en Washington, Serguei Kisliak, ex viceministro ruso de Relaciones Exteriores, dijeron fuentes de la delegación rusa ante la ONU.

Los gobiernos árabes sunitas están "preocupados" por lo que perciben como creciente influencia del Irán chiita en la región, especialmente en Irak, Siria y Líbano.

Paradojalmente, el régimen iraní apoyó la invasión militar de EEUU en Irak y ejerce de virtual aliado de la ocupación a través del gobierno colaboracionista chiíta encabezado por Al Maliki.

El canciller ruso Lavrov, quien se opuso regularmente a las peticiones de los occidentales de imponer un nuevo paquete de sanciones a Teherán, había confirmado el lunes que respondería a las "preocupaciones" de los países árabes en relación a Irán.

Entre los expertos y analistas se habla de una fase de "endurecimiento diplomático" extremo contra Teherán durante la cual EEUU y las potencias centrales buscan comprometer a un "frente aliado" árabe en futuras operaciones de bloqueo económico y de "cerco militar" contra Teherán.

Según The Washington Post, los halcones que gestionarán Defensa y la política exterior de Obama no descartan la participación de la OTAN (el brazo armado de la alianza USA-UE) en maniobras de presión militar contra Irán en Golfo Pérsico.

En ese entramado, un "frente árabe aliado" compuesto por los socios regionales de EEUU e Israel podría jugar un papel clave, complementario de la OTAN, en una estrategia de aislamiento económico, político y militar de Irán, como clima previo para acciones militares consensuadas contra sus plantas nucleares.

Para algunos medios, como The New York Times, se huele algo así como una "operación final" para obligar a Irán al abandono de su programa nuclear sin que se llegue a la "opción militar" preparada por el Pentágono.

La novedosa iniciativa de implicar a un "frente árabe aliado" evidencia -según The Washington Post- que EEUU y las potencias aliadas quieren agotar un circulo de estrangulamiento diplomático del régimen iraní antes de pasar a las acciones militares contra sus usinas nucleares.

"Sabemos que nuestros amigos árabes quieren que su voz sea escuchada sobre las cuestiones políticas y de seguridad que a ellos les importan", indicó un alto funcionario del departamento de Estado estadounidense citado por la AFP.

A principios de noviembre, en Charm el-Cheij, Egipto, diplomáticos de países árabes aliados de EEUU se quejaron de la falta de diálogo con los Seis del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Bahrain, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar) sobre lo que perciben como una influencia creciente de Irán en Medio Oriente en desmedro de sus intereses regionales .

Los participantes de la reunión de Nueva York, la primera de este tipo, decidieron reunirse regularmente en el futuro, indicó Rice a la prensa tras las conversaciones.

La secretaria de Estado (que será reemplazada en enero por Hillary Clinton) no precisó si todas las reuniones de los Seis sobre el programa nuclear iraní se ampliarán a los siete países aliados árabes que estuvieron en la primera.

Irán condenó inmediatamente la celebración de la reunión. "El programa nuclear de Irán siempre fue y seguirá siendo pacífico", indicó en un comunicado la representación permanente iraní ante la ONU.

Pero el punto clave reside en que una operación final de aislamiento y de estrangulamiento contra Irán puede desatar una nueva escalada militar en Medio Oriente y en el Golfo Pérsico donde dos formaciones navales de EEUU, compuestas por portaaviones, buques, submarinos y aviones provistos de poder nuclear, montan guardia frente a las usinas nucleares de Teherán.

¿Un "hecho consumado"?

A su vez, la nueva ofensiva (por ahora diplomática) en la ONU se produce en medio de un complicada transición presidencial en EEUU (donde los demócratas sospechan de una conspiración de Bush y los republicanos), y cuando la crisis recesiva en la primera potencia imperial está tocando niveles inéditos.

Un documento militar difundido en la última semana de noviembre por el influyente diario judío, Haaretz, revela que el Estado Mayor de las fuerzas armadas israelíes ya cuenta con un "plan de contingencia" para atacar Irán más allá de la decisión de EEUU y de las potencias centrales en la ONU.

Como ya venía advirtiendo la prensa norteamericana, la plana mayor militar del Estado judío (igual que los halcones conservadores USA) teme que posibles negociaciones de la administración entrante el 20 de enero en EEUU, posterguen las acciones militares dándole al régimen de Teherán un tiempo valioso para avanzar en la construcción de una bomba nuclear.

Luego de la difusión del informe, analistas de las cadenas estadounidenses puntualizaban que el documento, junto a la información de que Irán ya está en capacidad de iniciar el proceso de fabricación de ojivas nucleares, puede acelerar peligrosamente un desenlace en Medio Oriente, incluido antes de que asuma la presidencia Barack Obama.

Tel Aviv siempre dejó en claro que un Irán en posesión de armamento nuclear es la "máxima amenaza" para su supervivencia y seguridad. Si bien el régimen de Teherán -como consigna el informe de la AIEA- todavía no tiene la bomba, ya está en capacidad de empezar a fabricarla.

Esa es la tesis principal de los halcones militares israelíes que suscriben el documento de presión al gobierno sionista difundido por el diario Haaretz.

En conclusión:

La convocatoria de las potencias en Washington, el martes pasado, y la incorporación de los aliados árabes a un frente de discusión para detener el programa nuclear iraní, es indicativo de que, como señala The New York Times, algo huele a una "operación final" contra Irán.

Pero el fantasma de un ataque militar sorpresa de Israel a las usinas nucleares iraníes (unilateral o con EEUU) puede precipitar el desenlace de los acontecimientos y dejar en la nada la "opción diplomática" con Irán en la ONU.

Y un posible (y lógico) contraataque iraní, a su vez, podría consolidar al frente de los "aliados árabes" y las potencias de la OTAN dentro de una operación militar abierta contra Irán y sus instalaciones nucleares.

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