¿Quién teme a Richard Goldstone?

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Ronnie Kasrils
Traducido para Rebelión por S. Seguí
29/10/09

El juez Richard Goldstone es un magistrado respetado a escala internacional por su integridad y credibilidad. Sobrio, reservado, muy formal y correcto, ha construido su reputación sobre unas credenciales impecables. Entre otras, sus investigaciones de los escuadrones de la muerte y la violencia en la época del apartheid; las violaciones del derecho internacional en la ex Yugoslavia, Ruanda y en relación con programa iraquí de la ONU Petróleo por Alimentos. Y, por supuesto, por sus excelente servicios en el Tribunal Constitucional de Sudáfrica.

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Si bien era de esperar que los servicios de seguridad y los generales de la época del apartheid estuviesen atemorizados por este hombre, resulta irónico que, a raíz de la publicación del Informe de las Naciones Unidas sobre Gaza, este amigo de toda la vida de Israel, un sionista declarado, haya sido vilipendiado por Netenyahu y el Gobierno de Israel, por el gran rabino de Sudáfrica, y en términos igualmente histéricos por muchos colegas judíos. Parece ser que este improbable candidato a formar parte de la lista de “judíos que se odian a sí mismos” ha sido colocado en primer lugar de la misma. Sin duda, el Gobierno y el ejército israelíes, y sus apologistas sionistas de todo el mundo han llegado a temer y detestar a este hombre tranquilo, amable y de pocas palabras que se esfuerza por servir a la verdad, la justicia y el imperio de la ley de la mejor manera posible.

El gran rabino de Sudáfrica, Warren Goldstein, en una actuación propia de un propagandista israelí fuera de sus cabales ha intervenido calificando el Informe Goldstone sobre Gaza de “una estrategia política para deslegitimar a Israel”, alegando que está redactado “en un lenguaje enloquecido, indisciplinado y agresivo”, y viola la norma de audi alteram partem (derecho a ser oído), con lo que el rabino ignora imprudentemente el hecho de que fue Israel quien se negó a participar, e impidió que el equipo de Goldstone pusiese un pie en Israel y Cisjordania. (Business Day, 20 Octubre, 2009)

Las atrocidades de Israel contra la asediada Franja de Gaza, que duraron 22 días --del 27 de diciembre del año pasado hasta el 17 de enero de este año– dieron como resultado la muerte de 1.400 palestinos (de los que el 74% eran civiles, entre ellos 200 niños) mientras que el número de israelíes muertos fue de 13, tres de ellos civiles. En un comentario crucial, los resultados recogidos por el grupo de Goldstone concluyen que el ataque de Israel a Gaza no fue una operación de legítima defensa en respuesta a los ataques con cohetes, sino que iba “dirigido a los habitantes de Gaza en su conjunto, en cumplimiento de una política global y continuada de castigo de la población de Gaza”.

Y no cabe duda de que los castigaron. Sus aviones, tanques y artillería redujeron viviendas, edificios e infraestructuras a escombros. No se salvaron ni las escuelas, las mezquitas, las fábricas, las instalaciones de suministro de agua, los sistemas de saneamiento y las plantas de electricidad, ni los depósitos de alimentos de las Naciones Unidas. Los soldados israelíes dispararon contra mujeres y niños que circulaban con banderas blancas, los civiles fueron utilizados como escudos humanos por los soldados, armas repugnantes, como las bombas de fósforo blanco, cayeron indiscriminadamente desde los cielos. Estas municiones están prohibidas por los protocolos de Ginebra, y no pueden utilizarse ni siquiera contra el personal militar, y aún menos contra civiles y niños. Muchos sufrieron horribles mutilaciones y murieron en agonías indecibles. A modo de “equilibrio”, el Informe Goldstone halló a Hamás culpable de violaciones de los derechos humanos, y de crímenes de guerra por el lanzamiento de cohetes contra Israel, que produjeron la muerte de una decena de civiles en otros tantos años.

Ahora ya casi todo el mundo sabe la razón por la cual el Gobierno de Israel y sus seguidores están tan furiosos por el informe del juez Goldstone, de quien opinan, en su desnudo racismo, que debería haber actuado como un judío “leal”. Ciertamente, se debe a que este informe, que afirma que Israel es “culpable de crímenes de contra la humanidad” y de muchas violaciones del derecho internacional lleva el sello de la respetabilidad de Goldstone. En comparación con muchos otros informes sobre las atrocidades perpetradas en Gaza, los hechos que registra el informe son moderados. Pero quedan confirmados sin lugar a dudas por los informes de organizaciones no gubernamentales israelíes, palestinas e internacionales, así como por el testimonio de soldados israelíes objetores de conciencia. Todos estos informes demuestran que Hamás respetó escrupulosamente los términos del alto el fuego del año pasado y que fue Israel quien lo rompió el 4 de noviembre de 2008, cuando llevó a cabo una incursión en Gaza, en la que mató a seis activistas de Hamás. Esto condujo a un ciclo de represalias violentas por ambas partes, que culminó en el abrumador ataque punitivo que Israel comenzó el 27 de diciembre de 2008. Los hechos dan al traste con la afirmación israelí de haber reaccionado en defensa de su seguridad y de la protección a su pueblo. La idea de que estos objetivos pueden alcanzarse mejor por vía diplomática ha sido siempre totalmente rechazada por Tel Aviv, quien prefiere una solución militar.

