EEUU: La Gran Manzana tiene hambre

La Jornada
24/01/10

Bárbara Waas suele llevar la contabilidad de una pequeña casa de bolsa en Nueva York. Desde octubre depende de la ayuda de la iglesia de los Santos Apóstoles para obtener comida. La reverenda Elizabeth Maxwell, que dirige la sede religiosa, ha observado en el último año un brusco incremento en el número de personas que acuden en busca de ayuda. Su iglesia alimenta ahora a mil 250 personas al día, más que nunca antes.

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Cada vez hay más caras nuevas. Los sitios que proveen ayuda alimentaria en la ciudad han observado un incremento de 93 por ciento en el número de personas que acuden por primera vez a hacer uso de sus servicios. De acuerdo con el Banco de Alimentos de la ciudad de Nueva York, alrededor de 1.3 millones de habitantes de la ciudad dependen ahora de estos establecimientos que ofrecen comidas calientes gratuitas o despensas para llevar a casa. El número de neoyorquinos que tiene dificultades para completar el gasto en alimentos se ha incrementado en 60 por ciento desde 2003, para llegar a la cifra de 3.3 millones.

Junto con los sin techo, los adultos con hijos se cuentan entre quienes tienen más riesgo de caer en pobreza alimentaria. Más de la mitad de los hogares con niños de la ciudad de Nueva York tiene dificultades para permitirse comprar suficiente comida. Un número impensable de 397 mil pequeños, que equivale a uno de cada cinco niños que viven en la ciudad, dependen de las cocinas gratuitas, cifra que representa un incremento de 48 por ciento desde 2004.

Recientemente, en un mercado móvil organizado por City Harvest, organización que recauda alimentos para donar a pobres, en el barrio del Bronx, un gran número de niños hizo fila para recibir algunos productos gratis. City Harvest "rescató" algunos sobrantes en restaurantes, granjas y tiendas para entregarlas a una red de 600 comedores, centros de acopio de despensas y dormitorios. Esta cadena señaló que en 2009 hubo un incremento de 62 por ciento en las visitas a sus puntos de distribución de alimentos para la beneficencia.

Algunos gestores de programas de alimentos están luchando para atender las crecientes necesidades. En 2008 muchos se apresuraron a conseguir comida, pero otros se vieron obligados a regresar a algunas personas o a permanecer abiertos menos horas. Afortunadamente, 2009 fue un poco más fácil. El aumento de la demanda en los comedores y en las despensas de alimentos del año pasado fue balanceada con una mayor aportación de los programas de cupones para intercambiar por comida y la creación de algunos fondos para aliviar el hambre con participación federal y acciones directas con productores de alimentos, de acuerdo con un reporte reciente de la Coalición Contra el Hambre de Nueva York. Esto significa que menos gente quedó sin atender el año pasado. Alrededor de 1.6 millones de neoyorquinos recibieron los cupones para intercambiar por alimentos.

Ese reporte advierte que "una catástrofe alimentaria en la ciudad de Nueva York fue evitada, por ahora". La Iglesia de los Santos Apóstoles ha experimentado una disminución en las donaciones que recibe. Pero el número de personas que necesitan ayuda alimentaria de emergencia crecerá en 2010, según se espera, por lo que las cocinas públicas y los centros de acopio de alimentos están buscando arduamente colectar más dinero para mantener sus servicios. Un número sorprendente de neoyorquinos son vulnerables: alrededor de 20 por ciento puede no estar en condiciones de comprar comida si pierde su empleo. La oficina principal del Banco de Alimentos está a sólo unos pasos de los edificios de aquellas firmas que se declararon en bancarrotas federales. Áine Duggan, del Banco de Alimentos, dice: "somos el único banco en Wall Street en el que puedes confiar".

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