Operaciones cruzadas - Cuenta regresiva: Las potencias juegan sus últimas cartas con Irán

Manuel Freytas
IAR Noticias
16/02/10

Mientras en el frente diplomático asoma un aviso de "cartón lleno", toman cada vez más protagonismo las señales y las versiones en el frente militar. Las palabras (la guerra mediática) parecen ceder cada vez más espacio a los hechos (el desenlace militar). Como dicen los expertos: En Medio Oriente se queman aceleradamente las etapas.

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No queda mucho más espacio para seguir jugando al frente diplomático en la ONU. Las presiones a Irán en ese ámbito son irrelevantes, según el propio Teherán.

EEUU, Israel y las potencias (incluidas Rusia y China, por otros motivos) parecen estar convencidos de que las negociaciones diplomáticas para evitar que Irán se convierta en un "peligro nuclear" (un "eje del mal" atómico) han cumplido su ciclo histórico.

Multitud de "informes de inteligencia", en EEUU, Europa e Israel, aseguran que Irán está a un paso de la bomba, alimentando el lobby de los sectores conservadores que operan a full una salida militar del conflicto con la nación islámica.

En las metrópolis imperiales, son pocos los analistas que le adjudican una chance de "salida negociada" a la crisis desatada con la evolución del programa nuclear iraní. La potencialidad siempre presente de la "bomba iraní" desestabiliza el arco internacional de las alianzas y contraalianzas capitalistas en la disputa por mercados y recursos estratégicos para la supervivencia.

Una cabeza nuclear iraní significa dos señales en el horizonte: Fin de la impunidad militar de Israel, y principio de un nuevo tablero de relaciones estratégicas en la guerra por el control del petróleo.

Y curiosamente, por distintas razones, un Irán "potencia nuclear" no le conviene a nadie, ni siquiera a sus propios aliados.

Por lo tanto, el reloj atómico iraní marca las horas de las potencias mundiales que buscan alternativas a una "nuclearización" del gigante islámico que juega de "tercera pata" en la guerra energética intercapitalista que puede hacer estallar el mundo en cualquier momento.

En este escenario, y con objetivos disímiles, EEUU, Israel, y la Unión Europea, por un lado, y Rusia y China, por otro, mueven sus últimas fichas para tratar de que Irán acceda a eliminar el rostro militar de su proyecto nuclear.

Los ayatolas, a su vez, juegan el petróleo y su situación de potencia estratégica para mantener su alianza de supervivencia con el eje Rusia-China.

Moscú y Pekin saben algo: Irán es la barrera de contención que impide que el eje USA-UE consolide el control del Estrecho de Ormuz por donde transita el 40% del petróleo mundial.

Rusia y China viven una situación bipolar con el régimen de los ayatolas: Por un lado necesitan a un Irán potencia militar que juegue de ariete contra el expansionismo regional USA-OTAN, pero por otro, hacen malabarismos en la ONU para equilibrar (y negociar) la reducción del plan nuclear iraní con las potencias occidentales en el Consejo de Seguridad.

Moscú oscila entre su propia guerra fría por áreas de influencia con el eje USA-OTAN, y la búsqueda de una estrategia de "contención" de Irán que le permita trazar sus propio acuerdo nuclear con Washington sin que estallen el Mar Negro y el Cáucaso.

Mientras Moscú juega a operaciones veladas para advertir a Teherán que "no se pase de la raya" con el desafío nuclear a Occidente, Pekín juega su peso de gran potencia emergente para poner freno al aislamiento económico que proyectan EEUU y sus aliados contra el régimen iraní.

Rusia y China son dependientes de Irán en dos terrenos claves: El petróleo y las políticas de supervivencia en el "triángulo petrolero", un área estratégica que concentra más del 70% de las reservas petroleras mundiales.

Washington y la UE, por su parte, sufren por estas horas presiones cruzadas del gobierno de Israel y del lobby sionista internacional que ven con preocupación creciente como se disparan las agujas del reloj nuclear de Irán.

El régimen iraní volvió a mostrarse desafiante esta semana. Frente a una multitud que portaba banderas de "muerte a Israel" en Teherán, Mahmud Ahmadineyad declaró "potencia nuclear" a Irán dando por iniciada una nueva etapa de producción de uranio enriquecido.

Paralelamente, los ayatolas enviaron un nuevo mensaje al eje USA-UE reprimiendo con dureza inusual a la oposición reformista que, según Teherán, desestabilizan el país preparando una rebelión interna que estallaría en el momento en que el eje USA-Israel ataque las instalaciones nucleares.

El Estado judío y Washington, por otro lado, presionan sobre Moscú para que no entregue el sistema misilístico S-300 que vendió a Teherán, y que convertiría el espacio aéreo iraní en casi invulnerable a los cazas y bombarderos USA-israelíes.

La aritmética para Tel Aviv es simple: Las horas que pasan benefician a Irán, que gana tiempo y avanza en su proyecto de construir la bomba. Y la bomba nuclear iraní es incompatible con la existencia física del Estado de Israel como gendarme regional.

El peligro para Israel no reside tanto en un ataque nuclear de Irán, sino en la presión y el chantaje que ejercería el régimen iraní para aislar y quitarle influencia militar al estado judío en la región. Bomba nuclear iraní, suena como pérdida de impunidad militar frente al mundo islámico para el régimen sionista de Tel Aviv.

Todo este interjuego de alianzas e intereses estratégicos en colisión se salda, por estas horas, con una nueva guerra de declaraciones mediáticas y nuevos rumores de escalada militar en Medio Oriente.

Hace pocas horas, Hillary Clinton inició una agenda para reforzar la alianza militar con sus aliados petroleros árabes, con la manifiesta intención de cubrirse las espaldas de una posible reacción regional ante acciones militares contra Irán.

Israel, por su lado, retomó a sus bombardeos "preventivos" en Gaza, mientras Hezbolá (convertido en la más influyente fuerza política sobre el gobierno de Líbano) presiona declaraciones oficiales advirtiendo de los peligros que le acarrearía a Tel Aviv una nueva incursión en territorio libanés.

Siria, en tanto, sigue despegando fuerzas especiales en la frontera, y disputa una escalada bélica mediática con Israel, mientras en el Golfo, se reposiciona el dispositivo naval-nuclear de EEUU frente a las costas de Teherán

En movidas simultáneas, el Estado judío presiona por estas horas al eje USA-UE para que apresuren el trámite del aislamiento económico a Irán con sanciones más duras en la ONU, mientras lanza rumores (a través de los conglomerados mediáticos estadounidenses) de un "hecho militar consumado" contra las instalaciones nucleares iraníes.

En resumen, el río suena de nuevo (con distintos mensajes) en Medio Oriente.

Mientras en el frente diplomático asoma un aviso de "cartón lleno", toman cada vez más protagonismo las señales y las versiones en el frente militar.

En este escenario, las palabras (la guerra mediática) parecen ceder cada vez más espacio a los hechos (el desenlace militar). Como dicen los expertos: En Medio Oriente se queman aceleradamente las etapas.

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

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