La razón de la histeria contra el informe del juez Goldstone es más profunda que los resultados del mismo. Goldstone se ha declarado sionista y liberal partidario de la persuasión. Algunos como él, son de la opinión de que Israel puede y debe cumplir con sus ideales fundacionales de compromiso con la justicia, la igualdad y el Estado de Derecho, y actuar como una inspiradora “luz para las naciones.” Goldstone espera clara y sinceramente que Israel modifique su forma de proceder. Por desgracia, este punto de vista comúnmente sostenido durante últimos sesenta años esconde la realidad de la expropiación forzosa de tierras a un pueblo indígena, y de su dispersión en un proceso sangriento de limpieza étnica que va de 1948 a los tiempos presentes. En su lugar, se ha instalado un Estado colonialista y racista, que con el paso del tiempo se ha vuelto cada vez más militarista, grotesco y moralmente ruinoso. Como es natural, los que han sido desposeídos lucharán por sus tierras y sus derechos, como ha sucedido en todos los otros casos de despojo e injusticia, entre ellos Sudáfrica. Los sionistas liberales, como el juez Goldstone, y muchos gobiernos y personas, especialmente en Occidente, han sucumbido al abuso de confianza que presenta la creación de un hogar para los judíos étnicos en las tierras de otro pueblo como un acto justo de liberación nacional e independencia. Ello equivaldría a decir que la Sudáfrica actual fue liberada por los colonos blancos.

Las atrocidades de Gaza de los pasados meses han cambiado las cosas, y constituyen un punto de inflexión en la historia de la persecución de los palestinos por Israel. La opinión mundial se ha levantado en contra de Israel, como nunca antes. De hecho, podría ser que las cosas ya nunca fueran igual, y por eso los sionistas como el gran rabino sudafricano son tan malintencionados e intolerantes con los sionistas como Goldstone que tienen una posición ética respecto a estas acciones indiscutiblemente criminales. Lo que la agresión implacable de Israel ha iniciado, por fin, es un proceso mundial que implica el cuestionamiento de la legitimidad del proyecto sionista.

Israel está perdiendo la lucha moral y la de los medios, la batalla por los corazones y las mentes, en todas partes. Israel y sus partidarios están petrificados por la consecuencias. El Informe Goldstone pide al Consejo de Seguridad de la ONU que exija a Israel la puesta en marcha de las “investigaciones pertinentes” relativas a los delitos que detalla. Si no se inicia la investigación en seis meses, se pide al Consejo de Seguridad que traslade el caso a la Corte Penal Internacional de La Haya. Esto ha causado gran alarma; de ahí el reacción y la razón de por qué el Informe Goldstone debe ser vilipendiado por gente como el rabino Goldstein, propagandistas inclinados a santificar la inhumanidad de Israel. Este país siempre ha dependido de Estados Unidos para hacer el trabajo de sabotaje de las decisiones de las Naciones Unidas. EE.UU. es probable que anule el informe gracias al ejercicio de su derecho de veto en el Consejo de Seguridad, pero al hacerlo el presidente Obama corre el riesgo de socavar los esfuerzos dirigidos a restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo, especialmente en el Oriente Próximo.

Las buenas personas interesadas en la solución de este problema en el mejor interés de todos los que viven en la región deben tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. las lamentables divisiones y debilidad entre los palestinos, que mueven a fomentar la unidad. Ésta se verá favorecido por la creciente fuerza e influencia del movimiento palestino de derechos civiles dentro de los territorios ocupados y dentro del propio Israel. La victoria sólo es posible sobre la base de la unidad nacional;

2. el patrón de las guerras de agresión de Israel contra los palestinos y los países árabes desde 1948 demuestra que Israel no está interesado en la verdadera paz. El objetivo sionista es lograr un Gran Israel “desde el río hasta el mar”, con enclaves de bantustanes para los palestinos restantes, y en paralelo unos estados árabes e islámicos débiles, lo que explica la ansiedad que provoca la creciente potencia de Irán. La unidad entre los israelíes progresistas, por pocos que éstos sean ahora (aunque el número crece, tal como creció el de blancos progresistas en Sudáfrica), y los palestinos, en aras de los intereses comunes es una forma importante de ayudar a conseguir la paz y la igualdad, y aislar el azote de militarismo israelí;

3. los países occidentales han apoyado a Israel como aliado en la estratégica región rica en petróleo de Oriente Próximo, como amortiguador frente a los movimientos de liberación nacional por la independencia genuina. Sus poblaciones deben presionar a los gobiernos para que apoyen la justicia y la libertad de los palestinos en la forma en que la solidaridad internacional ayudó a lograr el fin del apartheid.

Es importante que nosotros en Sudáfrica condenemos la agresión de Israel y la ocupación de los territorios palestinos, que apoyemos el Informe Goldstone y que hagamos que lo apruebe la ONU, que exijamos que se lleve a Israel ante la Corte Penal Internacional para responder de cargos de crímenes contra la humanidad, y movilizar a nuestros pueblos en una acción conjunta de apoyo a la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel.

Comencé este artículo haciendo la pregunta: ¿Quién teme a Richard Goldstone? Está meridianamente claro que Israel y sus partidarios sionistas han quedado petrificados por su conclusiones. Sin embargo, si queremos realmente cambiar las cosas y marcar la diferencia, debemos trabajar para fortalecer la campaña de BDS. Israel y sus apologistas temen a una campaña así más aún de lo que temen al juez Richard Goldstone.

(1) Comunicación a la National Association of Democratic Lawyers of South Africa (Asociación nacional de juristas democráticos de Sudáfrica – NADEL) en relación con el tema “El Informe Goldstone y la lucha del pueblo palestino”, Ciudad del Cabo 24.10.09

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